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Un estudiante agredió brutalmente a una profesora en un colegio de Trehuaco, región de Ñuble, dejándola grave con fracturas, generando debate sobre el manejo de situaciones con alumnos autistas. El padre del agresor, quien es autista, argumentó un posible mal manejo por parte de la profesora. Expertos señalan que esta agresión no es representativa de los alumnos en el espectro autista, subrayando la importancia de una evaluación médica integral y apoyo multidisciplinario. El caso refleja deficiencias en la formación docente y en las políticas de apoyo del Estado. La Ley TEA busca la inclusión de personas con trastorno del espectro autista. Educadores enfatizan la necesidad de capacitación docente, protocolos claros, trabajo interdisciplinario, y una visión colectiva de la inclusión para lograr una educación equitativa y realmente inclusiva.

Un nuevo debate se abrió esta semana, luego de que un estudiante agrediera a una profesora en un colegio de Trehuaco, en la región de Ñuble, dejándola grave y con fracturas.

El padre del menor, quien no justificó la agresión, aseguró que el alumno es autista y que su actuar fue inesperado, pero que habría sido producto de un mal manejo por parte de la profesora. Incluso, apuntó a que la educadora, en días anteriores, dijo que el adolescente “no le servía”, porque no escribía, algo que habría provocado un conflicto emocional en el joven.

Esta agresión, pese a que no hay motivo que la justifique, es un caso aislado frente a los alumnos del espectro, dicen especialistas que conversaron con BioBioChile para abordar este tema, sin embargo, también se desprende la arista de si los profesores tienen o no la formación necesaria para tener un buen manejo de este tipo de situaciones y si el apoyo del Estado es suficiente.

Un caso aislado, condenable, pero aislado

Josefina Larraín, jefa de Inclusión del Centro de Investigación para la mejora del Aprendizaje de la Universidad del Desarrollo, señaló a BBCL que este caso “refleja una problemática estructural dentro del sistema educativo chileno. Si bien cada situación tiene sus particularidades, lo cierto es que muchas familias de niños/niñas y adolescentes dentro del espectro autista enfrentan dificultades similares en los colegios”.

Fue enfática en decir que se trata de un caso particular, sin embargo, recalcó que “cuando hablamos de agresión en niños/as y adolescentes con condición del espectro autista, es fundamental distinguir que la agresión no es parte de la condición, sino una manifestación de dificultades en la regulación emocional o bien, autorregulación”.

Para abordar este tema, agrega la especialista, se necesita más que apoyo en materia de salud mental, ya que se requiere una evaluación médica integral, con intervención de equipos multidisciplinarios que incluyan neurólogos, psiquiatras, terapeutas educacionales y psicólogos, además del equipo educativo.

Paula Alarcón, directora de la carrera de Educación Diferencial de la Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado, también en diálogo con BioBioChile, señaló que “es importante recalcar que no todos los estudiantes con autismo tienen comportamientos agresivos. Si bien pueden mostrar este tipo de comportamiento, generalmente están relacionados con situaciones de ansiedad o frustración”, algo similar a lo que dijo el padre del menor.

Quien también habló con el medio fue Macarena Silva, psicóloga, investigadora del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) y directora (S) del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile. La especialista compartió la opinión de las profesionales, y recalcó que “la violencia o agresividad no es una característica definitoria del autismo, más bien, pueden existir reacciones o conductas violentas gatilladas por distintas razones, entre las que sobresale la dificultad para comunicarse y entender el entorno”.

En este punto, la conclusión de especialistas en la materia es que, efectivamente, es un caso aislado y no recurrente entre los estudiantes con autismo. No significa la inexistencia de casos similares, sino que no son la generalidad.

Ahora, el debate es mucho más profundo e incluye tanto a la formación de los docentes, como la familia y políticas de Estado.

Ley TEA y formación docente ¿están preparados los profesores?

El 2 de marzo de 2023 se promulgó la Ley N° 21.545, también conocida como la “Ley TEA”, que según indica el Ministerio de Educación “establece la promoción de la inclusión, la atención integral y la protección de los derechos de las personas con trastorno del espectro autista en el ámbito social, salud y educación”.

Esta ley complementa la “Ley de Inclusión”, que consigna lo siguiente: “Es deber del Estado propender a asegurar a todas las personas una educación inclusiva de calidad. Asimismo, es deber del Estado promover que se generen las condiciones necesarias para el acceso y permanencia de los estudiantes con necesidades educativas especiales en establecimientos de educación regular o especial, según sea el interés superior del niño o pupilo”.

Esto le otorga el derecho a los estudiantes del espectro autista a estudiar en establecimientos regulares, y no ser relegados a recintos educacionales que sean exclusivamente para alumnos con necesidades educativas especiales, como manifestaron algunas voces tras conocerse este caso.

De hecho, la psicóloga Macarena Silva recalcó que “La ley 21.545 es un marco que invita a los establecimientos a realizar las acciones necesarias para promover la inclusión. Así, es clave pensar cuál o cuáles son las formas más beneficiosas de apoyo que el establecimiento puede brindar, ante lo cual debe existir flexibilidad. Por ejemplo, en ciertos casos puede ser necesario un acompañamiento más permanente, o la existencia de jornadas más breves, recesos más extensos, entre otras alternativas”.

Ahora, ¿están las condiciones para que esto se cumpla?, incluso, ¿los profesores tienen la formación necesaria para manejar situaciones como la ocurrida en Ñuble?.

Respecto a este último punto, la docente de la Universidad del Desarrollo señaló que “en términos generales, la formación docente en educación inclusiva sigue siendo insuficiente. En muchos casos, las estrategias se limitan a repetir información o imponer normas sin comprender las dificultades específicas del niño/a y adolescente”.

“Cuando un docente menciona que ‘el niño no sirve porque no escribe’, está evidenciando una visión reduccionista del aprendizaje. No todos los niños y las niñas expresan su comprensión a través de la escritura, y es aquí donde el enfoque de enseñanza debe diversificarse, incorporando pictogramas, metodologías basadas en el juego y aprendizajes vinculados a la vida cotidiana”, recalcó.

¿De quién es la culpa?: especialistas abordan agresión de alumno autista a profesora en Ñuble
Contexto Pixabay

Larraín añadió que “el caso que se discute (Ñuble) es un reflejo de esta falta de comprensión. Cuando un profesor recurre al castigo como forma de control, no solo está aplicando una estrategia ineficaz, sino que también está reforzando dinámicas de violencia que terminan afectando la autoestima y el desarrollo del niño”.

Por su lado, la docente de la Universidad Alberto Hurtado, pese a que prefirió no entregar una opinión en particular, sí indicó que “es importante que los docentes cuenten los apoyos profesionales que les permitan reconocer situaciones de ansiedad y frustración en los niños, en los niños autistas y en todos los niños que están en el aula. Así, es muy importante darle oportunidad al estudiantado de aprender con estrategias metodológicas que se ajusten a las necesidades de aprendizaje. Pero insisto, la responsabilidad no puede estar solo en el docente, se requieren apoyos institucionales”.

Profesores y Educadores Diferenciales amplían el debate

El Colegio de Profesores y el gremio de Educadores Diferenciales, lamentaron y condenaron la agresión a la profesora de la región de Ñuble, pero también ampliaron el debate y emplazaron al Estado.

Fuera de las declaraciones generales, desde el Colegio de Profesores, su presidente, Mario Aguilar, indicó a BioBioChile que este es un caso terrible, pero que “refleja la situación muy compleja que se está dando con los programas de inclusión, en donde nosotros compartimos absolutamente el concepto de inclusión”.

“Integración e inclusión son conceptos claves que es la dirección correcta, pero precisamente por la complejidad que tienen estos casos de estudiantes que tienen necesidades educativas especiales y muy específicas, es que podemos decir con toda claridad que nuestra experiencia es que no están las condiciones, no se ha entregado las condiciones adecuadas para que esto pueda funcionar bien”, relató el presidente del Colegio de Profesores.

La Directiva Nacional de Profesores de Educación Diferencial de Chile también respondió ante las consultas de BBCL y enfatizó en que los protocolos y orientaciones que ha entregado el Ministerio de Educación en una mesa técnica de trabajo relacionado a la Ley de Autismo, tienen “falencias y carencias en los procedimientos de la implementación de la ley, aún falta mucho acompañamiento y entendimiento nacional de lo que implica la heterogeneidad en el aula y la neurodivergencia”.

“Los profesores diferenciales desde la educación especial estamos preparados para trabajar con los estudiantes autistas y con cualquier niño o niña que presente algún tipo de necesidad educativa especial, ya que siempre han existido en nuestro país”, sin embargo, tal como indica el Colegio de Profesores, faltaría apoyo de diversas áreas para una correcta implementación de las políticas de Estado respecto a estudiantes autistas.

El Programa de integración Escolar (PIE) que apoya a los estudiantes con Necesidades Educativas Especiales (NEE), es uno de los mayores aliados de los centros educativos para el trabajo con estudiantes, no solo autistas, sino con cualquier necesidad educativa especial, como desde el trastorno de lenguaje, a otros casos de mayor complejidad.

Ahora, según indicó el mismo Aguilar, “los equipos PIE no son suficientes en términos de que muchas veces gran parte de su horario lo tienen que gastar en cuestiones administrativas. En muchos lugares se usa porque no hay docentes de reemplazo a los docentes PIE, para reemplazar a profesores regulares que no asisten por licencia médica u otros motivos. Entonces, en definitiva, lo que ocurre es que muchos de los recursos humanos, profesionales, PIE, no son dedicados específicamente a lo que deben ser dedicados con el, digamos, el sentido que tienen”.

“El Estado de Chile estableció políticas, estableció normativas, estableció obligaciones para las comunidades escolares, pero no entregó los recursos y las condiciones adecuadas y se produce, por tanto, este tipo de problemas que es recurrente”, añadió el gremialista.

La psicóloga Marcela Silva también apuntó a la falta de apoyo a la comunidad estudiantil. “A modo general, la inclusión necesita más apoyo para desplegarse. Esto implica, por ejemplo, formación de los profesores de asignatura para trabajar en equipo con los miembros del PIE. Actualización de conocimientos sobre cómo promover un entorno seguro y de aprendizaje para todas y todos los niños del aula”, dijo la profesional.

Recomendaciones de especialistas

Josefina Larraín, recomienda a los establecimientos “generar protocolos institucionales claros que no dependan solo de la profesora jefe; capacitar a los docentes y equipos de apoyo en estrategias de enseñanza inclusiva y regulación emocional; incorporar metodologías alternativas de aprendizaje como el uso de imágenes, juego y actividades funcionales; trabajar interdisciplinariamente, integrando a psicólogos, terapeutas ocupacionales, PIE y neurólogos cuando sea necesario”.

Así también llamó a las familias a “registrar patrones de conducta y estrategias efectivas de regulación; anticipar cambios en la rutina para evitar crisis; dialogar con la escuela sobre adaptaciones necesarias en los métodos de enseñanza; buscar apoyo en redes comunitarias y especialistas para fortalecer la intervención”.

Silva, por su parte, agregó que parte del desafío es “entender la inclusión como un ideal colectivo y no como algo individual en que un grupo decide o no aceptar a otro como parte de su comunidad. En ese sentido, es primordial un trabajo en que se asuma la inclusión como un sello clave de la escuela”.

“De forma general, es importante que los establecimientos aborden el tema de la inclusión a nivel escuela, aula, con las familias y estudiantes. No es sólo un tema del PIE o de profesionales de apoyo particulares que participan en la jornada escolar”, señaló la psicóloga.

La directora de la carrera de Educación Diferencial de la Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado, dijo que lo más recomendable es “buscar profesionales que tengan experiencia en el aspecto, en experiencia en trabajo con niños y niñas y jóvenes del espectro autista para que ofrezcan estrategias de intervención adecuada, para ayudar al escolar”.

Finalmente, Larraín plantea que el gran desafío es “cambiar la pregunta de ‘¿cómo hacemos que este niño encaje en el sistema?’ a ‘¿cómo transformamos el sistema para que funcione para todos?’. Solo así podremos avanzar hacia una educación realmente inclusiva y equitativa”.