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(Artículo 04 del Código Procesal Penal)
Puede ser fácil confundir el alcoholismo con el abuso de alcohol, pues ambos términos suenan similares, pero la verdad es que no son lo mismo.
Ambos conceptos se refieren a cuando una persona tiene problemas para controlar su consumo de bebidas alcohólicas. Pero su mayor diferencia es que el alcoholismo es considerado una enfermedad, a la cual se llega cuando el paciente ha alcanzado tal nivel en que ya depende físicamente del alcohol.
En cambio, en el abuso de alcohol, la persona aún no ha alcanzado una dependencia física, pero sí tiene problemas serios para manejar su consumo, explica la enciclopedia médica MedlinePlus.
Es decir, el abuso de alcohol sería como el estado previo al alcoholismo.
Pese a sus diferencias, ambos casos son riesgosos para la salud de los afectados, pues el consumo excesivo de alcohol puede traer problemas graves al hígado (puede provocar hígado graso o cirrosis), incrementar el riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer y causar daño a otros órganos e incluso al cerebro, indica Medline Plus.
Por lo mismo, es que si crees que tienes uno de estos problemas, te invitamos a buscar ayuda profesional para intentar superarlo.
¿Cómo puedes saber si has llegado al nivel del alcoholismo?
Estos síntomas se presentan cuando uno empieza a tener dependencia del alcohol:
-Sentir una fuerte ansia de beber.
-Se pierde el control, se es incapaz de dejar de beber una vez que se comenzó.
-Presenta síntomas de abstinencia (por ejemplo, problemas para dormir, temblores, irritabilidad, ansiedad, depresión, inquietud, náuseas y sudores).
-Gana mayor tolerancia al alcohol, o sea, necesita beber cada vez más alcohol para sentir el mismo efecto.
Además, el Instituto de Abuso de Alcohol y Alcoholismo de Estados Unidos expresa que, para saber si uno puede tener un trastorno por consumo de alcohol, puede realizarse a sí mismo las siguientes preguntas:
Durante el último año, usted…
-¿Terminó bebiendo más o por más tiempo más de lo que había planeado?
-¿Quiso reducir la cantidad o dejar de beber, y no pudo?
-¿Pasó mucho tiempo bebiendo, o recuperándose por beber mucho?
-¿Tuvo una fuerte necesidad de beber?
-¿Encontró que beber, o sentirse mal por beber, a menudo interfirió con su vida familiar, trabajo o escuela?
-¿Siguió bebiendo a pesar de que estaba causándole problemas con su familia o amigos?
-¿Dejó o disminuyó actividades que disfrutaba para beber?
-¿Se puso en situaciones peligrosas mientras bebía o después de beber? Algunos ejemplos son conducir borracho y tener relaciones sexuales de alto riesgo?
-¿Siguió bebiendo aunque le hiciera sentir deprimido o ansioso? ¿O cuando agravaba otro problema de salud?
-¿Debió beber más y más para sentir los efectos del alcohol?
-¿Sentía síntomas de abstinencia cuando se le estaba pasando el efecto del alcohol? Los síntomas incluyen problemas para dormir, temblores, irritabilidad, ansiedad, depresión, inquietud, náuseas y sudores. En casos severos, usted podría tener fiebre, convulsiones o alucinaciones.
Si respondes afirmativamente a dos o más de estas preguntas, podrías tener problemas relacionados con el alcohol. En ese caso, te invitamos a consultar a un profesional.
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