En los últimos días, millones de ojos en el mundo se volcaron al luchador Kirill Tereshin, más conocido como el “Popeye Ruso”.

Y es que el hombre impactó en sus redes sociales al mostrar cómo quedó uno de sus brazos tras un combate de artes marciales mixtas.

De acuerdo a Men’s Health, el propio Tereshin evidenció el alarmante estado de su brazo izquierdo luego de que algunos músculos dieran la impresión que iban a “reventar” a la mitad del mencionado combate.

Pero, ¿quién es Kirill Tereshin?

Este fisicoculturista ruso tiene 25 años y comenzó su carrera siendo muy joven. Pronto comenzó a ser apodado ‘Popeye’ en honor al personaje, pero su mayor popularidad llegó cuando confesó que se inyectó aceite Synthol.

El Synthol es una sustancia que utilizan algunos fisicoculturistas como un implante temporal que se inyecta profundamente en el músculo y que tienen efectos de ampliación inmediatos.

“Fui al gimnasio durante dos años antes de que me llamaran para el servicio militar. En el ejército, estaba preocupado de tener dificultades y perder peso, así que decidí probar el aceite Synthol”, confesó en una antigua entrevista en 2019.

“Cuando terminé el servicio militar, comencé a transformarme e hice todo en casa. Mi madre estaba muy preocupada por lo que estaba haciendo, pero estamos bien ahora que sabe que Synthol se puede eliminar”, reconoció antes de los problemas que le trajo el producto.

Los problemas

La sustancia que está compuesta por 85% de aceite, 7.5% de alcohol y otro 7.5% de lidocaína en estado puro, produjo severos problemas en su salud.

Los médicos advierten que Synthol puede causar embolias pulmonares, daño nervioso, infecciones, linfogranuloma esclerosante, derrame cerebral y quistes o úlceras en el músculo llenos de aceite.

“Al principio, quería inyectar aceite de Synthol en otras partes de mi cuerpo, pero luego comenzaron los problemas y dejé de usarlo”, reconoció.

Popeye ruso podría perder sus brazos

Para remediar la situación y controlar la necrosis de su brazo, los médicos le indicaron que debía someterse a una serie de operaciones de extracción, las cuales tardaron en llegar debido a la pandemia.

Incluso le advirtieron que si la situación empeoraba, podría terminar con la amputación de sus brazos.

“El compuesto satura los músculos, debajo de los tejidos de la piel y la piel misma. Todo eso tiene que ser eliminado, pero necesitamos mantener la vena, los nervios y otras funciones de la extremidad”, señaló a The Sun Dmitry Melnikov, el cirujano a cargo de las operaciones.

“Kirill inyectó unos tres litros en cada brazo. Saturó los tejidos musculares, bloqueó el flujo sanguíneo. Como resultado, el tejido muere y es reemplazado por una cicatriz que es tan dura como un árbol, incluso puedes golpearla y escuchar el sonido habitual. Hemos eliminado todo esto”, advirtió.

Tereshin, por su parte, reconoció que “aumenté los brazos cuando tenía 20 años debido a mi propia estupidez. No pensé en las consecuencias”.