La comida siempre ha sido un problema para Ariana Omipi, una joven neozelandesa de 24 años, quien sufrió de obesidad mórbida en su adolescencia.

Con mucho trabajo logró bajar 58 kilos a los 19 años, pero su transformación fue sólo física y no mental. Gracias a una dieta baja en carbohidratos, Ariana consiguió llegar a pesar 68 kilos, pero no pudo controlar su tóxica relación con la comida.

“Me consumió de una manera que ni siquiera puedo describir. Era un hambre abrumador que no logré silenciar, solo lo bloqueé temporalmente”, señaló al portal FEMAIL.

Pese a que no consumía comida chatarra, la mujer no se medía con sus porciones y las harinas y carbohidratos retornaron pronto. “El tamaño de mis porciones eran grandes, pero siempre me sentía hambrienta, así que repetía dos o tres veces, o incluso me hacía otra comida”, dijo la mujer que llegó a pesar 126 kilos.

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En ese tiempo también hacía mucho ejercicio llegando a pasar cuatro horas en el gimnasio, lo que a la larga tampoco fue saludable. “Mirando hacia atrás, ni siquiera sé cómo lo hizo mi cuerpo”, añadió.

Pronto se aburrió del ejercicio y recuperó su peso anterior más 10 kilos extra, por lo que dejó de escribir el blog que había comenzado tras conseguir su nueva figura.

Deprimida por lo que estaba viviendo, optó por conseguir ayuda profesional. Sus médicos le recomendaron someterse a una cirugía de manga gástrica y conseguir apoyo emocional de un psiquiatra.

Según Ariana su conflicto con la comida también tenía que ver con un problema hormonal que la cirugía la ayudó a controlar.

“Esta cirugía ha transformado completamente mi vida y me ha ayudado a controlar el tamaño de mis porciones. Junto con una dieta equilibrada y ejercicio regular, he visto cambios increíbles en 9 meses”, afirmó.

“Hoy siento que tengo control sobre la comida. Puedo cocinar algo sin sentir el deseo o la necesidad de comerlo”, reconoció.

Actualmente volvió a pesar 68 kilos y retomó su trabajo como blogger.

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