Un estremecedor caso quedó al descubierto en Estados Unidos la semana pasada, luego que la policía revelara la identidad de unos restos humanos que hallaron detrás del refrigerador de una tienda en enero pasado. Estos corresponden a un joven que estaba desaparecido desde 2009.

El hecho ocurrió cuando, a comienzos de año, los empleados de una tienda llamada No Frills en Council Bluffs (Iowa, EEUU), encontraron restos humanos detrás de un enorme refrigerador. En ese entonces, los trabajadores se encontraban reordenando el local comercial.

Según detalló CNN, luego de varios meses de exámenes de ADN e investigación la policía identificó el cuerpo de Larry Ely Murillo-Moncada, quien estaba desaparecido desde el 28 de noviembre de 2009.

Las autoridades comprobaron esta identidad por medio de exámenes de ADN realizados a sus padres, quienes corroboraron que la ropa que estaba con el cadáver pertenecía a su hijo.

En ese momento, la familia Murillo-Moncada relató que la desaparición de su hijo tuvo como antecedente una pelea con ellos, tras la que el muchacho salió del hogar “visiblemente ofuscado”, relataron las autoridades.

Tienda donde trabajó Larry Ely Murillo-Moncada
Tienda donde trabajó Larry Ely Murillo-Moncada

El padre del fallecido, quien no quiso dar a conocer su nombre, aseveró que por esos años su hijo estaba bajo un tratamiento psiquiátrico, por lo que consumía medicamentos y tenía un actuar que en ocasiones era irracional.

Sin ir más lejos, en ese entonces el grupo familiar y la policía temieron que Larry podría haber abandonado el país y huido hasta Nicaragua, donde vivían sus abuelos.

La teoría que ahora tiene la policía es que el muchacho habría llegado hasta la tienda, donde trabajaba ese año, y habría ido hasta el lugar donde estaban los refrigeradores, donde muchos empleados tomaban descansos en medio de la jornada.

Una vez allí habría subido hasta uno de ellos para tomar una siesta, pero en un descuido habría caído en el espacio que separaba la máquina con la pared (45 centímetros), quedando atrapado sin posibilidad de salir.

En ese momento, especulan, el ruido que realizan los motores de los refrigeradores habría opacado sus gritos para pedir ayuda, por lo que habría muerto después de un tiempo.

La autopsia del cuerpo se realizó hace una semana. Ésta no reveló signos de trauma o golpes efectuados por un tercero, por lo que su muerte fue considerada como accidental.