Eddie Ledsham tiene 22 años, es un profesor británico recién egresado y dejó la pedagogía después de su primer semestre educando por su “bienestar psicológico y emocional”.

Ledsham decidió ser profesor en segundo medio. Así, entró a la universidad, completó los 3 años del pregrado británico y encontró trabajo al graduarse, haciendo clases en un tercero básico.

No obstante, indicó a través de un video que nunca nadie le enseñó ni le dio una idea de lo difícil y duro que sería ser docente en la vida real, especialmente debido a las limitaciones de tiempo y sobrecarga de trabajo que encontró a la hora de ejercer.

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El joven admitió que se levantaba a las 5:30 a planificar, preparar material y corregir pruebas, para trabajar todo el resto del día haciendo clases y, después de las horas lectivas, continuar con el mismo trabajo de la madrugada fuera del colegio.

Ledsham dijo que cada clase debería tener una planificación de, al menos, 3 hojas de carta, “pero si consideras el hecho que estaba planificando 7 clases por día, 5 días a la semana, esa es una cantidad terrible de planificaciones que hacer”, indicó The Independent.

“Incluso en el tren hacia y desde el trabajo me sentía culpable ya que no estaba haciendo nada relacionado al trabajo”, añadió.

“La veces que iba a ver a mi polola tenía que sentarme a corregir pruebas mientras ella cocinaba o hacía otras cosas”, afirmó.

A lo anterior se suma que en el colegio en el que trabajaba sólo había un curso por nivel, por ende no tenía el apoyo de otra persona a la hora de compartir material ni compartir experiencias.

Fuego amigo

Ledsham acusó que además de las largas horas y la sobrecarga de trabajo, los profesores del colegio sólo le hablaban para enrostrarle las cosas que, a su juicio, hacía mal, consignó el Liverpool Echo.

El hombre sentenció que sintió que lo que se esperaba de los profesores era “astronómico” y que el problema con la enseñanza eran todas las expectativas “irrealistas” que se tienen de los docentes.

Conclusión crítica

Con el apoyo de su familia, especialmente su madre, decidió continuar en el campo educativo, pero finalmente decidió dejarlo no porque no disfrutara de enseñar, sino porque concluyó que la Educación inglesa había dejado de buscar impartir conocimientos y sólo pretendía enseñar a pasar pruebas.

La salida Ledsham ocurre cuando el Reino Unido vive un incremento en el número de profesores que dejan la Educación, pese a que -según cifras del Ministerio de Educación británico- nunca había habido tantos docentes titulados ni trabajando.