La Semana de la Moda de Nueva York cerró el miércoles con una buena nota al presentar los desfiles de Michael Kors y Marc Jacobs, en las antípodas uno del otro, entre la luz y lo sombrío.

Con la ola de deserciones que ha afectado el prestigioso evento los últimos dos años, las referencias son escasas, y este año se vieron al principio y al final de la semana, inaugurada por Tom Ford y Ralph Lauren.

En el medio, tuvieron su espacio nuevos talentos como Sies Marjan, Telfar, Vaquera, Eckhaus Latta y Proenza Schouler, que dieron oxígeno a una Fashion Week cuya legitimidad se cuestiona ahora con frecuencia.

Michael Kors, todo fuego y glamour

Primero en desfilar el miércoles, el diseñador de 59 años sabe, probablemente más que nadie en la Semana de la Moda, crear una colección sobre un tema y darle consistencia.

Esta temporada, volvió a buscar inspiración en el Studio 54, el legendario club nocturno de Nueva York de los años 70 y 80, donde pasó más de una noche, según él mismo ha contado.

JP Yim | AFP
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Vestidos de lentejuelas, camisas de cuello amplio con estampados de serpientes y flores, vestido de jersey dorado, abrigos de Mongolia y piel… Muchos clásicos de la época disco se han actualizado, con el toque de modernidad necesario para seguir estando vigentes.

Michael Kors incluso fue más allá al incluir un gran traje de lentejuelas y plumas en los puños, que lució la supermodelo Bella Hadid.

Barry Manilow, de 75 años, cerró el desfile interpretando para la ocasión su famoso éxito de 1978 Copacabana, rodeado de modelos que bailaban a su alrededor.

En una Semana de la Moda donde las celebridades prominentes fueron escasas, el diseñador siempre bronceado contó con las actrices Priyanka Chopra, Kerry Washington, Regina King, Kate Hudson y Catherine Zeta-Jones entre su público.

Marc Jacobs revive el trapecio

El neoyorquino se situó en los años 50 para esta colección y revivió la silueta trapecio o campana, popularizada por Balenciaga, pero también por Lanvin y Saint Laurent, que da más fluidez a la silueta femenina.

Algunas piezas, como un abrigo pistacho con un cinturón grande o una capa de leopardo, podrían haber salido directamente de aquella época, pero la mayoría de las otras propusieron una reinterpretación modernizada de ese estilo.

Slaven Vlasic | AFP
Slaven Vlasic | AFP

Como de costumbre, Marc Jacobs jugó con los volúmenes y materiales, pero privilegió el aspecto sobre la fanfarria técnica.

Destacó un vestido gris con cientos de volantes, usado por una modelo cuyos brazos eran invisibles, ocultos por dos mangas muy abombadas.

A pesar del tamaño de los abrigos y de muchos de los vestidos, el tono pareció bastante menos extravagante que de costumbre, lejos de las mujeres-flores de la temporada pasada o de la opulencia de los años 80 de hace un año.