Medios estadounidenses dieron a conocer el caso de un empresario llamado Stephen O’Loughlin (49), hombre declarado como “antivacunas” que a comienzos de esta semana asesinó a su hijo Pierce (9), luego que un tribunal de San Francisco le ordenara vacunarlo contra el coronavirus. El sujeto se suicidó tras llevar a cabo aquella acción.

O’Loughlin tenía una disputa legal con su exesposa, Lesley Hu, con quien compartía la custodia de su hijo. No obstante, en los últimos meses ella había pedido el resguardo total del niño, denunciando problemas psiquiátricos del hombre.

Según detalló la revista People, que tuvo acceso a los documentos del caso, Hu había iniciado la acción judicial porque en los últimos meses O’Loughlin estaba obsesionado con el tema de las vacunas y los efectos que estas podían tener sobre su hijo.

Debido a eso, en las últimas semanas se había negado a vacunar a su hijo en el marco del proceso de inmunización del estado de California, el cual había comenzado por niños y adultos mayores.

Stephen O’Loughlin y Lesley Hu en 2008

Sin ir más lejos, según los antecedentes, el sujeto creía que el gobierno de Estados Unidos estaba “usando la vacunación contra la COVID-19 para ejercer control sobre las mentes de las personas”.

No obstante, la semana pasada O’Loughlin cedió ante la presión ejercida por su exesposa y firmó el consentimiento para que el menor de edad recibiera la vacuna.

La alarma se originó cuando, al día siguiente, Pierce no llegó hasta la escuela, donde se suponía que debía recibir la inoculación contra el coronavirus.

Luego de dar aviso a la policía la mujer llegó hasta el domicilio donde su hijo residía. Una vez allí ingresó y vio ambos cuerpos tirados inertes en el suelo, los dos tenían heridas de bala.

Todo hace pensar que, luego de haber cedido ante la presión de vacunar al niño, O’Loughlin tomó la decisión de asesinarlo y, posteriormente, quitarse la vida.

Lesley Hu y Pierce

De acuerdo a los registros judiciales, la madre del niño había señalado en 2012 que su exesposo se había unido al “grupo de autoayuda de la nueva era”, de tendencia “antivacuna”. A eso se sumaba que siempre había mostrado reparos a que su hijo fuera inoculado.

Lorie Nachlis, abogada de la madre del niño, sostuvo en una rueda de prensa que el hombre sufría “una enfermedad mental no tratada”, la cual lo volvió obsesionado con las vacunas y la salud de su hijo.

“Castigó a Lesley con el último acto de violencia, matando a su hijo, y ella sufrirá como creo que estaba destinado para el resto de su vida”, expresó.

Dentro de la investigación además se indicó que, hace ya nueve años, se había vuelto adicto a ver videos sobre teorías conspirativas.