El baño es un lugar íntimo de higiene en el que cada persona puede pasar -aunque sea- algunos minutos a solas consigo misma…y varios millones de gérmenes.

Esta habitación fundamental en cada hogar suele albergar microorganismos que encuentran un hogar entre la humedad y los deshechos. Sin embargo, al contrario de lo que gran parte de las personas puedan pensar, no es justamente el inodoro el “lugar” en el que viven gran parte de los gérmenes, sino que es la esponja de baño.

Tres científicos expertos en el tema, publicaron un estudio en la revista académica Journal of Clinical Microbiology, centrándose en lo sucio que puede llegar a estar este utensilio de higiene y lo peligroso que es para la salud.

Esponjas de baño
Esponjas de baño

Según relatan los investigadores Edward Bottone, Anthony Perez y Jamel Oeser, la esponja es un sitio perfecto para acoger a los gérmenes: es cálida, húmeda y está en constante contacto con las bacterias y células muertas de la piel, las que quedan atrapadas en ella.

Tal como explican los especialistas, las esponjas “han ganado popularidad como productos de belleza diseñados para vigorizar la piel”, pero en realidad “son un cultivo de suciedad”.

De esta forma, el estudio indica que puede resultar muy peligroso frotar una esponja contra piel recién afeitada, con heridas o quemaduras, puesto que hay una enorme posibilidad de contraer una infección por estafilococo

(CC0)
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Incluso, este mismo ambiente es ideal para la aparición de moho en medio de este artículo de baño.

Para evitar “crear” un submundo de bacterias dentro de la esponja, los expertos recomiendan cambiarla cada 3 semanas y, si es de plástico, cada 2 meses. Otra recomendación es secar la esponja en un microondas por 20 segundos después de usarla (a excepción de si es plástica).