Si “¿dónde dejé las llaves?”, “¿y mi billetera?” o “¿qué venía a comprar?” son preguntas recurrentes en tu vida, es probable que tengas un problema con tu memoria.

Pero calma, no hay de qué alarmarse aún. Vamos por parte.

Según la Red de Salud de la Universidad Católica, el envejecimiento es una causa normal de cambios en la capacidad de la memoria, de la concentración y de adquirir nuevos conocimientos.

Si este padecimiento se agrava con los años, podría incluso llegar a convertirse en alzheimer, una enfermedad mental progresiva que afecta a unas 180 mil personas en Chile según el Fondo Nacional de Salud (Fonasa). Y ojo, que a nivel mundial son más de 47 millones de personas los aquejados y se espera que en 2050 la cifra supere los 135 millones de personas.

La falla de la memoria, tal parece, está afectando cada vez más a los grupos jóvenes. Al menos así lo afirma el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, quien comentó que “sabemos que debido al estrés y a la cantidad de tareas que gestionamos mentalmente, cada vez hay más personas jóvenes que experimentan dificultades en la memoria”.

Según el mismo especialista, el problema podría estar dañando también a los infantes. “Afecta incluso a los niños, ya que cada vez hay más problemas de atención y la atención es la vía de entrada de los recuerdos”, dijo.

Por eso es importante saber cuándo preocuparse… y es que olvidarse de algunas cosas insignificantes puede resultar normal siempre que nos encontremos bajo un fuerte estrés, exceso de responsabilidades o, simplemente, con el ánimo por los suelos.

En este sentido, la coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Sagrario Manzano, explicó al medio El País que hay que tener en cuenta los factores externos que podrían estar provocando este dilema: “tóxicos como el tabaco, el exceso de alcohol, o los estilos de vida poco saludables que incluyan la dieta grasa, el sedentarismo”, especificó.

¿Cuándo prestar mayor atención?

El neuropsicólogo manifestó que “los problemas de memoria relacionados con el envejecimiento o enfermedades neurológicas aparecen generalmente a partir de los 55-65 años de edad, y suelen caracterizarse por dificultades para encontrar palabras o para recordar cosas que hemos hecho hace unos pocos días”. Por tanto, cualquier alteración en la memoria que se produzca antes, es preocupante.

Por su parte, la coordinadora del SEN explicó que los jóvenes “más que un problema de memoria puro (…), lo que suelen tener es una alteración atencional y de la capacidad de concentración, que es la responsable de las dificultades a la hora de codificar la información” y recordar.

El especialista complementó mencionando que “los problemas de memoria de la gente más joven suelen tener que ver con no recordar detalles del pasado y sobre todo, con no recordar cosas que tenemos que hacer en el futuro”.

De esta forma, coinciden en que los síntomas que deben causar alerta, más allá del “¿dónde dejé las llaves?”, son la desorientación en entornos que conocemos o el abandono de actividades que se estaban realizando

Asimismo, desde la Red de Salud de la UC advierten que debe existir alarma siempre que los problemas con la memoria: alteren la cotidianidad; produzca olvido de hechos de significancia recientes y se recuerden otros del pasado; o cause cambios en el estado de ánimo.

Ejercicios para la memoria

Álvaro Bilbao explicó que “la memoria humana es limitada y la cantidad de información que gestionamos en la vida y los trabajos actuales es muy superior a la que podemos gestionar”, por lo que aquí van algunos consejos que podrían servir a la hora de proteger nuestros recuerdos.

Caminar: Puede sonar un poco básico, pero según un estudio publicado en la revista Current Biology, el ejercicio físico ayuda también a la memoria, pues oxigena el cerebro, lo que es fundamental para prevenir enfermedades.

Tener vida social: El neuropsicólogo explicó que “ayuda a mejorar la capacidad de aprendizaje y el recuerdo. Mucha gente invierte tiempo en ejercicios tipo sopa de letras y, en realidad, un café con unas buenas amigas puede ser mucho más beneficioso para su memoria”.

Recordar cada día: Sí. Acostarte, cerrar los ojos y recordar qué hiciste durante tu jornada podría ayudarte a evitar problemas mentales. Esto, según el estudioso, “ayuda a fortalecer la capacidad de evocación, es decir, traer a la mente los recuerdos que tenemos guardados”.

Leer y hacer crucigramas: De acuerdo a los dichos de Bilbao, sirve “para no olvidar palabras y tenerlas accesible lo mejor son los crucigramas y la lectura. Las personas que leen mucho conservan por más tiempo su riqueza de vocabulario”. Y es que pensar en nuestras propias ideas, por muy perjudicial que sea, podría resultarnos tedioso. Por tanto, la anterior es una muy buena opción para desconectarse.

Repetir números: Una idea bastante práctica, según el especialista, es “ser capaz de repetir números de teléfono u otras cifras y darles la vuelta. Es un ejercicio muy completo y fortalece la capacidad de memorización su efecto es similar al de hacer sudokus”.

Escribir: No se trata de narrar tu historia en un libro de 500 páginas, calma. Tener un diario de vida o mantener tu perfil de Facebook al día resultaría bastante efectivo al momento de tener que recordar cosas de tu pasado.