Una de las consecuencias que ha traído el explosivo desarrollo industrial en China es el de la contaminación, lo que lo ha llevado a ser el país con los indicadores más críticos de degradación ambiental.

Y precisamente con la idea de crear conciencia sobre este serio problema es que Chas Pope, un ingeniero británico que trabaja en Beijing, compartió en Twitter un timelapse para graficar el impresionante nivel de smog que existe en la ciudad.

Aún cuando en un comienzo se puede ver un día soleado y despejado, en sólo 20 minutos -reducidos a unos segundos en el video- una extensa capa de smog hace “desaparecer” los edificios del lugar en la capital del gigante asiático.

Si bien en el caso del video, que ha sido destacado por el periódico The New York Times, puede haber influido la entrada de una niebla a causa de un fenómeno natural, lo cierto es que la mezcla con la polución hace que respirar en esas condiciones sea bastante peligroso.

En marzo de 2016 el primer ministro de China, Li Keqiang, había anunciado “importantes esfuerzos” a favor del medioambiente para “reducir drásticamente el esmog y la contaminación del agua”.

“Todas las centrales térmicas deberán emprender cambios técnicos, respetando normas más estrictas”, anunció Li Keqian. Las centrales que no respeten las normas serán “cerradas rápidamente”, aseguró.

Li Keqiang prometió además “avances en el remplazo del carbón por electricidad y gas” y “completar la política” sobre el desarrollo de la energía eólica, solar y biomasa.

Según un informe del Banco Mundial dado a conocer en 2014, las muertes prematuras y los problemas de salud causados por la contaminación atmosférica le cuestan hasta 300.000 millones de dólares anuales a China.

El ex ministro de Salud Chen Zhu había citado a fnes de 2013, en la revista médica The Lancet, estudios según los cuales la contaminación provoca 500.000 fallecimientos por año en el país.

Pero los efectos se hacen también sentir a largo plazo, ya que los bebés y los niños se ven gravemente afectados por las partículas tóxicas, con riesgos crecientes, además, de malformación para los futuros niños aún no nacidos, advierte el informe.