La psoriasis es una enfermedad que afecta a 125 millones de personas alrededor del mundo, de acuerdo con la Federación Internacional de Asociaciones de Psoriasis (IFPA, por sus siglas en inglés), mientras que en Chile se estima que 500 mil individuos viven con este padecimiento, según señaló la Corporación Psoriasis Chile hace unos años.

Generalmente, la psoriasis se asocia a la piel, pero es una condición auto inmune que se expresa en este órgano y que también deriva en serias consecuencias a nivel físico, emocional, social y económico en la vida de la gente.

Los síntomas más comunes, que se presentan con mayor frecuencia en las rodillas, los codos, el cuero cabelludo o la parte superior del cuerpo, incluyen igualmente agrietamiento, sangrado de la piel, placas con escamas plateadas, pequeñas manchas rojas; lesiones gruesas e inflamadas. Asimismo, sensación de picazón o ardor, dolor general, uñas rotas o agrietadas, o uñas que se separan del lecho ungueal.

El impacto de la psoriasis

Las personas que sufren esta enfermedad muchas veces llevan a cuestas una carga física, ya que estas lesiones en la piel les generan dolor la mayor parte del tiempo, experimentando picazón o ardor constantes, señala la Federación Internacional de Asociaciones de Psoriasis.

Como indica el Dr. Fernando Valenzuela, dermatólogo de la Clínica Las Condes, “la psoriasis puede poner en peligro la vida de los pacientes debido a que los mediadores inflamatorios que se producen en la piel viajan por el torrente sanguíneo y linfático a todo el cuerpo y, como mucha piel está inflamada, la concentración de estas moléculas inflamatorias es bien alta, llevando a un mal funcionamiento de los riñones, el corazón, etc. Es por ello que padecer psoriasis eleva el riesgo de desarrollar otras enfermedades como la presión alta, problemas intestinales, metabólicos y de salud mental y, estas otras condiciones, pueden acortar su vida en 2 ó 3 años”.

Por otra parte, en cuanto al aspecto emocional, las personas se pueden sentir discriminadas, rechazadas o ridiculizadas, así como tristes, solas, heridas o enojadas. A su vez, esto resquebraja los lazos en las relaciones con amigos, familiares y compañeros de trabajo o estudios porque se sienten incomprendidas por los demás.

En ese aspecto, el Dr. Valenzuela señala que “las personas pueden sentir vergüenza y aislarse. Enormemente, en adolescentes que están desarrollando su personalidad, o cuando la psoriasis compromete áreas visibles, o áreas especiales como manos y genitales, los pacientes sienten la repulsión de su entorno, la vergüenza de padecer esta enfermedad que es incomprendida, y esto los lleva a la soledad, a tener problemas con el alcohol, el tabaco y, finalmente, ansiedad y depresión”.

¿Qué es la psoriasis?

“Es una enfermedad autoinmune que inflama principalmente la piel y las estructuras alrededor de las articulaciones. En piel, esta inflamación ocasiona un aumento en la velocidad de la multiplicación de las células y un aumento del riego sanguíneo, lo que se materializa en prurito y en placas enrojecidas y escamosas. Toda esta inflamación se disemina por la sangre a otros órganos, lo que explica las comorbilidades u otras enfermedades asociadas. El compromiso puede ser menor, con poca superficie cutánea comprometida, pero también puede abarcar la totalidad de la piel”. Dr. Fernando Valenzuela, dermatólogo de la Clínica Las Condes.

Una enfermedad crónica

Dadas las consecuencias de la psoriasis y, para lograr su control exitoso, se debe acudir al dermatólogo al identificar los síntomas, aunque sean placas o lesiones pequeñas. Es importante resaltar que la psoriasis requiere acompañamiento durante toda la vida, al ser una patología crónica como la diabetes o la hipertensión. Asimismo, si se padece molestias articulares, se debe acudir al reumatólogo debido al riesgo de sufrir artritis psoriásica.

En cuanto a los tratamientos disponibles, la Asociación para la Psoriasis del Reino Unido indica que el abordaje de la enfermedad generalmente comienza con tratamientos tópicos, pero también existen terapias de luz ultravioleta y tratamientos sistémicos, que se van planteando de acuerdo al nivel de severidad de la enfermedad.

Igualmente, entre las opciones terapéuticas se encuentran los medicamentos biológicos, diseñados específicamente para imitar los productos químicos que se encuentran naturalmente en el cuerpo humano. Por su parte, la Academia Americana de Dermatología señala que estos remedios “pueden atacar, o silenciar, solo la parte del sistema inmune que está hiperactiva debido a la psoriasis, lo que significa, entre otros beneficios, que tienen menos riesgo de causar problemas con el hígado, los riñones y otros órganos, en comparación a otros medicamentos fuertes para la psoriasis”.

Específicamente, los productos biológicos pueden estar compuestos de azúcares, proteínas o ácidos nucleicos o combinaciones complejas de estas sustancias, o también pueden ser entidades vivas como células y tejidos. Se aíslan de una variedad de fuentes naturales (humanos, animales o microorganismos) y pueden producirse mediante métodos biotecnológicos y otras tecnologías de vanguardia y pueden usarse para tratar una variedad de afecciones médicas para las que no hay otros tratamientos disponibles, como es el caso de la psoriasis moderada a severa, la artritis psoriásica o ambas.