Enfrentar una humillación, pública o privada, siempre es complejo. De la forma que ocurra, de quien venga o en el contexto que pase definirá nuestra reacción y las consecuencias de esta situación.

Lo anterior, porque la humillación es la sensación más intensa que pueden sentir los humanos, incluso más intensa que la felicidad o la ira, lo que se descubrió a través de un estudio de la Universidad de Amsterdam en Holanda, como mencionó BioBioChile.

A través de un análisis hecho por los psicólogos Marte Otten y Kai Jonas para la revista médica Social Neuroscience, descubrieron que la humillación es la sensación más intensa que perciben los humanos.

El experimento se realizó tomando en consideración dos etapas, la primera solicitando a un grupo de personas imaginar lo que sentirían al leer historias con diversos escenarios que describen emociones específicas como la felicidad, ira y la humillación. Luego, en una segunda etapa se realizó el mismo proceso, pero comparando humillación con la ira y la vergüenza.

Mientras realizaban este experimento utilizaron electroencefalografía para registrar la actividad eléctrica del cerebro de los participantes y ver el efecto que estas sensaciones les generaban.

De esta forma, lograron concluir que la humillación era la que más activaba LPP (potencial positivo tardío), una medida del nivel de percepción negativa, y ERD (desincronización en el rango alfa-frecuencia), una medida de la intensidad global de la activación cortical.

En palabras sencillas, la humillación ocasiona una actividad cerebral mucho más rápida e intensa que otras emociones, como la alegría y más negativa que la ira. Además, las áreas vinculadas al dolor se activaban.

¿Existen herramientas para enfrentar la humillación?

La RAE define “humillar” como: abatir el orgullo y altivez de alguien, herir el amor propio o la dignidad de alguien o, dicho de una persona, pasar por una situación en la que su dignidad sufra algún menoscabo.

Estas breves definiciones nos hacen entender qué significa esta sensación que se puede vivir a temprana edad, cuando por ejemplo un niño es reprendido por sus padres, quienes le comparan con otro chico con mayores capacidades, o en la vida adulta, como cuando una persona es denostada frente a sus compañeros de trabajo.

Sin embargo, cómo afectan estas situaciones a las personas, tendrá relación directamente con sus experiencias y su autoestima.

El psicólogo Juan Carlos Correa, coordinador del área social comunitaria de la carrera de psicología de la Universidad San Sebastián, señala que el autoestima depende siempre de la estima que otros tengan de nosotros, añadiendo que “afortunadamente, la red social es compleja, por lo que tenemos diversos círculos sociales en los que más de alguien nos estima y eso genera que podamos trabajar la autovaloración.

Ahora, qué sucede cuando estas situaciones se pueden dar en el cotidiano de la vida diaria, cuando, por ejemplo, una persona es menospreciada al asistir a un banco y se le cuestiona al intentar cobrar un cheque por su apariencia.

En concordancia con lo mismo, el profesional indica que “estas situaciones (humillación) siempre te van a afectar, con mucha fuerza en cualquier circunstancia, lo que ocurre es que tu respuesta a esto y tu resistencia a los efectos que esa humillación puede implicar, va a depender de las relaciones que estableces contigo mismo y de la relación que tú puedas establecer con terceros, que puedan ayudarte a sostener esa autoestima”.

En relación a esto, es relevante que desde niños se pueda construir una autoestima sana, lo que es apoyado desde temprana edad con el reconocimiento de las cualidades y capacidades singulares de cada uno.

Tasia Wells | Getty Images for Kinder Ready, Inc. | Agence France-Presse
Tasia Wells | Getty Images for Kinder Ready, Inc. | Agence France-Presse

En ese sentido, Correa menciona que es importante reconocer la Teoría del Reconocimiento de Axel Honnet, perteneciente a la Escuela de Frankfurt, que implica 3 áreas importantes de reconocimiento en la vida de las personas, que son fundamentales: la autoconfianza, el autorespeto y la autoestima.

La primera, tiene relación con el amor y las relaciones de apego que se forman desde la infancia, lo que permite al sujeto ser autónomo y que dan pie a las 2 áreas restantes.

La segunda se relaciona con el derecho a poder estructurarse de modo sano. Mientras que la tercera forma de reconocimiento tiene que ver con la evaluación y valoración de las capacidades de un sujeto, en función del logro de objetivos colectivos considerados como relevantes.

La forma de menosprecio o negación de estas áreas del reconocimiento termina generando daño en las personas. Por este motivo, la recomendación del psicólogo para que, por ejemplo, niños puedan construir una autoestima sana en el colegio es, como se mencionaba antes, el reconocimiento de sus cualidades singulares y no sólo enfocarse en el reconocimiento académico, valorando en igualdad otras cualidades como las deportivas, el ser amable, colaborador, simpático, entre otras.

De igual forma, añade que apoyar a los niños es clave para que generen este reconocimiento de sí mismos, indicado a los padres que “los hijos no son objetos, son personas… personas que están a su vez tomando decisiones, que son libres, que tienen experiencias de sí y que están cumpliendo esta condición de autoconfianza, autorespeto y autoestima, por tanto, requieren para eso el apoyo de otros más que la dirección de otros”.

El caso Lewinsky y la era de internet

Monica Lewinsky acaparó los titulares del mundo entero cuando en 1998 se descubrió el romance que mantuvo con el presidente de Estados Unidos Bill Clinton, pero también fue la primera víctima que conocimos del ataque cibernético y las terribles consecuencias en lo que en ese momento era, un incipiente internet.

 Pierre Verdy | Agence France-Presse
Pierre Verdy | Agence France-Presse

Lewinsky realizó en 2015 una charla TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño), cuando volvió a la vida pública luego de más de 10 años de silencio para entregar un valiente discurso en el que declara que pasó de ser una persona con vida privada a “una figura humillada públicamente a escala mundial, la paciente número cero en perder de forma instantánea la reputación personal a escala global”.

Añadió en su charla, cómo esta situación había afectado su vida, indicando haber sido vapuleada y humillada mundialmente vía internet al ser tildada de “zorra”, “puta”, “ramera”, “tonta” o “esa mujer”. Palabras hirientes que en ese momento no tenían una descripción exacta, pero que hoy perfectamente podemos calificar como “Ciberbullying” o “Acoso Online”.

Explicó la forma en que vivió esos momentos en los que siendo recién una joven adulta tuvo que enfrentar que imágenes -como por ejemplo el popular saludo de ella al marido de Hillary Clinton utilizando una boina o el vestido azul que tendría fluidos del ex presidente- se viralizaba por la web.

Recordó la historia de Tayler Clementi, un joven que se suicidó cuando su compañero de habitación lo hostigó luego de haberle grabado teniendo relaciones con otro hombre.

Lewinsky dijo que la muerte del joven, trágica y absurda, se transformó en un momento coyuntural para ella, ya que comenzó a ver el mundo de la humillación y “bullying” como algo diferente.

Mencionó a su madre, a quien había afectado mucho la noticia del Clementi, ya que revivió el calvario que sufrieron esos años, cuando no la dejaba sola, ni siquiera cuando entraba al baño, por el miedo a que intentara suicidarse, debido a la situación por la que estaba pasando, ya que por mucho tiempo pensó que no podría seguir viviendo así ni un día más y que habían algunos que no lo lograban.

En base a lo mismo, abordó lo preocupante que es la viralización de contenidos en internet, señalando que “entre más humillación, hay más clics y entre más clics, llegan más dólares en publicidad. Estamos haciendo dinero a cuestas del sufrimiento”.

Finalmente, planteó que gracias a internet nos estamos volviendo insensibles respecto del sufrimiento y humillación que sufren otros.

Puedes ver la charla TED completa, con subtítulos en español aquí: