17-11-2018 a las 12:44

Introducir un ajo en la vagina: el tratamiento que algunas mujeres realizan para sanar su cuerpo

Por Scarlet Stuardo
Pixinio (CC0)

El ajo es una especie ampliamente utilizada en la gastronomía. Su sabor y propiedades suelen otorgarle valor a las preparaciones, convirtiéndolo en uno de los ingredientes clave en gran parte de las comidas.

No obstante, la planta de la cual se extrae la cabeza y luego sus dientes, no sólo tiene beneficios para el paladar, sino que además cuenta con importantes cualidades curativas.

Según detalla la nutricionista Nazira Docmac, el ajo tiene propiedades antioxidantes, antibacterianas, antibióticas, antifúngicas, antiasmárticas, vasodilatadoras, hipotensoras, hipoglicemiantes. La responsable de éstas es la alicina, compuesto que se libera al cortar el ajo. De sus componentes, la profesional explica que también destacan la vitamina C y B6, el fósforo y el calcio.

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Estas propiedades también tienen efectos positivos en la salud íntima femenina. En especial, si se trata de infecciones vaginales comunes como los hongos y las infecciones urinarias. Así lo comenta a BioBioChile la matrona Carolina González, fundadora de Gestar y parir con amor. “El ajo está descrito como terapia para restablecer el pH vaginal y atacar este tipo de infecciones”, explica.

Aunque González admite que no es un método que se use en el medio médico tradicional, reconoce que su uso ha reportado buenos resultados.

Desde la vereda de la medicina natural, la maestra de yoga Estefanía Aranda, terapeuta en ginecología natural y dueña de la academia Yoga & Arts Studios, detalla a BioBioChile que el uso del ajo se recomienda como antibiótico en estos padecimientos que son muy comunes.

Según explica Aranda, este tratamiento consiste en introducir un diente de ajo (crudo, sin cáscara y sin lavar) en la cavidad vaginal, previamente aseada, durante cinco noches seguidas siendo retirado cada mañana e introducido cada noche.

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Además de las afecciones nombradas, este tratamiento también puede ayudar a aliviar otras infecciones como las verrugas genitales o los tricomas.

En relación a los mitos y recomendaciones de estos tratamientos, González detalla que es prácticamente imposible que el ajo quede “atascado” dentro de la vagina o que la paciente pierda su rastro. De la misma forma, destaca que no existen riesgos de infección gracias a las propiedades antisépticas del ajo.

Aranda agrega que “al ser antibiótico, no hay problemas relacionados con que el ajo se pueda podrir porque, al estar inmerso dentro del canal vaginal, está en un ambiente que no se oxida. No habrían efectos adversos”.

Tanto González como Aranda coinciden en que este método no debe ser usado durante la menstruación ni un embarazo.

Un ritual de sanación femenina

Además de los beneficios nombrados, Estefanía Aranda cuenta que la medicina de ajo tiene propiedades sanadoras que trascienden de lo anterior. En este sentido, existe una práctica que es realizada por miles de mujeres cada mes con objetivos de sanación: el ritual del ajo.

En términos amplios, este ritual y medicina cumple una función antibiótica y de depuración energética que realiza un “barrido” o limpieza de las memorias uterinas. “Limpia para iniciar una nueva vida, un nuevo camino y ayuda a la mujer a ser más consciente de lo que es su ciclo femenino”, explica la terapeuta.

“Es medicina porque se está haciendo un trabajo de sanación y es ritual porque estás intencionando la sanación a través de una petición con un propósito”, explica.

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En este aspecto, la especialista detalla que esta práctica consiste en intencionar un propósito en el diente de ajo, expresando rezos por 21 días, que comprenden de una luna nueva a otra luna nueva. “Durante todas las noches le das un propósito a ese ajo, que se relacione con algo que quieras sanar”, señala.

Luego de esas 21 noches, la mujer introduce el ajo por su cavidad vaginal y éste se mantiene dentro hasta que se expulsa solo. “Puede durar horas, un día o dos semanas, es muy relativo y depende de la mujer”, explica y señala que durante el proceso se debe mantener abstinencia sexual.

Según información entregada por Purificación Femenina, el color que adquiere el ajo tras la expulsión se interpreta como el aspecto que se está trabajando y se requiere sanar.

“Si es transparente, se atribuye a una limpieza fisiológica de los órganos. Blanco, limpieza de enfermedades y antiflamación del útero. Verde, sanación profunda del corazón. Negro, sanación del linaje femenino. Morado, limpieza del linaje femenino y rosado, limpieza y sanación de relaciones actuales”, detalla el sitio.

Si bien la intencionalidad y objetivo, es netamente personal según la mujer que realice el procedimiento, Aranda detalla que algunos propósitos de este ritual puede ser “ayudar a sanar a la mujer luego de una agresión sexual, a desconectarse de alguna relación de pareja que quiera olvidar o soltar, o de alguna enfermedad que posea”.

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Es importante destacar que el ritual del ajo es un procedimiento que ha trascendido gracias el “boca a boca”, motivo por el que no existen cifras oficiales sobre el número de mujeres que lo realizan ni desde que fechas.

Según explicaron algunas mujeres a BioBioChile, este ritual al menos llevaría una década y son miles de mujeres quienes lo realizan en el mundo. Existen manuales escritos y audiovisuales al respecto, tanto en inglés como español, aunque las usuarias no recomiendan guiarse por ellos por la posibilidad de información errónea.

Por su parte, Aranda recomienda la asesoría de una terapeuta de ginecología natural para realizarlo de forma informada y respetuosa.

La terapeuta sugiere realizar este ritual sólo una vez en la vida, para asumir la responsabilidad que requiere. “Apelamos a que haya una toma de conciencia de cada mujer respecto a su ciclo”, dice.

“Lo ideal es que ella no vuelva a repetir patrones, porque sería un trabajo en vano. Por ejemplo, si usa el ajo porque quiere ‘soltar’ a sus parejas, y constantemente esta repitiendo nuevas parejas, y cada vez que tiene una nueva quiere usar el ajo, pierde el sentido. No se trata de eso”, opina.

Finalmente, Estefanía Aranda sugiere que este ritual sea realizado sólo por mujeres que realmente sienten que deben hacerlo y que cuenten con la información pertinente. “Recomiendo llevar un registro de un año del ciclo menstrual, anotando a diario cómo se siente y observar qué es lo que le está mostrado tu ciclo. Ahí se puede intencionar mucho mejor la medicina del ajo”, explica.

“Si no lo haces guiada e informada, no puedes saber qué estás trabajando, si no tienes idea de por qué lo estás haciendo”, dice la experta.

Círculos de mujeres: la experiencia del ritual

Al tratarse de una experiencia personal, cada involucrada decide cómo realizar esta medicina. “Mientras algunas hacen círculos de mujeres, otras lo hacen en solitario”, explica Aranda.

Hace cuatro años, Nicole Grandón (26) realizó este procedimiento. Su objetivo era “cortar lazos con las huellas que deja una relación sentimental con un hombre”. “Me quedé anclada y alimentando varias conductas y heridas que quedaron de distintas relaciones. Salí de una relación muy tormentosa”, expresa.

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Tras pasar un tiempo en abstinencia sexual, encontró esta terapia en una comunidad femenina. Tras informarse del procedimiento, decidió realizarla por primera vez de forma individual y luego decidió convocar a un grupo de mujeres que quisieran formar un círculo para realizar el ritual en conjunto. “Me guié por mis sentimientos. Lo peor que me podía pasar es que no funcionara”, explica respecto a su decisión.

El ritual grupal consistió en juntarse tres veces, en tres meses, durante la noche de luna nueva. En la convocatoria, “se consagró el diente de ajo y un objeto que representase cada elemento: una vela (fuego), incienso (aire), roca (tierra y agua), y un cuchillo “puro” -que no haya cortado carne- que se usa para cortar la parte inferior del ajo y luego la superior, en forma de cruz”. A estos, se sumaron objetos propios de cada mujer para el altar.

“En el momento de la inserción, cada una fue en orden al baño de la casa donde nos reunimos, algunas entraron de a dos, pero es totalmente opcional”, explica. “La sensación del ajo dentro del cuerpo es discreta, suave, no se siente. Después de unas horas, se empieza a sentir la sustancia del ajo por dentro pero no en forma de molestia, todo lo contrario”, agrega.

En tanto, Nicole Grandón destaca de esa reunión la unión y apoyo que provocó entre sus participantes. “Todas confiamos en el proceso. Al salir (del baño) meditamos y contamos nuestras motivaciones. Fue muy reparador”, relata.

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Respecto a la terapia en sí, la joven asegura impactó positivamente en su vida. “Pasé a otro periodo de mi vida después del proceso. Empezó a correrse la voz y se tejió otra red”, cuenta. “Las propiedades médicas del ajo también me ayudaron”, agrega. “Fue una gran experiencia psíquica, espiritual y médica”, concluye.

Ginecología natural

La medicina de ajo pertenece al ámbito de la ginecología natural. En palabras de Estefanía Aranda, el objetivo de esta disciplina es “enseñar a identificar el ciclo que posee cada mujer, trabajar sus distintas fases y aprender a potenciarlas. También es importante reconocer las heridas que puedan existir y cómo trabajar distintas patologías que puedas tener a nivel físico y emocional”.

La especialista aclara que los terapeutas en ginecología natural no son médicos ginecólogos. “El médico observa a la paciente y determina qué es lo que tiene que hacer para sanarse, usando exámenes y medicamentos, desde la medicina alópata. Eso no es sanación, es calar un síntoma”, opina la terapeuta.

La ginecología natural busca la causa del síntoma o dolor, lo que usualmente tiene relación con un trabajo emocional, explica.

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“Postula que la mujer pueda reconocer su cuerpo, desde su mente y emociones”, explica y detalla que las terapias consisten en la auto-observación, el seguimiento mensual, el uso de plantas (hierbas), procesos de limpieza y curación, planeación de la alimentación, ejercicios prácticos que se realizan en casa y rituales de sanación. “Es un área más holística que no tiene relación con la medicina tradicional”, aclara.

Finalmente, Estefanía Aranda explica que la ginecología natural postula que la mujer siempre debe estar bien y que los dolores no deberían existir y si los hay es porque existe algo que debo resolver.

Es importante destacar que ante cualquier anomalía, molestia o dolencia en el área genial, es fundamental consultar a un profesional experto para iniciar un tratamiento.

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