La vuelta al centro de Santiago ha sido una tendencia de los últimos años. Luego del Ópera Catedral, y en buena parte al auge del turismo, los buenos locales le perdieron el miedo al centro de la capital, que volvió a concentrar una interesante oferta gastronómica.

Algo que el hoy alcalde Alessandri está tratando de replicar en la Plaza de Armas.

Antes de eso, llegó el Hotel Somelier, casi en la esquina de Merced con José Miguel de la Barra.

Partieron aprendiendo, con el hotel boutique, un restaurant -el Antaño– y una azotea-bar, con una vista y ubicación privilegiada. La apuesta se veía interesante, pero a la materialización le faltaba, por sobre todo, oficio.

Pero los años le han hecho bien. O al menos eso es lo que pudimos ver cuando fuimos, a la hora de almuerzo, dos veces a probar el local.

Aquí hay trampa, porque ya había ido varias veces, por lo que la comparación fue inevitable, pero positiva.

Por un lado, estar en la azotea, que se conoce como el Sky Bar, es un privilegio en la ciudad.

No por nada las dos veces que fuimos este lugar estaba lleno, y cada vez que uno pasa caminando de noche por fuera del hotel se escucha que parroquianos acá nunca faltan. Esto a pesar de que entrar no es fácil: hay que meterse en el hotel y subir por un ascensor pequeño hasta el piso 8, y recién ahí ver si hay lugar.

M. Riveros.
M. Riveros.

Con ese ambiente, las dos veces el servicio fue muy atento, pero algo distraído. Entendible, pero mejorable.

La carta de este restaurant está marcada por platos nacionales. La idea es recorrer Chile con preparaciones modernas, pero de receta antigua.

Para partir, la carta tiene recomendaciones de maridaje tradicional junto a cada plato, incluyendo postres.

Tiene entradas, ensaladas y tablas para compartir, lo que permite elegir entre una variedad grande pero no brutalmente extensa.

Mi recomendación para iniciar es el Bombón de prietas ($5.400), que incluye una preparación que rebaja su intensidad y permite un bocado equilibrado, suave y con mucho sabor.

Me da la impresión que es algo calórico, al sumar prieta y queso crema junto a la compota de pera que lo acompaña.

Probamos también el Crudo de Filete ($7.600) de ternera, acompañado de alcaparras y pepinillos, que en realidad no tiene mucho valor agregado y tiene un sabor diferente al crudo tradicional.

Por eso, si quiere arriesgarse a probar un nuevo tipo de crudo, hágalo; pero si le gusta solo el crudo más tradicional, no se arriesgue: Hay otros platos con los cuales improvisar. Para fondos las recomendaciones son varias.

Un plato que recordaba desde la última vez que había ido a comer ahí eran los Ñoquis Artesanales con Mechada ($7.600), que siguen siendo un imperdible De La Casa. Suaves, a punto, con la intensidad justa de sabores y, a pesar de ser contundentes, se dejan comer con facilidad.

El Pastel de Choclo ($6.600) también cumple muy bien, aunque es un poco grande para un almuerzo. Si anda con hambre y tiempo es buena idea, pero para un almuerzo común no lo recomiendo.

La interpretación que hacen del Cancato de Salmón ($8.800), no muestra mucho y, si bien es un plato valioso en una carta de cocina chilena, acá es completamente prescindible. No es una mala preparación, pero es poco lo que muestra. Yo no lo volvería a pedir.

M. Riveros
M. Riveros

Una suerte distinta es la del Costillar de Cerdo con Rotkohl ($8.600).

M. Riveros.
M. Riveros.

En esta preparación el chef ejecutivo del Hotel, Alejandro Paz, entrega una mezcla propia que une a un plato chileno con un complemento alemán y, cual pernil, resulta muy bien.

Los postres son también uno de los fuertes en este local.

Por un lado está el Almendrado de Chocolate ($4.600), que con un ristretto va muy bien para cerrar una comilona contundente.

Un imperdible y recomendado es el Turrón de Vino ($3.200), que más allá del sabor, gana por tamaño y presentación. Es además lindo, pues se lleva a la mesa con una copa que vierte su contenido sobre un plato. Un espectáculo que siempre es bien recibido y que, además, se ha transformado en un sello del lugar.

M. Riveros.
M. Riveros.

Recomendado.

Mario Riveros M.
@mario_riverosm

Para escribir esta reseña este lugar se visitó una vez de manera anónima. También se recibió una invitación a conocer la nueva carta del restaurant.


Restaurant Antaño del Hotel Sommelier Boutique. Merced 433, Santiago. Tiene estacionamientos pagados en las calles aledañas.