No, no eres un antisocial por necesitar un momento de silencio, es totalmente normal que de vez en cuando queramos que tener nuestro propio espacio y no ser “molestado” por nadie.

En un mundo tan ajetreado como en el que vivimos solo logramos conseguir silencios intermitentes, pero, por el bien de nuestra salud, debemos buscar la forma de conseguir esos momentos.

“La contaminación acústica se vincula con sordera, problemas de sueño, enfermedades cardiovasculares y trastornos digestivos. También se sabe que los jóvenes que viven en un ambiente de ruido ven alterada su capacidad de memoria y aprendizaje” explica al sitio español El País, el neurólogo Pablo Irimia.

Además, el experto explica que el silencio nos permite controlar la tensión arterial y tener una vida reflexiva que a la vez resulta muy beneficiosa para evitar algunas enfermedades como el alzheimer.

Lorraine. | Flickr
Lorraine. | Flickr

“El pensamiento profundo y meditado genera nuevas conexiones entre neuronas. Es decir, una vida intelectual activa, que requiere concentración y, por tanto, silencio, cumple un papel protector en afecciones neuronales. Por ejemplo, ya sabemos que un nivel educativo alto se vincula con un menor riesgo de padecer alzhéimer” dice el neurólogo.

Esto no significa que debamos alejarnos por completo de los lugares con mucho ruido o movimiento, pero si tener en cuenta que necesitamos breves momentos de silencio durante el día para compensar con la ajetreada rutina. Además, de acuerdo a Irimia, nuestro cerebro tampoco soporta mucho tiempo de silencio total.

“Existen cámaras anecoicas que reproducen, en el ámbito médico, lo más parecido al silencio absoluto, y nadie aguanta dentro más de 40 minutos, pues el cerebro siempre está buscando estímulos y si no los encuentra fuera, magnifica el ruido del corazón, los intestinos…” explica el experto.