01-11-2018 a las 12:12

El misterio de la chilena que fue degollada en Halloween: su bebé estaba viva y mudada a su lado

Publicado por: Nicole Briones

Pixabay

¡¿Dulce o travesura?! Lo más probable es que ninguno de los niños que piden dulces saben los escalofriantes crímenes que pueden ocurrir en la noche de Halloween.

A nivel mundial han salido a la luz casos que han estremecido a muchas personas, pero pocos conocen la historia tras la muerte de una joven chilena en el condominio Los Viñedos de Vespucio, en la comuna de Macul.

Un crimen perfecto, que pese a las investigaciones, nunca fue resuelto.

El crimen de la Noche de Brujas

Según lo publicado por Economía y Negocios, el 31 de octubre de 1995, Orietta Denisse Eludwig Venturini fue asesinada con diez puñaladas en el departamento 52 del Block H, mientras su pequeña hija de dos meses dormía en su cuna.

La investigación de la policía determinó que el o los asesinos ingresaron al domicilio de Orietta alrededor de las 21:00 horas, sin forzar la puerta. Por lo tanto, se presume que el victimario es una persona de confianza.

Una vecina aseguró haber escuchado gritos, pero los atribuyó a los niños que pedían golosinas. Jamás pensó que había una escena del crimen a pasos de su casa.

El cuerpo de la secretaria de 39 años fue encontrado con 10 heridas cortopunzantes y una profunda incisión en la garganta que le causó la muerte. No había señales de lucha, por lo que habría sido atacada por la espalda.

Ella estaba desnuda, amordazada y sus manos estaban atadas con una cuerda. En cambio, su hija fue mudada y alimentada por el homicida.

Además, se comprobó que el departamento había sido revisado intensamente, estaba todo desordenado y faltaban documentos, una chequera, dinero y algunas joyas.

La escena fue descubierta por la madre de Orietta, quien había entrado con sus llaves al domicilio para almorzar con su hija y nieta.

La claves

A los pocos minutos del hallazgo del cadáver, la policía llegó hasta el inmueble para recoger las evidencias del suceso. Sin embargo, éstas no dieron muchos indicios de lo que ocurrió.

Se encontraron colillas de cigarro, marcas de pisadas, pero ni una sola huella digital.

Entre los sospechosos estaban su expareja, Iván Aguilera, y un trabajador agrícola de Melipilla, identificado como Juan Gómez (35).

Aguilera estuvo bajo la mira por su especial interés en la herencia de la víctima, pero más tarde se comprobó que estuvo recorriendo bares en Temuco.

Años más tarde se detuvo al rondín Juan Gómez Bravo, quien trabajaba en la segunda etapa de las obras del condominio.

Según consignó La Nación, algunos testimonios indican que el hombre fue visto merodeando los alrededores del block donde vivía Orietta. Además, un documento emitido por el tribunal dio cuenta de que él mantenía en forma irregular una copia de las llaves del condominio.

Juan Gómez prestó declaración ante la policía y negó ser el autor del crimen. Finalmente no se encontraron pruebas que establecieran su responsabilidad en los hechos.

Hasta el día de hoy, los abogados lamentan que el caso no tenga culpables. Incluso aseguran que hubo pistas que los detectives pasaron por alto.

Una familia golpeada por la muerte

El asesinato causó un tremendo revuelo en la prensa, más aún por la serie de acontecimientos que ocurrieron después.

El dolor para los familiares no terminó ahí. A los dos años después, la hija de Orietta, Isidora, murió por una encefalitis viral tras pasar varios meses en estado vegetal.

Y como si no fuera suficiente, en 1998, murió la madre de Orietta. Quizás cansada de exigir justicia.

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