La mañana del 20 de diciembre de 1959 los habitantes de Osprey, en Florida, se preparaban para disfrutar las fiestas de fin de año. Con la Navidad a la vuelta de la esquina, la comunidad pasaba sus días con alegría festiva al tiempo en que compraba los últimos regalos y adornaba los árboles. No obstante, una trágica noticia daría un ánimo sombrío a las celebraciones.

Esa mañana quedaría al descubierto uno de los crímenes más sangrientos que haya vivido la localidad, en el que un matrimonio y sus dos pequeños hijos perdieron la vida de forma terrible.

Los pormenores del asesinato fueron tan cruentos que incluso el célebre escritor Truman Capote le dedicó unas páginas en su reconocido libro, A Sangre Fría, y el recuerdo de la matanza perduraría hasta el día de hoy en las mentes de los ciudadanos locales.

Ésta es la historia de los asesinatos de la familia Walker.

Cliff y Christine | Medium.com

Los Walker: un amor de secundaria

De adolescentes, Cliff y Christine Walker compartieron amistades y rápidamente se enamoraron, convirtiéndose en pareja a una temprana edad.

No fue mucho después que los novios contrajeron matrimonio, conformando una familia tranquila y feliz que disfrutaba del hogar y los paisajes de Florida.

Poco después vinieron los hijos, Jimmie y Debbie, quienes coronaron la hermosa familia que habían formado y por quienes daban la vida.

Sin embargo, nada prepararía a la familia para lo que vivirían poco tiempo después: los cuatro serían asesinados de una terrible forma, cuando los más pequeños recién iniciaban su vida.

Cliff y Christine | Medium.com

El día de la matanza

La mañana del 20 de diciembre Daniel McLeod, amigo y compañero de trabajo de Cliff, fue a buscarlo a su hogar. Ambos saldrían de paseo a cazar cerdos. No obstante, cuando arribó a la vivienda se encontró con la peor escena: la familia completa asesinada.

Luego que la policía llegara a la escena del crimen y comenzara a conocer el caso, determinó que los asesinatos fueron cometidos el día anterior.

La tarde del sábado 19 de diciembre, Christine, de 24 años, llegó al hogar con algunas compras. Se dispuso a ordenarlas cuando, de improviso y sin móvil aparente, fue atacada por al menos dos personas que trataron de intimidarla.

La joven madre trató de defenderse con sus zapatos taco de aguja, sin lograr su cometido. Poco después, los antisociales la arrastraron a la habitación de su hijo Jimmie y abusaron sexualmente de ella. Poco después le dispararon, pero al no morir procedieron a darle un segundo tiro mortal.

No mucho después llegó Cliff. Los asesinos le dispararon a quemarropa, dándole muerte en el lugar. Luego balearon a Jimmie, quien estaba comiendo un dulce que le había regalado su padre minutos antes. El niño no murió de inmediato, se arrastró hasta su padre muerto en búsqueda de protección, cuando recibió un impacto de bala en su cráneo que acabó con su vida.

La última en morir sería Debbie, y de la forma más desalmada. La bebé recibió un disparo, pero no murió en el acto. Ante esta situación, uno de los criminales llevaron a la menor al baño y la ahogaron en la bañera. Hasta el día de hoy se desconoce si falleció producto de la bala o de la inmersión.

La familia Walker | Discovery Investigation

Los sospechosos

Inicialmente, los sospechosos del caso fueron el propio amigo del padre de familia, Daniel McLeod, quien quedó rápidamente descartado tras pasar varias pruebas de polígrafo; un primo de Cliff, Elbert Walker, quien también fue desestimado como posible autor; y un habitante local llamado Wilbur Tooker, conocido como un pervertido que había tratado de besar a Christine a la fuerza en el pasado.

Sin embargo, el sospechoso más sonado fue Curtis McCall, un hombre reconocido por ser un alborotador con historial de violencia. Se decía que el hombre habría estado involucrado en una relación con Christine, algo que nunca se logró comprobar, pero las pruebas de polígrafo no fueron concluyentes.

Pese a ello, nunca se probó su culpabilidad.

Truman Capote | A Sangre Fría

Asesinato de los Walker, ¿secuela de A Sangre Fría?

La mañana del 15 de noviembre de 1959 ocurrió una de las matanzas más célebres. Ese fue el día en que Perry Smith y Richard Hickock asesinaron a la familia Clutter en Holcombr, Kansas, inspirando posteriormente la obra sobre crímenes reales más importante de todos los tiempos, A Sangre Fría, escrita por el literato y periodista Truman Capote.

Precisamente, los asesinatos de la familia Walker se describen en varias páginas del libro, pese a ello, el autor descarta cualquier conexión de los asesinos de la familia Clutter con este otro homicidio múltiple.

No obstante, en 2012 la Oficina del Sheriff del Condado de Sarasota retomó la búsqueda de un posible vínculo entre ambos casos, tras haber considerado a Smith y Hickock como sospechosos del asesinato de los Walker alrededor de 1960 y previo a su arresto por el otro crimen.

Al momento de escribir la obra, Capote afirmó que los criminales tenían una coartada para el momento de los asesinatos de los Walker. Pero los investigadores de Kansas y Florida sostuvieron que hubo fallas en el relato, y que incluso hay testigos que se oponen a la coartada, según informó la serie de reportajes Unsolved Mysteries.

Richard Hickock y Perry Smith | Medium.com

Y es que, según los expertos, tras dar muerte a los Clutter la pareja habría robado un automóvil y se habría dirigido a Florida, siendo vistos por una docena de testigos. Luego, se conoció que el dúo abandonó el estado a la mañana siguiente de los asesinatos de los Walker.

Además, cuando fueron arrestados por lo ocurrido con los Clutter, portaban una navaja de bolsillo similar a la descrita como desaparecida del cuerpo de Cliff Walker.

Lo cierto es que “existe una amplia evidencia circunstancial que sugiere que Smith y Hickock pueden haber sido responsables de los asesinatos de la familia Walker. Estaban en la zona en ese momento y ya habían cometido una atrocidad. Ambos asesinatos involucraron un allanamiento de morada, y ambos involucraron a los ocupantes ejecutados con un arma de fuego”, indicó la página.

Pese a todo, hasta la fecha la matanza de la familia Walker permanece como uno de los misterios sin resolver más trágicos de la nación norteamericana.