Aún se discute si existió en la Edad Media el Derecho de Pernada, cuando el patrón se acostaba primero con la novia en su noche de bodas.

Tal como lo dice su nombre se trata de un “derecho” que existió en la edad media y que desafortunadamente se extendió durante muchos siglos, favoreciendo a hombres que vieron en esto una forma más de ejercer su poder.

El ‘derecho de pernada’ viene del término francés ius primae noctis que significa que el señor feudal podría, por consecuencia de una ley o costumbre, acostarse con una recién casada en su noche de bodas. Esto antes que ella tuviera intimidad con su propio marido.

Se trataba de un favor sexual que se le entregaba al señor, sin oposición del novio, la novia, sus padres o sus familiares, quienes incluso la llevaban a cumplir su tarea.

Así lo refleja la obra “Le droit du seigneur” de Vasili Polénov, donde se personifica a un anciano que va a entregar a sus jóvenes hijas al señor feudal.

Le droit du seigneur
Le droit du seigneur por Vasili Polénov

Pero, ¿Cuál es la discusión de los historiadores? No es si los señores feudales realizaban o no estas prácticas sexuales con las mujeres que estaban bajo su mandato, sino que si es real que durante esa época esto fue un “Derecho” como tal, una costumbre de la sociedad de aquellos años.

Derecho de Pernada: mucho más que una relación sexual

Según menciona History Channel, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que esto es una práctica muy ancestral, incluso muy anterior a la cultura de la antigua Roma, destacando que hay rastros de esta atrocidad en zonas como Cefalonia, en Grecia.

Sin embargo, cuando mayor apogeo tuvo fue en la Edad Media, cuando los señores feudales se habrían atribuido el derecho de realizar este abuso a las mujeres en su noche de bodas, algo que habría estado permitido.

Esto vendría de la costumbre germánica “Beilager” por la que un señor de cada pueblo reservaba para él la primera relación sexual de una recién casada, con la excusa de que la sangre que se generaría en el desfloramiento tendría propiedades mágicas.

De acuerdo a lo que destaca ABC Historia, este “privilegio” se perpetuó, pero siempre el señor feudal podría perder el derecho que tenía a cambio de un pago metálico, es decir, impuestos o tributos que se conocían como “el merchet”, “el cullagium” o “el vadimonium”, entre otros.

El medio español señala que este derecho de pernada se reduce a lugares y casos concretos, aunque menciona que: “este privilegio feudal se ejercía de forma indirecta mediante el pago de un impuesto al señor por haber autorizado el enlace de sus vasallos”.

Además, añade, era usual que en muchos lugares el señor simulara el acto sexual o saltara encima de la novia en medio de las celebraciones del matrimonio, como recordatorio permanente de su poder.

La discusión de los historiadores

¿Existió realmente el derecho de pernada? Ese es el cuestionamiento que se han realizado los historiadores, pero no porque no haya existencia de que efectivamente hubo violencia sexual por parte de los señores a sus vasallas, sino porque era realmente esto una “costumbre”.

La discusión nace de endebles pruebas de su existencia y así lo afirma National Geographic, quienes indican que: “Muchos documentos de época medieval que se han alegado como supuestas pruebas del derecho de pernada se re eren en realidad a otras cosas, como por ejemplo a los impuestos que pagaban los campesinos a sus señores para poder casarse”.

Según destacan, una de las pruebas históricas corresponde a un verso que se encontró en la abadía de Mont-Saint-Michel en el año 1247, donde se indica la dura vida que vivían los campesinos frente a exigencias ‘señorales’ extremas, como pagar para que permitiera que sus hijas se casaran, en favor de que estas no fueran violadas por el señor.

Aunque se podría tratar de una denuncia de las atrocidades que cometían, más bien fue una herramienta política que emplearon los monjes de la abadía, con el objetivo de atraer a sus tierras a los campesinos que estaban en territorios de señores feudales, de esta forma obtendrían lo que los monjes decían, tratos más justos.

Pese a esto, hay una prueba sobre la existencia del derecho de pernada en España, que se encuentra en la Sentencia Arbitral de Guadalupe de 1486, donde señores feudales y campesinos de Cataluña firmaron la paz donde se abolieron los “malos impuestos”, entre ellos el que se pagaba para evitar esta situación.

Aunque esto queda en duda cuando los historiadores revisan el Proyecto de Concordia de 1462, cuando se pidió abolir este derecho, pero los señores feudales negaron que existiera este servicio y de existir, estaban muy de acuerdo con eliminarlo.

Pese a que se reconoce que durante algunos siglos, atribuir el derecho de pernada fue una práctica que se habría utilizado en contra de los señores feudales con el objetivo de denigrar su imagen.

De todas formas, este “derecho” habría sido eliminado una vez que el poder de la iglesia se hiciera presente, consignó ABC Historia.

Una vez que la institución fue ganando más poder, fortaleció el matrimonio como enlace sagrado, por lo que el derecho que se atribuían los señores feudales pasó a ser “los caprichos de un señor descontrolado incapaz de respetar la dignidad de las personas a su cargo” y sin la oportunidad de realizar las atrocidades que acostumbraban a hacer.