El caso del “Exorcismo de Tanacu” relata los crueles tratos a los que fue sometida Irina Cornici, una monja rumana de 23 años que murió crucificada en el año 2005 en la localidad de Tanacu. La joven había sido sometida a un exorcismo, producto de una supuesta posesión demoníaca, el cual fue muy mal ejecutado.

De acuerdo al portal español ABC, Cornici venía de una familia cuyos padres se habían separado y creció en un ambiente bastante desventajoso. A los ocho fue destinada a un orfanato producto de la muerte de su madre en un accidente y el suicidio de su padre.

Posteriormente, a los 19 años tuvo que hacerse cargo de los cuidados de su hermano menor, por lo que se trasladó a Alemania, donde trabajó como empleada doméstica. Luego volvió a Rumania para trabajar en una familia de la ciudad de Banat.

Se dice que, meses más tarde, una amiga de Irina se convirtió en monja en el Monasterio de Tanacu. Posteriormente, ella misma le convenció para que se convirtiera en una servidora de Dios.

Daily Mail
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Fue así como, a los 23 años, la joven fue enviada al monasterio señalado anteriormente, el cual está ubicado en la región de Vaslui, una de las más pobres en Rumania.

Según detalla el diario inglés Daily Mail, durante las primeras semanas de estadía en el lugar la salud mental de Irina Cornici se deterioró considerablemente, hasta que en marzo cayó en una depresión.

La autoridad eclesiástica decidió enviar a la mujer hasta el Hospital Psiquiátrico de Tanacu, donde fue diagnosticada con esquizofrenia.

“Ella creía que el diablo le estaba hablando y que le había dicho que era una pecadora. Es un síntoma de esquizofrenia, y posiblemente estaba sufriendo su primer episodio”, dijo Gheorghe Silvestrovici, un psiquiatra que la trató en la oportunidad.

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Sin embargo, la monja fue medicada por los profesionales que la trataron y el 20 de abril de 2005 fue dada de alta desde el hospital, quedando a cargo de las autoridades del monasterio por un tiempo ilimitado.

Sin embargo, pasaron 10 días y ella tuvo una recaída en su proceso de recuperación. De acuerdo a lo que sostiene el citado medio, seguía diciendo que era una pecadora y no soportaba estar dentro de la iglesia.

Sin embargo, desde la institución descartaron enviarla nuevamente hacia el hospital psiquiátrico y optaron por un acto mucho más extremo: realizar un exorcismo al cuerpo de Cornici.

En entrevista con el medio rumano Evenimentul Zilei, el párroco que llevó a cabo el acto, Daniel Corogeanu, indicó que esa era la única forma que tenían para salvar completamente el alma de la joven.

“Los diablos no pueden ser curados con píldoras. Toda la comunidad estaba de acuerdo con que se trataba del diablo y no de una enfermedad síquica. Sus gestos y las palabras que gritaba mostraban la presencia demoníaca”, indicó en la oportunidad.

Sin embargo, aquel exorcismo resultó de la peor forma e Irina Cornici falleció el 15 de junio de 2005 a causa de los malos tratos que recibió de parte del sacerdote y cuatro otras monjas, quienes apoyaron el ritual.

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El acto fue severamente investigado por la Fiscalía de Rumania. Durante ese proceso se conocieron detalles inauditos de lo que ocurrió dentro de la iglesia ortodoxa.

Según el relato de la autoridad, la mujer fue amordazada con una toalla y amarrada con cadenas a una cruz de madera sin recibió alimentos en un lapso de seis días. Por aquellos hechos falleció en el lugar.

De acuerdo al reporte de Daily Mail, Corogeanu negó haber crucificado a la monja e indicó que tuvieron que atarle las manos a una tabla y que la amordazaron porque lanzaba improperios contra la iglesia en diversas lenguas.

El párroco agregó que cuando Cornici se calmó ellos le dieron té con pan, sin embargo, la muchacha se desmayó en la iglesia y posteriormente sufrió un infarto.

No obstante, el resultado de las investigaciones que llevó a cabo la Fiscalía determinaron que la joven fue golpeada con los puños por el cura en la iglesia. Además revelaron que murió a causa de un ataque severo de esquizofrenia.

Finalmente, tras seis meses de investigación y el juicio respectivo, el sacerdote fue condenado a cadena perpetua y quedó con prohibición de realizar actos religiosos de por vida.