El estado de Florida, en EEUU, concretó la ejecusión de Samuel Smithers, sujeto que había sido condenado a pena de muerte en 1999, por el asesinato de dos trabajadoras sexuales en 1996.

El sujeto, desde su juicio, había sido conocido como el ‘Diácono de la muerte’, debido a que ejercía una labor religiosa en una iglesia local.

Smithers acabo con la vida de Christy Cowan y Denise Roach, en la ciudad de Tampa. Ambas habían sido golpeadas y estranguladas, y sus cuerpos fueron hallados en un estanque. Previamente, las había contactado para mantener relaciones.

Smithers fue ejecutado en una prisión estatal de Florida durante la tarde del pasado martes, por medio de la inyección letal.

Otro condenado también fue ejecutado este martes mediante inyección letal en el estado de Misuri. Se trata de Lance Shockley, de 48 años, quien corrió la misma suerte tras ser juzgado por el asesinato, en 2005, del sargento de policía Carl Graham.

En ese entonces, Graham fue abatido a tiros en una emboscada en su casa. El oficial estaba investigando un accidente de automóvil que involucraba a Shockley en ese momento.

Shockley alegó su inocencia, pero sus apelaciones fueron rechazadas por numerosos tribunales, incluida la Corte Suprema. El gobernador de Misuri, Mike Kehoe, rechazó su solicitud de clemencia el pasado lunes.

Este año ha habido 37 ejecuciones en Estados Unidos, la cifra más alta desde 2013, cuando se quitó la vida a 39 reclusos. En ese contexto, Florida ha realizado la mayor cantidad de ejecuciones (14). Le sigue Texas (5), Carolina del Sur (4) y Alabama (4).

Treinta y una de ellas se han llevado a cabo mediante inyección letal, dos por fusilamiento y cuatro por hipoxia de nitrógeno.