Jacqui Saburido, la mujer venezolana que se convirtió en el símbolo de la lucha contra los conductores que manejan en estado de ebriedad, murió a los 40 años.

Tal como recoge el portal de la cadena CNN, falleció producto de un cáncer en Guatemala, país en el que pasó sus últimos años.

Su caso impactó al mundo, luego que en septiembre de 1999 un conductor que había bebido alcohol, chocara de frente el vehículo en el que se transportaba Saburido -de entonces 20 años- en Austin, Texas.

En aquel entonces, la joven había interrumpido sus estudios de ingeniería industrial en Caracas para tomar unos cursos de inglés en Estados Unidos.

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Esa noche, ella regresaba en el asiento del copiloto de una fiesta junto a cuatro amigos. Luego del brutal impacto, dos de ellos murieron mientras que ella sobrevivió, aunque con quemaduras de tercer grado en más del 60% de su cuerpo.

Debido al accidente, Jacqui fue transportada en helicóptero hasta un hospital, en donde comenzó a ser tratada por sus graves quemaduras que la dejaron casi ciega, sin labios, nariz, párpados ni cuero cabelludo. Pero no sólo eso, ya que además perdió sus manos.

No obstante, aunque el pronóstico de los médicos era fatal, la joven se mantuvo con vida, en un duro proceso que incluyó más de 100 cirugías.

Así quedaron los vehículos tras el choque | FOX News
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Lo anterior, sin contar el golpe económico que significó la cuenta médica, la que superó los cinco millones de dólares. Para ayudarla en su recuperación, su padre, Amadeo Saburido, dejó su trabajo en Venezuela y se fue a vivir junto a ella.

Y aunque muchas personas en su situación podrían haberse derrumbado, ella decidió aprovechar su experiencia para generar conciencia sobre los riesgos que implica la conducción bajo los efectos del alcohol.

Fue así como se unió a la campaña de la policía de Estados Unidos llamada “Los rostros de conducir ebrio”.

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“Esto es parte de mi misión aquí en la Tierra”, señaló en un video en la página de la campaña. “Si esta cara y este cuerpo pueden ayudar a otros, entonces ¿Por qué no?”, agregó.

El conductor que viajaba en estado de ebriedad era Reggie Stephey, quien tenía 18 años al momento del choque. Tras ser declarado culpable de dos cargos de homicidio culposo por intoxicación, recibió una condena de siete años de cárcel, los que cumplió en 2008. Finalmente, fue dejado en libertad.

El deseo de Jacqui Saburido era ser enterrada en Venezuela junto a su madre, quien falleció de cáncer en 2016.

Texas Department of Transportation
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