Hace meses conocimos el caso de los cuatro comuneros mapuches que se encuentran en huelga de hambre tras ser detenidos bajo la acusación de quemar una iglesia evangélica ubicada en la localidad de Padre Las Casas, en La Araucanía.
Se trata de Alfredo Tralcal, y los hermanos Ariel, Benito y Pablo Trangol, quienes llevarían más de 110 días sin ingerir alimentos.
En julio pasado, representantes del Colegio Médico visitaron a los comuneros que, en ese momento, llevaban cerca de 50 días sin comer. Hipertensión, cefalea permanente y una disminución importante de grasa y masa muscular, fueron algunos de los diagnósticos que, minutos más tarde, los especialistas dieron a conocer.
La Asociación Médica Mundial define a la huelga de hambre como “una forma de protesta de las personas que no tienen otras maneras de dar a conocer sus demandas”. Con esto, “esperan lograr ciertos objetivos con una publicidad negativa para las autoridades”.
Asimismo, la institución define ciertos protocolos que deben resguardar los médicos que tratan a personas que se encuentren en esta situación. “El médico debe respetar la autonomía de la persona (…) No se debe obligar a las personas en huelga de hambre a ser tratadas si lo rechazan. La alimentación forzada contra un rechazo informado y voluntario es injustificable”, reza una declaración.
Volvamos al caso comuneros. Más allá de las acusaciones, que es materia que está siendo investigada por la Fiscalía, resulta fundamental conocer cuál sería el estado de estas personas que optaron por tomar la medida de presión contra las autoridades.
Por lo mismo, BioBioChile se puso en contacto con un especialista en la materia, quien explicó cuáles son las consecuencias de una huelga de hambre de más de 100 días y cuáles serían los tratamientos a los que podrían ser sometidas estas personas si es que, en algún momento, deciden deponer su manifestación pacífica.
Edison Hormazábal es un destacado nutricionista y académico de la Universidad del Desarrollo y, además, es coordinador de nutrición y ejercicios en la misma casa de estudios. “Hay reportes de personas que han sobrevivido sobre cuatro meses sin comer, aunque hidratándose y considerando las reservas energéticas previas como masa muscular y masa grasa”, explicó el experto.
De acuerdo a sus dichos, “el 30% de las huelgas de hambre se asocia a mortalidad”, aunque depende de la pérdida del músculo liso cardíaco. Y es que esta situación se asocia a graves consecuencias como la disminución de músculos y grasas vinculadas a almacenamientos energéticos.
En el caso específico de los humanos que alcanzan las 2.400 horas sin comer, Hormazábal especificó que “los depósitos de glucógeno hepático (la principal fuente de glucosa sanguínea) disminuyen al mínimo”. Además, “bajan las proteínas corporales responsables del aporte de enzimas para la producción de glucosa necesaria para funcionamiento del cerebro y otros órganos”
Por otro lado, el experto detalló que tras iniciar una huelga de hambre comienzan variaciones anómalas en algunas hormonas que cumplen diversas funciones vitales. Corticotropina (que regula, entre otras cosas, la sensibilidad al estrés y la ansiedad), cortisol (conocida como la hormona del estrés) y epinefrina (también llamada adrenalina), son sólo algunas de las que presentan cambios.
Asimismo, disminuyen los índices de tirotropina (hormona responsable de estimular la producción de enzimas en la tiroide), tiroxina y triyodotironina (segregadas por la tiroide, regulan procesos metabólicos).
Ya lo decíamos: la gama de tareas que cumplen estas enzimas que pueden resultar un tanto desconocidas es inmensa, por lo que mínimas variaciones producen daños que podrían ser irreparables en gran parte de los órganos del cuerpo humano, pudiendo generar incluso fallos multisistémicos.
Importancia de hidratarse
Hace pocos días conocimos la noticia: Benito Trangol, uno de los comuneros, decidió sumar a su huelga de hambre una nula hidratación. Hecho que, según el especialista, pondría aún más en riesgo su vida.
“El adecuado nivel de hidratación es vital para mantener un óptimo desempeño de nuestro organismo en todas sus funciones biológicas. Las necesidades de agua son tan esenciales que las podemos comparar con las necesidades de nutrientes y energía por parte cada una de nuestras células”, detalló Hormazábal.
Ya adultos, el cuerpo humano se compone de al menos un 65% de agua, lo que permite una óptima regulación de la temperatura corporal y la presión arterial. Además, posibilita la eliminación de residuos corporales.
“El principal riesgo para la salud es la deshidratación de nuestro organismo”, dijo el nutricionista. De la misma forma, mostró un cuadro donde se pueden apreciar los niveles de disminución de agua en el cuerpo y los efectos negativos que esto conllevaría.
Recordemos: el 30% de las huelgas de hambre finaliza en la muerte de los manifestantes. Aún así, existen personas que logran sobrevivir, aunque eventualmente deben ser sometidos a diversos tratamientos médicos para lograr estabilizar el organismo.
De acuerdo al especialista, al finalizar la protesta los médicos deben realizar una evaluación física general y, con ello, observar detalladamente el funcionamiento digestivo.
Por otro lado, si es pertinente también deberá someterse a un proceso de rehidratación y a una terapia nutricional intensiva mediante metodologías parenterales (traspaso de nutrientes por vías intravenosas) o enterales (entrega de nutrientes a través del sistema digestivo).