Fotografía: Carlos Capurro, gerente comercial de CLK.

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  • El gerente comercial de la empresa CLK, Carlos Capurro, asegura que desde junio pasado las especies están apiladas y no pueden sacarlas. Si bien reconoce que Carabineros rechazó los elementos de seguridad porque no cumplieron el estándar impuesto, explicó que las mediciones se hacen “a mano”, con carencia de tecnología. Además, plantea que las licitaciones son siempre de carácter privado, lo que a su juicio no entrega la transparencia necesaria al proceso.

    Un grave descontrol y desorden en cómo se administra el inventario de armas de Carabineros reveló un informe de la Contraloría General de la República (CGR). La Unidad de Investigación de Radio Bío Bío dio a conocer dicha indagatoria, dando cuenta incluso de la pérdida de armas que luego aparecieron en manos de narcotraficantes. Pero eso no fue todo. El documento de la CGR arrojó también que en las bodegas de la Unidad de Armamento y Municiones (L-5), dependiente de la Dirección de Logística (Dilocar), están apilados 2 mil chalecos antibalas sin usar.

    Lea acá: “Armas y municiones: El otro descontrol en Carabineros que detectó Contraloría”

    La auditoría administrativa señala que CLK, la empresa fabricante, los tenía virtualmente olvidados y se negaba a retirarlos por mera arbitrariedad, luego que la policía uniformada, previo examen de seguridad, rescindiera el contrato de más de 700 mil dólares anticipadamente. ¿La razón? Los chalecos antibalas no cumplieron con la normativa, de acuerdo a Carabineros.

    Sin embargo, para Carlos Capurro, gerente comercial de CLK, la situación es diametralmente distinta y asegura que han intentado recuperar los chalecos protectores, pero debido a la excesiva burocracia en Carabineros y el desconocimiento de cómo opera el comercio exterior, se han visto imposibilitados de llevar a cabo el retiro. De hecho, indicó, el valor del producto nunca fue pagado por la policía uniformada.

    Asimismo, aseveró que el sistema de licitación privada y la falta de tecnología para hacer la prueba balística de los chalecos, permite que se produzcan anomalías en las licitaciones y compras.

    En entrevista con Radio Bío Bío replica a Carabineros y explica por qué las adquisiciones deben ser más transparentes.

    ¿Desde hace cuánto tiempo han sido proveedores de Carabineros?

    Somos proveedores de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) y las policías de Chile desde hace cerca de 35 años. Comenzamos en los años ochenta y fuimos creciendo, porque Carabineros es una institución grande, en términos de dotación de personas, convirtiéndose en una cuenta muy importante para nosotros.

    Quisiera aclarar que no somos meros importadores ni representantes. Nosotros diseñamos, desarrollamos, fabricamos y después vendemos. A diferencia de otros proveedores que fuerzan la venta de un producto específico, nosotros primero preguntamos qué necesitan y después lo fabricamos. Esa es nuestra ventaja comparativa que nos permite adjudicar licitaciones con mayor frecuencia. Además, al ser dueños de marca no debemos pagar altas comisiones a empresas norteamericanas ni europeas que finalmente igual fabrican en Asia.

    Hablemos de la licitación que aparece en el informe de Contraloría. ¿Cómo parte esa licitación y qué características tiene?

    Ese informe de Contraloría es bastante duro. Y es duro porque dice muchas verdades. Esta fue una licitación de carácter privado, en 2015. Ahora bien, los chalecos antibalas ciertamente son un producto sensible, porque su necesidad es la consecuencia de la violencia. Entonces, a mayor cantidad de compra, mayor riesgo de violencia. Pero para ser calificado como material estratégico y confidencial no basta con ser un elemento de seguridad, sino que debiera evidenciar o exponer el motivo exacto y lugar del uso. Es decir, si Carabineros compra chalecos balísticos, estos podrían ser usados en Arica o en La Araucanía y no expondrán ninguna operación secreta.

    Es decir, argumentan que esa es información secreta y por eso llaman a licitaciones privadas…

    En eso se basan para declarar la licitación como privada. Pero no es así. Prueba de ello es que el Ejército, la Armada, la Fach y la PDI compran chalecos balísticos mediante licitación pública. Entonces habría que preguntarse por qué Carabineros es distinto. Es, a lo menos, extraño.

    ¿Cuántas empresas participaron de esta licitación?

    Cuando me dices empresas, no podría asegurarte que son empresas. Podría decirte que son Rut. Empresas, no lo sé. Pero en esta oportunidad se invitó como a veinte, pero participamos solo dos. Se invita a gente que no está relacionada en el rubro. Nosotros, en todo caso, llevamos ocho ofertas para dar más opciones a la institución.

    ¿Siempre existió esa práctica?

    Antes era peor. Nosotros hemos realizado muchos reclamos, diciendo que esto debería ser hecho por licitación pública, porque el riesgo de las licitaciones privadas es que los oficiales a cargo incluyen o excluyen a las empresas que ellos quieren. Al invitar a un número mínimo de participantes, eso se puede convertir en una compra dirigida. Y así, invitar a la empresa favorita y empresas que no se dedican al rubro, que luego no participan. Hemos sido testigos de ello. Ahora bien, nosotros hemos reclamado esto, porque no nos parece correcto.

    ¿Y cómo han reclamado?

    Presentamos un estudio en derecho, realizado por un doctor en la materia, para que expusiera las razones de porqué el L-5, que es el departamento de Armamento y Munición, no debiera llamar a licitación privada para chalecos antibalas, fundas, buzos y guantes antiflama, entre otros.

    En este proceso de los chalecos en particular, ¿cuánto demoró desde que se llama a que se adjudica?

    Transcurren largos meses y es injustificable. Y cuando ya están evaluados, para bien o para mal, la Dirección de Compras se demora meses en publicar la adjudicación o declararlo desierto. Por ejemplo, hemos tenido situaciones donde nos hemos adjudicado la venta de buzos antiflama y se demoraron ocho meses en abrirnos la carta de crédito y no nos emitían la orden de compra. Hay desconocimiento de parte de ellos de lo que es comercio exterior. Incluso, en otra oportunidad, se llamó a cerca de 11 licitaciones. Esto fue en noviembre de 2016 y cuando llegó marzo de 2017 las declararon desiertas porque las ofertas de los proveedores habían caducado. En cuatro meses, increíblemente, no tuvieron tiempo de evaluar las ofertas. Además, se demoran 150 días en pagar a los proveedores.

    ¿Los chalecos de la licitación a Carabineros son los mismos que venden para las FF.AA., PDI y Gendarmería?

    No son los mismos, pues el chaleco de Carabineros es más exigente aún. Y si se midiera como corresponde, nosotros cumpliríamos.

    ¿Cómo se realiza la prueba técnica de un chaleco antibalas?

    A pulso. Con insumos vencidos y sin respetar ningún método estandarizado.

    ¿Y cuál fue el método usado para este proyecto?

    El proyecto fue por 2 mil chalecos antibalas. Nuestra oferta fue por 770 mil dólares para ser exactos. Cada chaleco tiene 5 paneles, es decir, había un total de 10.000 paneles entregados. Ellos prueban al azar ocho paneles, los ponen verticalmente sobre una plastilina y les disparan tres tiros por panel. Luego se mide la profundidad del impacto sobre la plastilina, el cual no puede ser superior a 20 milímetros. ¿Sabes por qué nuestra producción fue rechazada? No porque el panel haya sido perforado, pues no lo fue, sino porque la profundidad de uno de los 24 tiros fue de 21,76 milímetros. Es decir, apenas 1,76 milímetros superior a lo máximo exigido.

    ¿Con eso basta para no pasar la prueba?

    Es que eso se midió con un pie de metro a pulso por un funcionario. Además, la viscosidad de la plastilina se va perdiendo a medida que se le va disparando pues, en vez de cambiarla para cada panel, los funcionarios toman un trozo de madera y aplanan la plastilina de nuevo en la parte en que quedaron los orificios, así que el último panel baleado está en desventaja sobre el primero. Para hacer las cosas más graves aún, el que mide a pulso le puede fallar el ojo para bien o mal del proveedor. Y es así como se juegan los 770 mil dólares de una empresa privada y si están cumpliendo el estándar o no. De hecho, cuando Carabineros rescinde el contrato nos cobra una boleta de garantía por 52 millones de pesos. Y lo que costaban los chalecos tampoco lo pagó. Por eso es que buscamos recuperar nuestro producto.

    ¿Usted habla se falta de rigor?

    Totalmente. No siguen ningún método científico. Además, desde que nos rechazaron en 2017 los chalecos, han pasado cuatro jefes en el departamento L-5. ¿Cree usted que funcionaría bien una empresa si le cambia su gerente general dos veces por año, por muy preparados que estos sean? Tuvimos que lidiar con todos ellos, pero finalmente fue infructuoso.

    Ida y vuelta

    Carabineros les devolvió los productos objetados después de la primera prueba, señala el informe de Contraloría. ¿Qué hicieron ustedes?

    Los fuimos a retirar, como correspondía. Ahora bien, retirar 2 mil chalecos con dos fundas cada uno, en el centro de Santiago, requiere mucha logística, pero lo hicimos de todas maneras. Luego los reforzamos, los volvimos a entregar y nos volvieron a rechazar.

    ¿Con una prueba nueva?

    Sí, con una prueba nueva.

    ¿Y qué hicieron?

    Cuando nos rechazaron ya sabíamos cómo se hacía el ensayo, así que emitimos un informe técnico de 25 páginas a varias autoridades de la institución y a Contraloría. En él indicamos los errores graves del ensayo balístico y advertimos que, además de estar faltando al contrato, estaban siendo juez y parte y de manera subjetiva. Nunca nos contestaron.

    Está bien, pero lo concreto es que el rechazo ya estaba hecho.

    Bueno, pedimos entonces que nos devolvieran los chalecos a mediados de 2017. Pero han pasado meses desde entonces para que resuelvan la burocracia administrativa y estamos a la espera de ello. Nunca ha habido de parte nuestra ningún intento por dejarlos allí. Eso sería ilógico, pues es capital retenido en dependencias de Carabineros que además corremos el riesgo que se extravíe o deteriore por malas condiciones de almacenaje.

    El informe de Contraloría menciona que ustedes deben pagar los impuestos por estos chalecos y se insinúa que habría problemas al respecto.

    Todo producto que se interna al país debe tributar, a no ser que sea pertrecho militar. De ser así, la institución compradora del Estado se exime de pagar este IVA. Carabineros internó los chalecos con esta figura tributaria y como tal, es un beneficio para ellos y no para el proveedor. A nosotros nos es indiferente, pues el IVA lo paga el cliente final. Si se hubiera internado por régimen normal, nosotros simplemente pagábamos el IVA y luego se lo traspasábamos a Carabineros. Con todos los cambios y desconocimientos dentro de Carabineros, hemos debido esperar largos meses para que nos liberen administrativamente nuestra producción y poder retirarla de L5. Es importante aclarar esto porque algunos pensaban que estábamos obteniendo algún tipo de beneficio con esta figura y ello no podría distar más de la realidad.

    ¿Pero ustedes siguen siendo proveedores de Carabineros después de este impasse de los chalecos antibalas o los tienen vetados?

    Es una pregunta delicada de responder. La verdad, nunca hemos podido comprender por qué nos bloquean con prácticas ilegales, las cuales hemos denunciado a las autoridades en distintas oportunidades. Y sí, nos bloquean.

    ¿Cómo es el bloqueo y las prácticas ilegales de las que habla?

    Han hecho mucho esfuerzo para desprestigiar nuestra marca, pero nuestra empresa trabaja de manera muy profesional y cada vez que debemos defendernos de algo, lo hacemos con argumentos técnicos, legales y administrativos. Por ello les es muy difícil refutarnos cuando hay mala intención. Por ejemplo, cuando nos adjudicamos y nos hacen revisiones de lote, vale decir, que nos revisan la producción, Carabineros no respeta los contratos y revisan ellos mismos, siendo juez y parte, encontrando errores en nuestra producción que nadie más encontró. También nos acusan que nuestros productos son de mala calidad, debido a estos rechazos arbitrarios, pero lo cierto es que nosotros cumplimos con lo especificado y los laboratorios externos, nacionales e internacionales, lo corroboran.

    Ustedes han presentado varios reclamos. Algunos a la misma institución y otros en Contraloría. En particular sobre este contrato de los chalecos antibalas, ¿se les percibe como conflictivos?

    Por eso es que también tenemos conflictos. A mucha gente le llama la atención que nosotros como proveedores tengamos conflictos con Carabineros, pero al mismo tiempo les debemos aclarar que no estamos en conflicto con la institución, estamos en conflicto con los pocos oficiales corruptos dentro Carabineros.

    ¿Alguna vez les han pedido una coima?

    No, y si así hubiera sido, lo habríamos denunciado inmediatamente.

    ¿Debiera seguir Carabineros haciendo sus propios peritajes, atendido lo que usted denuncia que son juez y parte?

    Si me lo preguntas, yo creo que sí, pero no de la forma en que lo están haciendo. En este momento Carabineros no tiene la infraestructura para hacerlo. Deben invertir en tecnología. Disparan a pulso. No miden la velocidad de la bala, no hay presencia de los testigos y, en particular, con el caso de los chalecos antibalas, tampoco estuvo el ingeniero politécnico, que era exigido por contrato y bases administrativas, pues no había nadie con ese título profesional en L-5. El informe de Contraloría dejó en evidencia la deficiencia lo que existe en la administración de los inventarios. ¿En tan difícil entender que los procesos de evaluación para adquirirlos también son deficientes? Si nosotros hubiésemos dicho eso el año 2016, nadie nos hubiera creído.

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