El ministro marroquí de Deportes, Mohammed Ouzzine, fue “suspendido” este viernes de cualquier actividad relacionada con el Mundial de Clubes que se disputa en su país y no acudirá a la final del sábado, tras la polémica por el mal estado del césped de Rabat.

El pasado sábado, unas fuertes lluvias conviertieron el terreno de juego del estadio de Rabat en un gran charco lleno de barro, cuando se disputaban los cuartos de final.

El mal estado del césped, que ya había suscitado críticas por su mal drenaje y la mala calidad, motivó que la FIFA tuviera que trasladar la semifinal Real Madrid-Cruz Azul desde la capital marroquí, la inicialmente prevista, hasta Marrakech, donde tuvo lugar con triunfo español por 4-0.

La imagen dada ese día, con operarios intentando secar los charcos con grandes esponjas, había provocado fuertes críticas en Marruecos, donde la prensa habló de “vergüenza” nacional y pidió responsabilidades políticas, teniendo en cuenta que las obras de acondicionamiento del estadio rabatí se habían evaluado en unos 20 millones de euros.

Las autoridades decidieron abrir una investigación y este viernes la agencia oficial MAP anunció que el rey Mohammed VI había ordenado la “suspensión de actividades del ministro de Deportes en relación” al Mundial de Clubes.