Museo Nacional de Bellas Artes homenajea al pintor Juan Francisco González con exposición

Naturaleza- Juan Fco. González
Naturaleza- Juan Fco. González
visitas

Desde el próximo jueves 11 de septiembre y hasta el 26 de octubre, el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) ofrecerá una selecta muestra pictórica del irreverente artista Juan Francisco González, en la Sala Chile, donde se exhibirán tres momentos de su obra: la partida, la transformación y el final del viaje.

Esta exposición, que contará con más de cuarenta pinturas, constituye una colección del pintor proveniente del proletariado nacional del siglo XIX, que se instaló contra las tendencias y gustos estéticos establecidos en su época por los grupos dominantes. En ella, rosas silvestres, gladiolos, frutas, paisajes y retratos femeninos, simbolizan el carácter de González, quien desde 1916, junto a poetas e intelectuales, encabezó el Grupo de los Diez.

En esta muestra, constituida a modo de relectura de la obra del artista, se gesta un recorrido por su historia, plasmada en trazos y colores, a modo del camino del héroe planteado por el investigador Joseph Campbell en 1949. Este patrón se resume en la tríada del inicio, la transformación y el término del viaje.

Respecto a esta exhibición, la curadora del Museo Nacional de Bellas Artes, Gloria Cortés, expresa que “Como todo moderno, González es un personaje inquieto, irreverente y contradictorio. Observar su obra hoy, es observar este trayecto como un relato personal y cultural, pero también como el inicio de la concepción de un territorio, individual y colectivo, junto a la imagen de “un otro” que se transfiere desde el origen proletario del pintor y en los rasgos de una femineidad popular además de atrevida, que transgrede todo proyecto tradicional.”

En la misma línea, Cortés añadió que “Revisitar su obra hoy es instalar en la contemporaneidad las viejas discusiones sobre la institucionalidad, los márgenes del arte y las cuestiones de género”.

Por su parte, Roberto Farriol, director del MNBA, alude al fallecido artista destacando que “así como cada época instala un nuevo paradigma, un cambio en la forma de construir o de expandir la noción del arte, sólo algunos artistas logran comprender, traducir y transformarse en protagonistas de dichas inflexiones, como es el caso de Juan Francisco González”.

En este trayecto semi biográfico, los asistentes podrán detenerse en la realidad y desarrollo histórica del arte chileno por medio de la mutación de las contradicciones de González, expresadas en sus composiciones visuales, las que permitirán responder a la pregunta que le realizó su hermano Simón, desde París, “¿(…) qué es de ti, mi buen Juan?”.

Pintor irreverente

Juan Francisco González nació en Santiago de Chile el 25 de septiembre de 1853 y falleció en la misma ciudad el 4 de marzo de 1933. Estudió pintura con Manuel Tapia, siendo incorporado más tarde a la Academia de Bellas Artes (1869) tras el encuentro e intervención del también pintor, Pedro Lira.

González fue alumno de Ernesto Kirchbach y de Giovanni Mochi, y se caracterizó por su espíritu libre e independiente que le llevó a desarrollar pinturas inéditas hasta ese momento en el país. Esa misma motivación inovadora atrajo a muchos jóvenes que siguieron su enseñanza tanto en el taller, como en la Escuela de Bellas Artes, labor docente que practicó por cerca de tres décadas.

Sin embargo, el pintor no solo se dedicó a la docencia, sino que también fue socio fundador de la Sociedad Nacional de Bellas Artes que pretendía funcionar como un núcleo independiente de la Academia y de la Comisión de Bellas Artes.

Su primer viaje a Europa fue en 1887, luego de abandonar la Academia. El conocimiento de nuevas tendencias artísticas le pareció altamente atractivo, trasladando así nuevas teorías extranjeras al escenario pictórico chileno, generando controversias con pintores e intelectuales de la época.

De manera posterior, se instaló en Limache donde produjo sus obras más características: paisajes campesinos, retratos de mujeres de pueblo y amigos cercanos. Diez años después realizó su segundo viaje a Europa, para culminar en 1904 con el último que emprende al viejo continente.

    visitas

Desde el próximo jueves 11 de septiembre y hasta el 26 de octubre, el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) ofrecerá una selecta muestra pictórica del irreverente artista Juan Francisco González, en la Sala Chile, donde se exhibirán tres momentos de su obra: la partida, la transformación y el final del viaje.

Esta exposición, que contará con más de cuarenta pinturas, constituye una colección del pintor proveniente del proletariado nacional del siglo XIX, que se instaló contra las tendencias y gustos estéticos establecidos en su época por los grupos dominantes. En ella, rosas silvestres, gladiolos, frutas, paisajes y retratos femeninos, simbolizan el carácter de González, quien desde 1916, junto a poetas e intelectuales, encabezó el Grupo de los Diez.

En esta muestra, constituida a modo de relectura de la obra del artista, se gesta un recorrido por su historia, plasmada en trazos y colores, a modo del camino del héroe planteado por el investigador Joseph Campbell en 1949. Este patrón se resume en la tríada del inicio, la transformación y el término del viaje.

Respecto a esta exhibición, la curadora del Museo Nacional de Bellas Artes, Gloria Cortés, expresa que “Como todo moderno, González es un personaje inquieto, irreverente y contradictorio. Observar su obra hoy, es observar este trayecto como un relato personal y cultural, pero también como el inicio de la concepción de un territorio, individual y colectivo, junto a la imagen de “un otro” que se transfiere desde el origen proletario del pintor y en los rasgos de una femineidad popular además de atrevida, que transgrede todo proyecto tradicional.”

En la misma línea, Cortés añadió que “Revisitar su obra hoy es instalar en la contemporaneidad las viejas discusiones sobre la institucionalidad, los márgenes del arte y las cuestiones de género”.

Por su parte, Roberto Farriol, director del MNBA, alude al fallecido artista destacando que “así como cada época instala un nuevo paradigma, un cambio en la forma de construir o de expandir la noción del arte, sólo algunos artistas logran comprender, traducir y transformarse en protagonistas de dichas inflexiones, como es el caso de Juan Francisco González”.

En este trayecto semi biográfico, los asistentes podrán detenerse en la realidad y desarrollo histórica del arte chileno por medio de la mutación de las contradicciones de González, expresadas en sus composiciones visuales, las que permitirán responder a la pregunta que le realizó su hermano Simón, desde París, “¿(…) qué es de ti, mi buen Juan?”.

Pintor irreverente

Juan Francisco González nació en Santiago de Chile el 25 de septiembre de 1853 y falleció en la misma ciudad el 4 de marzo de 1933. Estudió pintura con Manuel Tapia, siendo incorporado más tarde a la Academia de Bellas Artes (1869) tras el encuentro e intervención del también pintor, Pedro Lira.

González fue alumno de Ernesto Kirchbach y de Giovanni Mochi, y se caracterizó por su espíritu libre e independiente que le llevó a desarrollar pinturas inéditas hasta ese momento en el país. Esa misma motivación inovadora atrajo a muchos jóvenes que siguieron su enseñanza tanto en el taller, como en la Escuela de Bellas Artes, labor docente que practicó por cerca de tres décadas.

Sin embargo, el pintor no solo se dedicó a la docencia, sino que también fue socio fundador de la Sociedad Nacional de Bellas Artes que pretendía funcionar como un núcleo independiente de la Academia y de la Comisión de Bellas Artes.

Su primer viaje a Europa fue en 1887, luego de abandonar la Academia. El conocimiento de nuevas tendencias artísticas le pareció altamente atractivo, trasladando así nuevas teorías extranjeras al escenario pictórico chileno, generando controversias con pintores e intelectuales de la época.

De manera posterior, se instaló en Limache donde produjo sus obras más características: paisajes campesinos, retratos de mujeres de pueblo y amigos cercanos. Diez años después realizó su segundo viaje a Europa, para culminar en 1904 con el último que emprende al viejo continente.