Sopaipillas y frituras en general son los preparados que más se ingieren durante el invierno por parte de la cultura criolla para paliar las bajas temperaturas. Sin embargo estos alimentos aumentan el peso más que subir la temperatura corporal.

Uno de los grandes mitos a través de los años ha sido que la comida puede ayudarnos a combatir las temperaturas extremas.

Al respecto Mónica Jiménez, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Talca desmitifica la creencia que en invierno debemos comer comidas calóricas para que nuestro cuerpo esté preparado.

“No tiene por qué la gente comer más energía, la percepción de frío o temperatura ambiente no generan mayor gasto calórico o mayor gasto energético orgánico. No se gasta más energía para soportar el frío, entonces ese es un mito de que hay que comer más cantidad de alimentos o preparaciones muy calóricas, fritas, o hidratos de carbono”, indica la nutricionista.

En ese contexto, la académica aseguró que relacionando la ingesta de hidratos de carbono, que son los azúcares y almidones, debería restringirse el consumo en momentos que está muy contaminado el ambiente, porque metabolizar los hidratos de carbono en el organismo, requiere mayor gasto de oxígeno.

“En ninguna época del año, que sea dependiente de la temperatura, hay que modificar la ingesta energética o alimentaria, porque será siempre igual de acuerdo a la condición de salud y nutricional de cada persona”, añadió la académica.

Además sostuvo que es importante llevar a cabo la “calistenia”, es decir realizar movimientos corporales, “por ejemplo hacer abdominales, flexiones o extensiones. Subir y bajar escalera o practicar yoga para mantener bien las articulaciones”, declaró.