Sublime concierto ofreció la Filarmónica de Berlín para los inmigrantes este martes

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“Durante un tiempo me olvidé de todo” como Mohammad, un joven sirio de 25 años, un público de refugiados pudo poner entre paréntesis sus problemas durante un concierto único ofrecido en Berlín por tres de los directores de orquesta más aclamados a nivel mundial.

“Sufrimos mucho como refugiados pero hoy he podido apreciar el momento”, confió a la AFP Mohammad, llegado de Damasco hace tres meses.

Como este joven, 2.200 refugiados y benévolos se reunieron la noche del martes en la prestigiosa Filarmónica de Berlín, uno de los templos mundiales de la música clásica, para asistir a un concierto singular de efectos catárticos.

El acto les fue ofrecido por los directores de tres de las orquestas más prestigiosas de Berlín, Simon Rattle, Daniel Barenboim e Iván Fischer, para desear “la bienvenida a la gente que huyó de su país” y dar las gracias “a quienes les ayudan por su labor difícil y su compromiso”.

“De todo corazón, bienvenidos a Berlín. Todos nosotros comprendemos una cosa: el lenguaje de la música”, dijo desde el escenario el intendente de la Filarmónica, Martin Hoffmann, al público antes del concierto. Daniel Barenboim e Ivan Fischer pronunciaron algunas palabras de bienvenida en árabe.

Iván Fischer | Archivo Filarmónica de Berlin

Iván Fischer | Archivo Filarmónica de Berlin

Encima de las nubes

Durante hora y media, cada maestro dirigió su propia orquesta -Barenboim la Staatsoper, Fischer la Konzerthaus y Rattle la Filarmónica. El programa: un concierto para piano de Mozart, dirigido e interpretado al piano por Barenboim, la Sinfonía clásica de Prokofiev, dirigida por Fischer y dos movimientos de la Séptima Sinfonía de Beethoven, dirigidos por Rattle.

En la sala, donde se respiraba un ambiente más distendido que de costumbre, algunas mujeres llevaban hijab, niños con camisetas fluorescentes corrían por las filas de costumbre silenciosas. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, es el único miembro del Gobierno presente en este concierto auspiciado por la canciller Angela Merkel.

Las tres orquestas se ven premiadas por fuertes aplausos y ovaciones de pie. Después del concierto, un bufete estaba instalado en el vasto hall. Mayssara, de 38 años, oriundo de Damasco, saboreaba el momento: “era asombroso, nos sentíamos como encima de las nubes (…) Era un espectáculo perfecto con una música perfecta. ¡Muchas gracias!”

“Para mí, pura alegría”, resumía Maurice, joven camerunés de 24 años llegado de Yaundé en septiembre de 2015, que “nunca había entrado en una sala como ésta”. “Cuando te ofrecen una oportunidad (como ésta), es una gracia”.

Integrante de la asociación de ayuda a los refugiados Bienvenido a Fürstenberg, Corry Sindern, de 49 años, explicaba que, entre la quincena de migrantes confiados a esa localidad del norte de Alemania, “a algunos les gusta escuchar a Mozart”.

“Es muy importante que señales de bienvenida (como este concierto) vengan de diferentes horizontes (…), porque mucha gente rechaza a los refugiados o les tienen miedo”, estimaba.

Derribar los muros

Alemania ha acogido más de un millón de migrantes en 2015, con el consiguiente impulso de generosidad de la sociedad alemana y también un auge de movimientos populistas y una multiplicación de ataques contra albergues de refugiados, sobre todo en la ex RDA.

“Hermosa acción, la música reúne, rompe las fronteras y derriba los muros”, aseguraba Ute Detka, de 54 años, benévola en Reinickendorf, norte de Berlín.
Cuando estaba en Damasco, a Mayssara le gustaba asistir a conciertos. Este ha sido el primero en Alemania. “Aquí hay personas que vienen de todo el mundo” y hablan lenguas diferentes. Pero aquí “hablan el mismo lenguaje: la música”, sonríe.

Ofrecer un concierto así a los refugiados “es una hermosa manera de darles la bienvenida”.

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“Durante un tiempo me olvidé de todo” como Mohammad, un joven sirio de 25 años, un público de refugiados pudo poner entre paréntesis sus problemas durante un concierto único ofrecido en Berlín por tres de los directores de orquesta más aclamados a nivel mundial.

“Sufrimos mucho como refugiados pero hoy he podido apreciar el momento”, confió a la AFP Mohammad, llegado de Damasco hace tres meses.

Como este joven, 2.200 refugiados y benévolos se reunieron la noche del martes en la prestigiosa Filarmónica de Berlín, uno de los templos mundiales de la música clásica, para asistir a un concierto singular de efectos catárticos.

El acto les fue ofrecido por los directores de tres de las orquestas más prestigiosas de Berlín, Simon Rattle, Daniel Barenboim e Iván Fischer, para desear “la bienvenida a la gente que huyó de su país” y dar las gracias “a quienes les ayudan por su labor difícil y su compromiso”.

“De todo corazón, bienvenidos a Berlín. Todos nosotros comprendemos una cosa: el lenguaje de la música”, dijo desde el escenario el intendente de la Filarmónica, Martin Hoffmann, al público antes del concierto. Daniel Barenboim e Ivan Fischer pronunciaron algunas palabras de bienvenida en árabe.

Iván Fischer | Archivo Filarmónica de Berlin

Iván Fischer | Archivo Filarmónica de Berlin

Encima de las nubes

Durante hora y media, cada maestro dirigió su propia orquesta -Barenboim la Staatsoper, Fischer la Konzerthaus y Rattle la Filarmónica. El programa: un concierto para piano de Mozart, dirigido e interpretado al piano por Barenboim, la Sinfonía clásica de Prokofiev, dirigida por Fischer y dos movimientos de la Séptima Sinfonía de Beethoven, dirigidos por Rattle.

En la sala, donde se respiraba un ambiente más distendido que de costumbre, algunas mujeres llevaban hijab, niños con camisetas fluorescentes corrían por las filas de costumbre silenciosas. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, es el único miembro del Gobierno presente en este concierto auspiciado por la canciller Angela Merkel.

Las tres orquestas se ven premiadas por fuertes aplausos y ovaciones de pie. Después del concierto, un bufete estaba instalado en el vasto hall. Mayssara, de 38 años, oriundo de Damasco, saboreaba el momento: “era asombroso, nos sentíamos como encima de las nubes (…) Era un espectáculo perfecto con una música perfecta. ¡Muchas gracias!”

“Para mí, pura alegría”, resumía Maurice, joven camerunés de 24 años llegado de Yaundé en septiembre de 2015, que “nunca había entrado en una sala como ésta”. “Cuando te ofrecen una oportunidad (como ésta), es una gracia”.

Integrante de la asociación de ayuda a los refugiados Bienvenido a Fürstenberg, Corry Sindern, de 49 años, explicaba que, entre la quincena de migrantes confiados a esa localidad del norte de Alemania, “a algunos les gusta escuchar a Mozart”.

“Es muy importante que señales de bienvenida (como este concierto) vengan de diferentes horizontes (…), porque mucha gente rechaza a los refugiados o les tienen miedo”, estimaba.

Derribar los muros

Alemania ha acogido más de un millón de migrantes en 2015, con el consiguiente impulso de generosidad de la sociedad alemana y también un auge de movimientos populistas y una multiplicación de ataques contra albergues de refugiados, sobre todo en la ex RDA.

“Hermosa acción, la música reúne, rompe las fronteras y derriba los muros”, aseguraba Ute Detka, de 54 años, benévola en Reinickendorf, norte de Berlín.
Cuando estaba en Damasco, a Mayssara le gustaba asistir a conciertos. Este ha sido el primero en Alemania. “Aquí hay personas que vienen de todo el mundo” y hablan lenguas diferentes. Pero aquí “hablan el mismo lenguaje: la música”, sonríe.

Ofrecer un concierto así a los refugiados “es una hermosa manera de darles la bienvenida”.