Sudar es un proceso natural. Es el método que utiliza el cuerpo para enfriarse cuando la temperatura corporal es demasiado alta. No obstante, este proceso de transpiración puede generar malos olores por lo que muchos se ven obligados a combatir con productos como desodorantes o antitranspirantes.

Lo primero que hay que considerar es la diferencia entre estos últimos dos productos. Un desodorante está destinado a controlar las bacterias, pero no evita que sudes. Sin embargo, “cubre” el olor con su perfume. En tanto, el antitranspirante controla el sudor, evita el olor y no es perfumado.

Pero durante este último tiempo ambos productos han destacado no por sus efectos positivos sino porque algunos ejemplares de ellos desencadenaron la controversia por poseer un ingrediente que los asocia con terribles enfermedades: el aluminio.

Pocos son quienes leen la etiqueta de un producto no comestible (algunos son casi indescifrables para las personas comunes y corrientes) pero este elemento ha estado presente en algunas marcas de desodorantes -puesto que reduce el sudor- sin que los usuarios se percaten.

Es por lo mismo que hoy están apareciendo en el mercado antitranspirantes con la etiqueta “libre de aluminio”, tomando consciencia de sus efectos. Sin embargo, ¿cuál es el peligro que presenta este elemento químico?

Según cuenta el portal La Vanguardia, el aluminio está relacionado con el cáncer de mama y el Alzheimer.

Un estudio del Instituto Environmental Health Perspectives, señala que el aluminio puede producir lesiones que son similares a las producidas por el Alzheimer a nivel neurofibrilar. Los investigadores, que usaron rayos X para comprobar su hipótesis, señalan que han identificado acumulaciones anormales de aluminio dentro de neuronas derivadas de pacientes con esta enfermedad cerebral degenerativa progresiva.

Respecto al cáncer de mamas, un estudio de la Universidad de Génova (Italia), explica que la exposición de la piel cercana al busto al aluminio del desodorante, está relacionada con la generación de tejidos cancerígenos que aumenta mientras se prolonga el uso de estos productos.

Desodorante (CC)
Desodorante (CC)

En esta misma línea, el doctor Sánchez Viera cuenta al portal español El Mundo que si bien considera un poco “alarmista” la información relacionada con el cáncer de mama, las “sospechas” entregadas por los científicos de todas formas terminarán por “desaparecer estos productos del mercado en algún tiempo. Es cuestión de salud pública”.

“No obstante, pacientes oncológicas aseguran que, tras ser diagnosticadas de cáncer de mama, su médico les ha recomendado dejar de usar desodorantes con aluminio”, destaca el portal.

Por su parte, un sitio especializado en Cáncer señala que “sólo unos pocos estudios han investigado una posible relación entre el cáncer de seno y los antitranspirantes o desodorantes para las axilas (…) sin embargo, se requerirían investigaciones adicionales para determinar si existe una relación”.

Desodorantes y medioambiente

El daño producido por estos productos no sólo puede afectar a nivel personal. Las versiones en aerosol de los antitranspirantes contienen cluroflorucarburos (CFC), sustancias que contribuyen con aumentar el tamaño del agujero de la Capa de Ozono.

“Los compuestos orgánicos volátiles son contaminantes que, en contacto con la luz solar, pueden producir gas de ozono en la capa más baja de la atmósfera terrestre. Esto puede ocasionar el deterioro de la calidad del aire, dando lugar a la formación del «smog»”, añade el sitio de desodorantes Antiperspirantsinfo.

En tanto, hay una tercera precaución al elegir un desodorante o antitranspirante: que estos sean “cruelty free”, o sea que no hayan sido testeados en animales antes de llegar a tus manos.

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Aunque no lo creas, existen muchas opciones que reúnen estas tres características (libre de aluminio, sin aerosol y cruelty free) en las farmacias, supermercado e internet, por las que puedes optar. Sólo basta con mirar dos veces.