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(Artículo 04 del Código Procesal Penal)
El sobrepeso y la obesidad son condiciones que pueden traer varios riesgos a la salud, entre ellas propiciar la diabetes, presión alta, problemas cardíacos y otras enfermedades.
Una forma de prevenirlas es ejercitando con regularidad, práctica que puede ayudarnos a mantenernos saludables a la vez que controlamos nuestro peso.
Y para que dicho objetivo se cumpla de mejor forma, un nuevo estudio propone que entrenar durante las mañanas en ayuno podría ser conveniente.
La indagación, realizada por académicos británicos y publicada en la revista científica The Journal of Nutrition, analizó a un grupo de hombres jóvenes en tres situaciones diferentes.
Primero, les dieron de comer bastante avena al desayuno y les dijeron que se quedaran sentados por varias horas, sin realizar actividad física. Luego, pudieron comer todo lo que quisieran al almuerzo y en la tarde. El resultado fue que terminaron consumiendo muchas más calorías de las que necesitaban y, por lo tanto, se promovió el aumento de peso, relató el periódico estadounidense The New York Times.
En un segundo experimento, les dieron el mismo tazón con avena, pero después les pidieron andar en bicicleta a velocidad moderada por una hora. También pudieron comer lo que quisieran por el resto del día.
En este caso, al final de la jornada todos habían consumido más o menos la misma cantidad de calorías que habían gastado, por lo que no se registró un incremento de peso.
Posteriormente vino la tercera prueba y aquí es donde se presentaron los resultados más interesantes: les solicitaron ejercitar durante la mañana y no comer nada hasta la hora de almuerzo.
Como era de esperarse, cuando llegó el mediodía ya estaban muy hambrientos y comieron mucho. No obstante, durante la tarde consumieron menos alimentos y en la noche, habían consumido casi 400 calorías menos de las que habían gastado en la jornada, es decir, con este método sí empezaron a perder peso, porque entonces su cuerpo tuvo que ocupar los carbohidratos y la grasa que ya tenía almacenada para producir energía.
Estas conclusiones son prometedoras, por lo que puede ser una idea interesante el probar este sistema, pero hay que aclarar que se trata de una investigación pequeña cuyos datos deben ser contrastados con una mayor cantidad de estudios similares.
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