Dar vueltas en la cama y no poder quedarse dormido es algo que la mayoría de las personas ha vivido. Esto puede ser considerado un serio problema si el proceso de conciliar el sueño dura más de una hora, se ha repetido por lo menos tres noches a la semana y extendido por un mes.

Si bien no existen datos precisos sobre el número de chilenos que sufre esta condición, el Neurólogo de la Clínica Vespucio, especialista en sueño, Héctor Ojeda, revela que “en Estados Unidos, más de cinco millones de las consultas médicas están asociadas al insomnio, cerca de la mitad de los adultos presenta algún síntoma aislado relacionado a esto y entre 10 a 15% declaran un impacto en su vida diaria”.

Los expertos concuerdan en que el insomnio es una condición multifactorial y que son varios los factores que aumentan la probabilidad de padecerla. Entre otros, estos van desde una mala higiene del sueño, avanzada edad, mujeres con perimenopausia, historia personal de insomnio previo o familiar, trastornos psicológicos o psiquiátricos, uso o abstinencias de sustancias como el alcohol y enfermedades que producen dolor e impiden un sueño reparador.

¿Qué hacer?

Lo primero es consultar a un especialista. La mayoría de las pastillas funcionan a nivel del sistema nervioso central y, por ello, es importante que un especialista prescriba un tratamiento y pueda monitorear sus efectos y evolución.

Ojeda enfatiza que “el uso responsable y adecuado de las pastillas requiere un diagnóstico preciso”.

El psiquiatra de VidaIntegra, Juan Ariel Zúñiga, advierte que “las pastillas para dormir van provocando, muchas veces, dependencia y adicción, lo que va deteriorando la memoria”. Esto se puede profundizar cuando son altas dosis por períodos prolongados.

En general, explica Zúñiga, los tratamientos no debiesen perdurar más de 6 a 8 semanas. Por ello, el proceso de descontinuación debe ser paulatino y siempre estar monitoreada por un especialista, explica el psiquiatra.

¿Y los niños?

Varios son los niños que presentan problemas para dormir. Es importante buscar generar buenos hábitos de higiene del sueño, como, por ejemplo, no exponerlo a pantallas las horas previas a la hora de dormir, entre otros.

En el caso de los niños, el psiquiatra de VidaIntegra afirma que “hay que evitar un tratamiento farmacológico a como dé lugar, porque existen otros tipos de medios para combatir este trastorno”.

Efectivamente, existen niños en tratamiento del sueño, admite Ojeda, pero advierte que, en general, tienen medicamentos de índole más natural, aunque en ocasiones los tratamientos pueden tornarse bastante complejos.

“La neuropediatría contempla todo un capítulo a esta área, sin embargo, en lo que respecta a la supervisión médica, aquí debemos ser aún más estrictos”, aseguró.