La familia es el mayor soporte en el largo camino que le depara a un joven para convertirse en jugador de deportista profesional. Muchas veces esta confianza es retribuida con el pasar de los años, pero lo le ocurrió a Trevor Burlingham es una clara muestra de que en algunos casos tener fe ciega rinde frutos insospechados.

Corría el minuto 71 del partido entre Inglaterra e Italia, cuando Lewis Cook, jugador de 21 años perteneciente al Bournemouth, hacía su ingreso al campo de juego. El orgullo de ver a su nieto representando al país suele ser desbordante pero Trevor Burlingham ganó mucho más que eso.

Resulta que el confiado abuelo había apostado 500 libras (430 mil pesos) en 2014 a que su nieto, en ese entonces de 17 años, iba a debutar con la selección antes de cumplir los 26. Su pronóstico se cumplió con creces y como recompensa a la confianza otorgada a su nieto, se embolsó nada menos que 17 mil libras (cerca de 15 millones de pesos).

En Inglaterra, es habitual que el fútbol se relacione con las casas de apuesta. Sin ir más lejos, el año pasado Wayne Shaw, arquero que se hizo conocido por ser ‘el más gordo del mundo’, estuvo involucrado en un supuesto amaño y fue suspendido de su club luego de aparecer comiendo un pastel de carne en el partido del Sutton contra el Arsenal por la Copa FA.

Todo quedó al descubierto luego de que una persona apostara a que Shaw se comería un bocadillo durante el partido. Dicho y hecho, aunque a diferencia del abuelo de Lewis Cook, la gracia le costó más caro de lo que imaginó.