Pese a que normalmente se le denomina como una una epidemia, según el aumento en las cifras, la obesidad tendría más en común con las enfermedades contagiosas de lo que pensamos.

Esto a raíz de una reciente investigación que extrajo la idea de que estar en una entorno social con un mayor nivel de obesidad, nos pone en riesgo de aumentar nuestro índice de masa corporal (IMC), como si imitáramos comportamientos que nos llevan a engordar.

Según recoge el portal de ciencia estadounidense, Science Alert, el estudio, realizado por economistas de Estados Unidos sobre personas que viven en bases militares, descubrió que la exposición a comunidades con mayores tasas de obesidad se asocian con el aumento en el IMC en padres e hijos.

Durante la última década ha aumentado el interés por comprender la forma en que las conductas relacionadas con la salud se propagan a través del entorno de las personas.

Steven Arenas (CC0)
Steven Arenas (CC0)

Fumar es quizás uno de los ejemplos más obvios, pero los estudios también han explorado la posibilidad de si estamos influenciados por ganar peso a través de nuestros vínculos sociales.

Pero encontrar evidencia es más difícil de lo que piensas. En primer lugar, es difícil separar los factores hereditarios de los aprendidos dentro de las familias.

Comportamientos comunes

Las personas tendemos a asociarnos con individuos de ideas afines, en otras palabras, ¿en qué medida nos influyen los que están en nuestro círculo social, en comparación con quienes elegimos, basándonos en comportamientos comunes?

Ashlesha Datar de la Universidad del Sur de California y Nancy Nicosia de la Corporación RAND (laboratorio de ideas estadounidense que forma a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos) se propusieron dilucidarlo, para eso recurrieron a un tipo de comunidad muy particular que asigna a las familias a vivir muy juntas y alejadas: una base militar.

Con datos obtenidos del Estudio de Ambientes, Ejercicio y Nutrición de Adolescentes Militares (M-TEENS), los investigadores enfrentaron antecedentes de 1.111 adolescentes jóvenes y más de 1.300 padres que habían sido asignados a una de las 12 bases militares en Estados Unidos.

Las mediciones del IMC realizadas a padres y adolescentes revelaron que casi una cuarta parte de los menores y tres cuartas partes de los mayores podrían clasificarse como con sobrepeso y obesidad.

Public Domain Pictures (CC0)
Public Domain Pictures (CC0)

Al fijarse en los efectos de factores como la edad, ingresos e incluso rango, se descubrió que los miembros de una familia militar tenían más probabilidades de tener un IMC más alto si se les había asignado a una base en un lugar con mayores niveles de obesidad.

Los adolescentes que vivieron cerca de la base durante más de dos años también tenían más probabilidades de tener un IMC más alto. Una explicación podría ser el medio ambiente, ya que por el simple hecho de vivir en la zona con un acceso quizás mayor a la comida rápida o lugares que desincentivan el ejercicio, también puede desempeñar un papel clave.

“Si bien este estudio no puede descartar definitivamente el papel de los entornos compartidos con las pruebas disponibles, los hallazgos sugieren que otros mecanismos pueden estar funcionando”, afirman los autores.

Aún así, los antecedentes proporcionan una evidencia muy necesaria para la hipótesis de que nuestras círculos sociales juegan un papel importante en la forma en que desarrollamos hábitos saludables y no saludables. Lo que sí es una prueba de que demuestra cuando se trata de mejorar la salud de nuestra comunidad, todos estamos en esto juntos.