¿Pudieron los egipcios cruzar el mar Mediterráneo en barcos de papiro hasta el mar Negro hace más de 4.000 años? Para comprobarlo, un grupo de investigadores quiere emprender esta odisea en una nave similar construida en Bulgaria.

El “Arbora IV”, una nave con forma de “drakkar” (barco vikingo) ensamblada con esmero por un equipo internacional en Beloslav, cerca de Varna, en la costa búlgara, será botado dentro de poco e iniciará su travesía a mediados de agosto.

Según el investiga alemán Dominique Goerlitz, que ideó el proyecto, los egipcios atravesaron el Mediterráneo hasta el mar Negro para conseguir el metal necesario para la construcción de sus monumentales pirámides.

Nikolay Doychinov | AFP
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La hipótesis dista mucho de crear consenso entre los científicos pero está, según Goerliz, acreditada por unos escritos del historiador Heródoto. Así, “con el Arbora IV, queremos probar que ese tipo de comercio era posible desde finales del Neolítico”, explicó a la AFP.

Pero, para ello, necesitaban una embarcación. Construirla no supuso un gran problema para este investigador alemán, que ya ha liderado antes tres proyectos similares, incluyendo un intento de cruzar el Atlántico en 2007. El “Arbora III” zarpó de Nueva York y casi alcanzó las Azores, pero zozobró en una tormenta tras 56 días en el mar.

Como en ese proyecto anterior, el investigador recurrió a la pericia de aimaras del lago Titicaca, en los Andes bolivianos: Fermín Limachi y su hijo, Yuri, cuya comunidad ha cultivado hasta nuestros días el arte de crear embarcaciones de caña, e incluso islas artificiales.

Nikolay Doychinov | AFP
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El resultado es bastante impresionante: con 14 metros de eslora, el “Arbora IV” parece una embarcación bastante robusta y relativamente cómoda, con dos grandes cabinas. Dotada de un mástil de madera, cuenta con dos velas de lino de 62 y 40 m2.

Se necesitaron dos kilómetros de cuerda para formar haces con las 12 toneladas de caña utilizadas, precisó Fermín Limachi, cuyo padre, José, participó en 1970 en la aventura del “Ra II” del noruego Thor Heyderahl, uno de los primeros intentos de arqueología experimental marítima.

Los papiros utilizados por los antiguos egipcios ya no crecen en cantidad suficiente, por lo que el “Arbora IV” fue construido con cañas totora importadas del lago Titicaca.

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Minicámaras de aire

Ahora, queda por ver si el barco logrará esquivar todos los peligros que depara el mar durante las cerca de 700 millas náuticas (1.300 km) hasta Creta, meta de la travesía.

“La cuestión principal es saber si este barco de ‘papiro’ es capaz de resistir el viento que sopla en las Cícladas y en el mar Egeo”, admitió Goerlitz.

Durante sus primeros días en el agua, las cañas que conforman la embarcación absorberán más de 5 toneladas de agua, lo que asegurará su lastre y su futura estabilidad en el mar, destacó el investigador.

Según él, aunque la tecnología pueda parecer rudimentaria, el barco presenta una flotabilidad incomparable pues las cañas le aportan “miles de millones de cámaras de aire y no puede romperse ni naufragar de golpe”.

Nikolay Doychinov | AFP
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Eso sí, la tripulación, compuesta por voluntarios de ocho países, contará con medios de comunicación por radio y satélite, imprescindibles para evitar cualquier choque con otras embarcaciones. “Sería totalmente arrogante y estúpido prescindir de ello”, consideró Goerlitz, para quien “un carguero es más peligroso que una tormenta en pleno mar”.

Mark Pales, un electricista holandés de 42 años que colabora en el proyecto de forma voluntaria, asegura que no alberga ninguna duda en cuanto a la seguridad del “Arbora IV”. “Estoy seguro al 100% de que no naufragará nunca”, afirmó. En el peor de los casos, “mientras se mantenga a flote, servirá de bote salvavidas”.

Heike Vogel, una voluntaria alemana de 35 años, se mostró impaciente por embarcar. “Será una experiencia muy excitante e inédita para mí”, subrayó.