La protagonista de un vídeo racista que se volvió viral el año pasado en Nueva York, en la que una mujer blanca llama a la Policía asegurando falsamente que estaba siendo amenazada por un hombre afroamericano en Central Park, denunció a su antiguo empleador, que la despidió poco después del sonado incidente.

Amy Cooper argumenta que el despido de la empresa para la que trabajaba, Franklin Templeton, fue un acto de discriminación racial, y que la decisión se tomó sin que se llevara a cabo una “investigación legítima”, informaron este miércoles los medios locales.

Además, la denuncia acusa a la compañía de inversiones de haber “perpetuado y legitimado” la narrativa de una mujer blanca privilegiada, o “Karen” como ha pasado a llamarse a las personas que se considera cumplen con este perfil en EE.UU., actuando contra un afroamericano inocente.

Asimismo, asegura que una simple “investigación superficial” hubiera revelado que la verdadera razón por la que Cooper llamó a la Policía o gritó al ciudadano afroamericano era porque “estaba sola y tenía muchísimo miedo”.

En mayo de 2020, Cooper recibió una lluvia de críticas después de que se hicieran públicas en las redes sociales unas imágenes en las que se la veía llamar a las autoridades pidiendo ayuda a gritos ante las supuestas amenazas de un ciudadano afroamericano, que, como muestra el video, únicamente le había reclamando que le pusiera la correa a su perro en Central Park, como obligan las normas de esa zona.

Después de que el video fuera reproducido en las redes más de 40 millones de veces en menos de 48 horas, y pese a haber pedido disculpas públicamente, Cooper fue despedida de su puesto de trabajo, tuvo que devolver el perro a la asociación que había facilitado su adopción, y además fue acusada formalmente de “denuncias falsas” por la Fiscalía de Manhattan.

El pasado mes de febrero, los fiscales solicitaron al juez la retirada de la acusación alegando que Cooper se había sometido a varias sesiones de terapia en las que se abordaron los prejuicios raciales, de las que, según la psicóloga, la acusada había “aprendido mucho”.