El número de jóvenes estadounidenses que utilizan cigarrillos electrónicos aumentó en un millón y medio en 2018, compensando los años de reducción del consumo de tabaco en escuelas secundarias y universidades, informaron el lunes las autoridades sanitarias.

Unos 3,6 millones de estudiantes de escuelas secundarias y universidades vaporearon en 2018 mientras en 2017 lo hicieron 2,1 millones, un vertiginoso aumento de 78% en liceales y 48% en universitarios. La cantidad de fumadores de cigarrillos y otros productos de tabaco, mientras tanto, se mantuvo estable, según un informe de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

Un total de 4,9 millones de jóvenes vaporearon, fumaron o consumieron algún producto de tabaco en 2018, en comparación con 3,6 millones en 2017, de acuerdo con una definición que incluía consumir uno de estos productos en el mes anterior al cuestionario completado por el estudiante.

Todo este aumento se atribuye al cigarrillo electrónico.

Más de uno de cada cuatro estudiantes de secundaria (27%) fuma, vaporea o consume un producto de tabaco (cigarro, pipa, shisha, tabaco de mascar o aspirar…).

“El aumento meteórico del uso de cigarrillos electrónicos por parte de los jóvenes el año pasado amenaza con eliminar los avances logrados en la reducción del consumo de tabaco en los jóvenes”, dijo el director de los CDC, Robert Redfield.

“Una nueva generación corre el riesgo de desarrollar una adicción a la nicotina”, aseguró.

Juul en la mira

Los cigarrillos electrónicos contienen nicotina y otros productos, pero no las sustancias que se encuentran en los cigarrillos tradicionales que se sabe que son cancerígenas.

Su efecto a largo plazo en la salud es objeto de estudio. Los expertos del gobierno explican que el consumo de nicotina puede tener efectos dañinos en el desarrollo del cerebro adolescente.

Los fabricantes argumentan que para los adultos que ya son fumadores y que ya son adictos a la nicotina, el vaporeo aporta un beneficio radical para la salud. Pero las autoridades sanitarias temen que introduzca a las nuevas generaciones a la nicotina, especialmente a los jóvenes, gracias a las recargas de los dispositivos, con sabores como fresa o chicle.

Las autoridades apuntan específicamente al líder del mercado, Juul, señalado en el informe y acusado de laxitud con los jóvenes.

La compañía está valorada en 38.000 millones de dólares desde la inversión de 13.000 millones de Altria, el fabricante de Marlboro, en diciembre.

“Todas las opciones están sobre la mesa en términos de política”, advirtió Mitch Zeller, director de productos tabacaleros de la FDA, la agencia federal que regula los cigarrillos electrónicos, que ya en noviembre restringió la venta de las recargas saborizadas.

Juul anunció inmediatamente después la retirada de algunos sabores de los estantes de sus distribuidores, pero la agencia reguladora considera que eso es insuficiente.

En Estados Unidos, las autoridades incluyen el vaporeo en las estadísticas sobre el uso del uso del tabaco, dado que la nicotina de los cigarrillos electrónicos proviene del tabaco, pero otros países no lo clasifican como un producto tabacalero.

Desde la década de 1990, el declive en el consumo de tabaco entre los jóvenes ha sido sostenido, dijo Brian King, responsable de los CDC. Incluso el uso de cigarros electrónicos había caído después de un pico en 2015.

Pero volvió a incrementarse el año pasado, coincidiendo con la aparición de Juul y su diseño ergonómico en el mercado.

“Este es el mayor incremento anual que hemos visto para un producto de tabaco” desde la década de 1990, sostuvo King en una conferencia telefónica.

En total, la cantidad de vaporeadores aumentó de 1,5% a 20,8% de los estudiantes de secundaria entre 2011 y 2018, mientras que el consumo de tabaco “combustible” (cigarrillos, habanos…) pasó de 21,87 a 13,9%.

Cerca del 5% de los estudiantes universitarios dijeron haber vaporeado el año pasado.

Reforzando la idea de que esta es una puerta de entrada al tabaco, las estadísticas revelan que muchos jóvenes vaporeadores también consumen tabaco de forma tradicional. Un tercio también vaporeó cannabis.