Cuando el comportamiento de los hijos no es el “adecuado”, los padres pueden llegar a desesperarse e incluso aplicar tácticas manipuladoras para controlarlos.

En este contexto, el doctor en Psicología Daniel Flint, explicó en una columna del sitio especializado Psychology Today, tres tácticas poco conocidas que utilizan los padres para manipular.

Proyectar sus inseguridades en el niño

Todo nos hemos sentido inseguros alguna vez, más aún cuando se trata de características físicas. “Pero, ¿qué sucede cuando un padre proyecta sus propias inseguridades sobre un niño en un intento consciente, o incluso inconsciente, de manipularlo?”, plantea el especialista.

Sobre esta táctica, el psicólogo pone el ejemplo un niño que llega a su casa después de su primera práctica de fútbol y le comenta a su padre que quiere jugar de central. Sin embargo, en vez de alentarlo, proyecta sus inseguridades en el menor.

“‘Un niño flacucho como tú va a ser destruido en la cancha’”, plantea como una de las respuestas manipuladoras. De ese modo, en lugar de reflejar la emoción de su hijo por jugar fútbol, lo dirige hacia la inseguridad y la duda.

Si bien las intenciones del padre pueden ser garantizar la seguridad de su hijo o ayudarlo a obtener una ventaja en la competencia, el contenido de su comunicación no coincide con ese objetivo. “No puede empatizar con la emoción de su hijo debido a su inseguridad personal”, explica.

Socavar las relaciones con otros

Esta táctica se relaciona con los comportamientos que socavan a cualquiera de los cuidadores de un niño, como sus abuelos, profesores, etc.

Por ejemplo, un padre puede percibir que el profesor de su hijo es ineficaz para enseñar geometría. De ese modo critica duramente su trabajo y disminuye el valor psicológico de ese individuo en la vida del niño. “Lo obliga a navegar por aguas difíciles en su relación”, reflexiona.

Algo similar ocurre cuando los niños se quedan unos días con sus abuelos. “La implicación es que la madre piensa que el abuelo mira demasiada televisión, que su comportamiento es problemático, crónico, vergonzoso y que no es un buen modelo a seguir“, plantea.

De ese modo, los padres manipulan (independientemente de la intencionalidad) a su hijos para que vean a sus abuelos de manera similar a su percepción. “Por lo tanto, cuando comienzan a compartir el punto de vista con los menores, las opiniones se validan, promoviendo egoístamente su propia impresión”, explica.

Pexels

Amenazar con el aislamiento social

Particularmente con los adolescentes, algunos padres emplean la “exclusión social forzada” como táctica de manipulación cuando sienten que otros métodos de disciplina no están funcionando. En estos casos, el especialista describe dos tipos: las consecuencias y las amenazas.

En el primer caso, consiste en explicar claramente las consecuencias de sus actos, las cuales deben ser razonables y consistentes. “Por ejemplo, un padre puede decir con razón: ‘mi expectativa es que estés en casa a las 10 después de la fiesta y quiero que entiendas que si no llegas a esa hora, la consecuencia será que no pasarás tiempo con tus amigos el próximo fin de semana’“.

En cuanto a las amenazas, suelen ser repentinas, manipuladoras y excesivamente duras. “Por ejemplo: ‘Te dije que llegaras a las 10 y son las 10:30, ¡esto es inaceptable! ¡Necesitas aprender una lección! No saldrás por un mes, estoy harto de esto’“.

“El padre manipulador hizo una lluvia de ideas sobre la consecuencia en aproximadamente un milisegundo, en el calor del momento, influenciado por su propia emoción volátil”, explica el psicólogo.

Finalmente el psicólogo señala que si eres hijo de un padre que manipula emocionalmente, puede ser útil procesar esa experiencia con un terapeuta o una persona de confianza.