Transilvania guarda una gran cantidad de mitos y leyendas, sin embargo, la realidad nuevamente superó a la ficción. En estas lejanas tierras, durante el siglo XV, una asesina en serie sembró el pánico en la población debido a su poder y a su macabra búsqueda por la belleza.

Hablamos de la condesa Elizabeth Báthory, cuya locura y maldad alcanzaron límites insospechados que siguen impactando hasta el día de hoy. Y es que la mujer desangró a más de 650 doncellas del pueblo para bañarse en su sangre.

Elizabeth nació en el seno de una familia aristócrata en Nyírbátor, Hungría. Desde pequeña recibió la mejor educación posible, incluso era mucho más letrada que algunos de los nobles de la época, quienes con suerte sabían leer. Pero no sólo aprendió de arte y lenguas, pues también conoció el esoterismo gracias a su nodriza y algunas empleadas del castillo de su familia, práctica que marcaría su vida para siempre.

Cuando apenas tenía 15 años, se casó con el conde Ferecz Nádasdy, un joven de 20 años quien estaba lejos de su rango social y que incluso aceptó llevar el apellido de su esposa, ya que el tío materno de la joven era Esteban I Báthory, príncipe de Transilvania y rey polaco entre 1575 y 1586.

Tras el matrimonio, la pareja y la madre del novio se fueron a vivir al alejado castillo de Čachtice, ubicado en lo que hoy es Eslovaquia, donde ella pasó periodos de varios años en soledad debido a que su esposo, conocido como el “héroe negro” por su crueldad, debía partir a la guerra frecuentemente.

Retrato de Elizabeth Bathory
Retrato de Elizabeth Bathory

Para entretenerse durante su distanciamiento, salía escondida al pueblo y mantenía relaciones con hombres de la época. Algo que cambió cuando tuvo a su primera hija, una década después del matrimonio con Nádasdy. A ella, luego le seguirían otros tres hijos.

A pesar de la maternidad, la crueldad de Elizabeth para con sus empleados se mantuvo intacta, al igual que su interés por la brujería. De hecho, su nodriza continuaba ayudándola e incluso le enseñó los beneficios de la sangre para mantener la juventud. xh

Todo empeoró cuando su esposo murió producto de una enfermedad en el campo de batalla, lo que permitió a Elizabeth hacer lo que quisiera. De partida, echó a su “odiosa” suegra a quien nunca quiso, además de todos los cercanos que la rodeaban.

En tanto, las empleadas que eran leales a la mujer fueron torturas de las formas más horribles. Algunas de ellas fueron cubiertas por miel y dejadas en el bosque, mientras que otras eran mojadas con agua fría y dejadas a la intemperie en pleno invierno, donde sus cuerpos se congelaban.

Elizabeth Báthory | Recreación
Elizabeth Báthory | Recreación

Según el portal Mujeres en la historia, su adicción a la sangre comenzó cuando una sirviente le tiró el cabello mientras la peinaba, lo que desató su furia y le dio una bofetada que la dejó sangrando. Parte de esa sangre cayó en su mano y Elizabeth aseguró que había hecho su piel se volviera más lozana y blanca.

“A la mente de Elizabeth volvieron las tétricas palabras de su nodriza y no dudó en desangrar a la torpe sirvienta y prepararse una bañera con su sangre en la que se sumergió. Ese sería el primero de una larga lista de asesinatos para abastecerse de la sangre suficiente que le daría la eterna juventud”, señala la web.

Tras aquella muerte, sus crímenes se volvían más terribles y macabros. Uno de los métodos más usados por la condesa era meter a las chicas -cuyas edades iban de los 12 a los 25 años- en un sarcófago con clavos que se enterraban en las víctimas al cerrar.

La leyenda asegura también, que tras bañarse en sangre, la mujer no utilizaba una toalla para secarse, sino que hacía que sus sirvientas lamieran la sustancia de su cuerpo para no perder absolutamente nada. A algunas incluso las obligaba a mantener relaciones sexuales con ella, también.

Elizabeth Báthory
Elizabeth Báthory

Los rumores de que la condesa capturaba a mujeres jóvenes, a quienes las engañaba ofreciéndoles trabajo y una nueva vida, pronto llegó a oídos del rey Matías II de Hungría, quien de inmediato ordenó una investigación, especialmente por el gran número de chicas nobles que se estaban viendo afectadas.

En ese momento, Elizabeth se encontraba muy vulnerable, pues desde la muerte de su esposo ya no contaba con un ejercito ni protección de ningún tipo.

Al llegar al castillo la guardia del rey vieron un espectáculo aterrador, encontrando cadáveres de mujeres en todos lados y en diferentes etapas de descomposición. Y es que al principio Elizabeth les daba una debida sepultura, pero con el tiempo esto fue cambiando y comenzaron a dejar los cuerpos tirados en el bosque.

La duquesa y sus cómplices fueron llevados a juicio donde la mayoría fueron sentenciados morir decapitados, mientras que Elizabeth, gracias a sus títulos nobles, fue confinada a quedar presa en una mazmorra del propio castillo, donde alcanzó estar sólo cuatro años antes de fallecer en 1614, a los 54 años.

Su vida y muerte ha inspirado cientos de relatos, leyendas e incluso películas que siguen apareciendo hasta el día de hoy, pues Elizabeth fue la primera mujer asesina en serie de la historia.