El escándalo de corrupción en FIFA vivió un nuevo capítulo el martes, luego que Alejandro Burzaco, uno de los acusados, prestara declaración e involucrara a diversos directivos sudamericanos.

Burzaco, expresidente de la empresa argentina Torneo y Competencias (TyC), prestó declaración como testigo protegido por el gobierno estadounidense, luego de acogerse al beneficio de colaboración para reducir las penas. En ese contexto, participó en la causa que se lleva adelante por la participación en el entramado de Juan Ángel Napout (Paraguay), José María Marín (Brasil) y Manuel Burga (Perú), otrora timoneles de sus respectivas federaciones.

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Pero, dentro de la declaración, el argentino expuso dos situaciones que se vinculan con el fútbol chileno y sus directivas. En primer término, descartó de plano que Harold Mayne Nicholls fuera parte del grupo de dirigentes que recibieron coimas en las negociaciones por los derechos de televisación de los torneos del continente.

Según Burzaco, los regentes del fútbol de Ecuador, Venezuela, Perú, Colombia, Paraguay y Bolivia aceptaron los dineros, mientras que Mayne Nicholls y el uruguayo Sebastián Bauzá, en ese entonces presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, se mantuvieron al margen y no fueron parte de los sobornos, que superaron los 400 mil dólares.

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La situación cambia cuando aparece el nombre de Sergio Jadue, ya que Burzaco sostiene que el ex jerarca de la ANFP si recibió dineros a partir de 2012, un año después de asumir su cargo, sumándose al grupo que era sobornado una vez al año por las empresas.

Jadue se encuentra en Estados Unidos, donde también se acogió al beneficio de testigo protegido y se encuentra a la espera de conocer su condena por los cargos de crimen organizado y fraude electrónico que se le imputan, lo que ocurrirá el próximo 4 de enero.