Tener una vida saludable, es un objetivo que muchos persiguen a diario. Es por lo mismo que las rutinas de ejercicios y las dietas sanas son muy populares, a pesar que los usuarios a veces no consiguen los resultados que buscan.

Así lo explicó un estudio publicado en el informativo médico American Journal of Clinical Nutrition, recogido por el diario The New York Times, en donde los científicos se esmeraron en descubrir por qué algunas personas no bajan de peso -o suben- cuando comienzan a hacer ejercicio.

Para elaborar el documento, los investigadores del Centro de Investigación Biomédica de Pennington (Baton Rouge, Luisiana), con ayuda de otras instituciones, reunieron a 171 hombres y mujeres, entre 18 y 65 años, sedentarios y tuvieran algún nivel de sobrepeso.

Los científicos tomaron diferentes medidas al cuerpo de las personas: peso, índices metabólicos en reposo, niveles típicos de hambre, capacidad aeróbica, además de complejos indicadores líquidos de energía, ingesta diaria de alimentos y gasto de energía. Pero eso no fue todo, además se incluyeron cuestionarios psicológicos.

De esta forma, al azar, se dividió a las personas en dos grupos que fueron estudiados por seis meses. El primero, continuó con su vida cotidiana, mientras que los otros se unieron a programas de ejercicios que fueron supervisado. Un programa constó de tres rutinas semanales en caminadoras o bicicletas hasta quemar ocho calorías por kilogramo de su peso corporal o 700 calorías en la semana. El otro programa fue mucho más intenso. Los usuarios debieron quemar veinte calorías por cada kg. o 1760 calorías semanales.

En ninguno de los programas se les restringió alimentación, sólo debían cumplir su cuota de ejercicios.

Neddpix (CC0)
Neddpix (CC0)

Trascurrido el tiempo, los individuos se sometieron nuevamente a las mediciones. El grupo que no hizo ejercicio siguió igual. Sin embargo, quienes se ejercitaron tampoco variaron demasiado. Según explica el estudio, esto se debe a que compensaron las calorías quemadas con mayor ingesta de comida.

“Si quemamos calorías sin remplazarlas ni reducir nuestro gasto energético, entramos en un equilibrio negativo de energía. En esa condición, utilizamos nuestras reservas internas de energía”, detalla el artículo de The New York Post.

No obstante, tampoco se trató de enormes ingestas de comida. El grupo que hizo más ejercicios aumentó 125 y, el que hizo menos, 90. Según descubrieron los investigadores, quienes contestaron en el cuestionario psicológico que estaban de acuerdo que “las costumbres saludables ofrecen la oportunidad de hacer otras menos sanas”, fueron quienes más comida extra consumieron.

Pixinio (CC0)
Pixinio (CC0)

“En efecto, sentían que estaba bien cambiar un comportamiento por otro. Es como pensar: ‘Si corro ahora, me merezco esa dona después"”, señaló Timothy Church, profesor que dirigió el estudio.

En tanto, también explicó que quienes evitaron comer un snack extra, como galletas, sí lograron perder peso. “Sólo hubo una pequeña diferencia, en general. Estamos hablando de apenas cien calorías. Eso son alrededor de cuatro bocados de casi cualquier alimento”, detalló

Finalmente, el experto concluyó que por muy menores que se vean los snack extras, estos sí logran impactar en el peso, motivo por el que suprimirlos es la única opción para ver resultados reales.