Mezclar miel, acacia y dátiles. Untar esta pasta en un trozo de lana. Introducirlo en la vagina. Esta es la fórmula anticonceptiva consignada en el papiro Ebers, fechado en 1550 A.C., que habría sido usada en el Antiguo Egipto.

Aunque hoy sabemos que las semillas de acacia contienen goma arábiga, que puede funcionar como espermicida, por suerte ya no es necesario recurrir a métodos como este. Luego de una historia complicada, que incluyó estornudos, bebidas cola y mercurio, hemos llegado a una época en que los métodos anticonceptivos más usados, según la ONU, son la esterilización femenina, el dispositivo intrauterino y las pastillas anticonceptivas.

Solo en cuarto lugar aparece el primer método masculino: el condón.

En nuestro país, según la Encuesta Nacional de Salud de noviembre de 2017, solo el 12% de los hombres mayores de 15 años declara usar condón. Los especialistas atribuyen esta baja cifra a una pérdida de miedo a las enfermedades de transmisión sexual y a la percepción de que el control de natalidad es responsabilidad de las mujeres.

Sin condón

Esta última es una de las excusas más usadas para dejar de lado el preservativo, junto con la incomodidad o la pérdida de sensibilidad que produce en algunos, y la interrupción del momento que requiere su uso. Otra razón un tanto más llamativa asomó en un estudio de 2016: el atractivo físico de la mujer podría influir en la decisión en el hombre respecto al uso del condón.

La investigación indagó en las preferencias de 51 hombres heterosexuales de entre 18 y 69 años, quienes definieron el grado de atractivo de fotografías faciales de 20 mujeres. Los resultados arrojaron que mientras más atractivas las encontraban, mayor disposición a tener sexo con ellas y menor disposición a usar condón.

Pixabay (CCO)
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El profesor Roger Ingham, experto en sexualidad de la Universidad de Southampton y coautor del estudio, explicó al Washington Post que los motivos para esta tendencia serían dos. Primero, el deseo masculino de reproducirse con mujeres que consideran más atractivas. Segundo, el estatus que otorga el sexo con mujeres que son socialmente consideradas guapas, lo que los llevaría a ser más arriesgados para conseguirlo.

La muestra de la investigación puede no ser muy amplia, pero sus resultados se condicen con otro estudio publicado en 2012 en la revista Journal of Health Psychology, el que concluyó que el fenómeno se repite entre la mujeres, en quienes también habría una tendencia a dejar de lado la protección en encuentros sexuales con hombres que consideran muy atractivos.

Pocas opciones

Las opciones anticonceptivas para los hombres que insisten en no usar preservativo se reducen a la vasectomía, que implica una intervención quirúrgica y una tasa reducida de reversibilidad, y la interrupción del coito, cuya efectividad queda supeditada a la fuerza de voluntad del practicante y que según datos del sitio Plannedparenthood termina en el embarazo en una de cada cinco veces, lo que desacredita su confiabilidad.

La falta de más opciones masculinas de control del embarazo es una deuda no solo con ellos, sino también con las mujeres, quienes suelen llevarse el peso de la anticoncepción. Afortunadamente, en el último tiempo la comunidad científica ha estado trabajando para saldarla.

Un problema hormonal

En 2016, 320 hombres de entre 18 y 45 años se sometieron a pruebas, las que consistieron en la aplicación de dos hormonas: para reducir su conteo de espermios, se les inyectó progesterona, y para contrarrestar los efectos de esta, se les inyectó testosterona. Los sondeos se realizaron en 10 países, entre los que estuvieron India, Alemania, Italia y Chile.

Los resultados mostraron un 96% de éxito en el control de la natalidad entre las parejas que completaron la prueba, una cifra prometedora en comparación con el 99,9% de las píldoras anticonceptivas.

Pero a poco andar, las pruebas se detuvieron. Se reportó que 20 de los sujetos presentaron efectos negativos, como cambios bruscos de ánimo, irritabilidad y acné, que los llevaron a abandonar el proceso. En Estados Unidos aparecieron artículos en publicaciones como Cosmopolitan y Atlantic criticando esta actitud y reclamando que las mujeres han tenido que lidiar con dichos efectos secundarios de los métodos anticonceptivos hormonales por décadas. El USA Today tituló la noticia afirmando que el estudio había sido detenido porque los hombres “no pueden manejar los efectos secundarios que las mujeres enfrentan a diario”.

Sin embargo, según informó el medio Vox, la investigación se suspendió porque los efectos negativos superaron los potenciales beneficios, tal como consigna el reporte de las pruebas.

Las buenas noticias fueron que un 82,3% de los hombres que participaron manifestaron que seguirían usando este método y que sus parejas se sentían satisfechas de no tener que llevar solas la responsabilidad del control de natalidad.

Pixabay (CCO)
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En un comunicado de prensa, los encargados del estudio explicaron que los resultados eran alentadores: “Dada la eficacia y la aceptabilidad de este método, a pesar de los efectos secundarios, sigue existiendo una sólida base para continuar la investigación”.

Biología y economía

Aunque el anhelo exista tanto entre científicos y potenciales usuarios, los avances han sido lentos, y los motivos no siempre son científicos. Hace poco, el ginecólogo Roberto Lertxundi, miembro de la Sociedad Española de Contracepción, declaró que la razón de que aún exista un anticonceptivo masculino es principalmente económica.

Según el experto, las farmacéuticas dejaron de financiar las investigaciones acerca de este tema porque no les resulta rentable. Las entidades que siguen llevando a cabo los estudios necesarios son instituciones sin fines de lucro.

Desde el punto de vista científico, la biología tampoco lo pone fácil. No se trata solo de encontrar el balance hormonal preciso para el hombre y reducir los efectos adversos, sino también de cómo está configurado el sistema reproductivo en ambos sexos.

Consultado por Vox, el experto en biología reproductiva Michael Skinner explica que el problema a resolver es incluso numérico, pues mientras las mujeres producen cada mes uno o dos óvulos, en cada eyaculación salen unos 250 millones de espermios. “Podríamos reducirlos a una décima de eso y seguir siendo fértiles” afirma. Contener el sistema reproductivo masculino, entonces, es más complicado.

Christina Wang, experta en contracepción en el Los Angeles Biomedical Research Institute, agrega que este es otro motivo por el cual la industria farmacéutica ya no invierte en esta búsqueda.

Según Wang, en muchos países las investigaciones en esta área han sido apoyadas económicamente en varios países por la ONU, y en el caso de Estados Unidos, en la actualidad, son los institutos nacionales de salud.

A pesar de todo, contra vientos económicos y mareas biológicas, hay nuevos estudios y pruebas de anticonceptivos masculinos cuyos futuros son auspiciosos.

La pastilla masculina

Recientemente, como reportó BioBioChile, una píldora llamada Dimendrolona Undecanoato (DMAU) fue probada con éxito en 83 hombres, mostrando un 99% de efectividad al ser tomada a diario.

El estudio fue desarrollado en la Universidad de Washington y en este caso, a diferencia de la prueba de 2016, los efectos secundarios (aumento de peso y disminución del colesterol bueno) se encontraron dentro de los rangos de seguridad.

La DMAU funcionaría en forma similar a la píldora anticonceptiva en la mujer, tanto en su mecanismo hormonal como en su administración. Este mes comenzará una nueva prueba de tres meses para corroborar los índices de efectividad en el control de la natalidad.

La doctora Stephanie Page, quien lidera las investigaciones, explicó a Vox que los resultados obtenidos hasta ahora son un gran paso hacia la consecución de la píldora masculina, pero que aún falta mucho, porque el parámetro a seguir es el enorme desarrollo que desde su aparición ha tenido la píldora femenina. “La meta es desarrollar algo que esté esencialmente libre de efectos secundarios”, señaló.

Por lo mismo, se está lejos de pensar en fechas de lanzamiento. De hecho, ya se está preparando un nuevo estudio para probar la DMAU en formato inyectable, con el fin de lograr efectos mensuales y no diarios, como el de una píldora.

El gel

Para quienes no son amigos de las agujas ni de las pastillas, buenas noticias: un gel conocido como Nestorone-Testosterone es el producto que más avanzado se encuentra en términos de estudios clínicos. Su efectividad se basa en que contiene progestin, una forma sintética de progesterona, la hormona femenina.

Mediante la aplicación diaria del gel en brazos y hombros, el progestin inhibe la producción de testosterona, lo que a su vez bajaría drásticamente la producción de espermios.

Los efectos de la disminución de testosterona en los hombres puede ir desde la baja de la libido hasta problemas en la eyaculación. Por esto, el gel también contiene testosterona para contrarrestar estos efectos indeseados.

Según explicó a Vox Diana Blithe, jefa del programa de desarrollo de anticonceptivos en el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano del NIH, “esto permite que todo siga funcionando sin que se reinicie la producción de espermios”.

Este año comenzará una nueva prueba en 420 parejas de Estados Unidos, Reino Unido, Suecia, Kenia, Italia y en nuestro país, donde según el reporte de la investigación la entidad que supervisará el proceso será el Instituto Chileno de Medicina Reproductiva. Los sujetos usarán solo el gel como método anticonceptivo durante 12 meses.

Blithe aclara que, aunque se trate del más avanzado en términos de pruebas e investigación, aún queda mucho camino para que este producto esté disponible para el público. Si todo sale bien en estas pruebas, vendría la aplicación de una tercera fase que incluiría un número mayor de parejas. La especialista calcula que, a este ritmo, el gel podría salir al mercado en unos diez años más.

De última generación

Un compuesto llamado EP055 que se une a las proteínas de los espermatozoides para retrasar significativamente su movilidad es uno de los últimos descubrimientos prometedores, según un estudio publicado en abril, según reportó el Science Daily. Lo más interesante es que su aplicación no tendría efectos hormonales secundarios.

Investigadores de la Universidad de Carolina del Norte y del National Primate Research Center de Oregon desarrollaron la investigación en macacos Rhesus aplicando altas dosis del EP055 por vía intravenosa. Treinta horas después, los científicos confirmaron el efecto en la movilidad de los espermios y la ausencia de efectos adversos.

Además, 78 horas después de la aplicación, los espermios comenzaron a recuperar su movilidad normal, y 18 días después los efectos del compuesto habían desaparecido por completo, lo que da cuenta de que un eventual anticonceptivo basado en esta fórmula sería reversible.

Michael O’Rand y Mary Zelinski, los científicos que lideraron la investigación, informaron que ya están trabajando en una píldora en base al EP055 para iniciar las pruebas en humanos. O’Rand se mostró optimista y afirmó que el compuesto es el candidato ideal para el desarrollo de un anticonceptivo masculino no hormonal.

Podrían pasar años antes de que una píldora masculina basada en este sistema llegue al mercado, pero estamos cada vez más cerca de que un día sean los hombres los que puedan decir “No te preocupes, estoy tomando la pastilla”.