Si vieras que cocinan vivo a un cerdo o un pollo, probablemente te espantarías y hasta se te quitaría el hambre, pero ¿sientes el mismo repudio por la forma en que se preparan las langostas?

Esta semana se desató la polémica en el programa de Canal 13 MasterChef, luego de la participante Karen Saavedra llorara al enterarse de que el desafío de eliminación -que ella no debía realizar por contar con inmunidad- contemplaba cocinar un bogavante, un crustáceo muy parecido a las langostas y que al igual que éstas, deben hervirse estando aún vivos o bien quitarles la vida segundos antes de cocinarlos.

“Me da un dolor pero soberbio, son como langostas, está ahí vivo, se está moviendo, para mi es horrible, yo no puedo matar a un animal. Sí, preparo carne, como carne, ya, pero me entregan el trozo faenado, yo no veo sus ojitos, no veo que están vivos”, dijo y luego se retiró porque aseguró que no era capaz de presenciar la prueba. “De hecho, si yo hubiese estado abajo yo renuncio, yo me voy de Masterchef, yo no voy a renunciar a mis principios animalistas, ni morales, ni por la vida, yo no mato ni a una hormiga, no puedo presenciar algo… me afecta demasiado”, comentó a un compañero.

Canal 13
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Sin embargo, esto le significó muchas críticas, entre las cuáles la tildaron de exagerada y poco consecuente debido a que sí consume otros animales.

Pero más allá de esto, también se abrió el debate en torno a si es realmente necesario que estas especies sean cocinadas vivas y si les implica un sufrimiento.

¿Realmente sufren?

Las langostas son hervidas vivas cada vez que se cocinan y por lo mismo, los restaurantes que las ofrecen las tienen en acuarios y algunos incluso permiten que el cliente elija la que desea comer.

Probablemente como este animal marino es, de cierto modo, ajeno al humano y no tiene una estructura que cause empatía -como otros animales comestibles- muchos tienden a creer que simplemente no sienten dolor, pero la verdad es que no está del todo claro.

Mientras algunos creen que su estructura primitiva no le permite sentir dolor, el doctor Jaren G. Horsley, zoólogo especialista en invertebrados, aseguró a PETA que las langostas tienen un sistema nervioso muy complejo, el cual les transmite grandes sensaciones de dolor cuando son cortadas o hervidas vivas.

“Sacuden sus cuerpos salvajemente y arañan las paredes de las ollas en un intento desesperado por escapar. Peor aún, como las langostas no entran en estado de shock cuando son heridas, pensamos que sienten cada momento de sus lentas y dolorosas muertes cuando son cocinadas vivas, en una práctica que el investigador Gordon Gunter describió en la revista Science como ‘tortura””, señaló.

Ante la duda, en enero Suiza anunció que prohibiría hervir langostas vivas. Tal como recoge el diario español El País, a partir de marzo del año pasado el gobierno suizo no permite esta práctica culinaria, por lo que ahora los chef deben “aturdir” a estos decápodos antes de cocinarlos. Además, tampoco podrán transportarlos ni guardarlos en hielo.

Pixabay (CCO)
Pixabay (CCO)

“Los crustáceos vivos, incluida la langosta, no podrán ser transportados sobre hielo o agua helada. Las especies acuáticas deberán mantenerse en su entorno natural”, dice la nueva ley.

Otro país con normativas en la misma línea es Italia, donde un tribunal determinó el año pasado que las langostas no podían conservarse vivas en hielo en los restaurantes porque esto causa un “sufrimiento injustificable” en esta especie.

Pero, ¿por qué se hierve vivas a las langostas?

De acuerdo al portal Bussiness Insider, se trata de una práctica que se realiza hace miles de años, pues el primer caso registrado proviene de recetas atribuidas al famoso cocinero romano Caelius Apicius del primer siglo A. de C. Asimismo, también hay antecedentes de que este proceso comenzó a ser usado en 1880 por cocineros estadounidenses cuando se dieron cuenta que el plato se veía y sabía mejor cuando el animal se hervía vivo.

Sin embargo, más tarde se descubrió que la medida también ayudaba a reducir el riesgo de intoxicación alimentaria grave por bacterias de tipo Vibrio.

Business Insider explica que estos microorganismos prosperan en la carne en descomposición de langostas y otros mariscos. En este sentido, si una langosta muere, sólo tienes unas horas antes de que estas bacterias florezcan y una vez que lo hacen, es casi imposible deshacerse de ellas. Es más, incluso la cocción de carne de langosta contaminada no mata todas las bacterias, es por eso que muchos prefieren mantenerlas vivas hasta hervirlas.

Las bacterias del tipo Vibrio causan cólicos abdominales, náuseas, vómitos, fiebre, escalofríos y, a veces, incluso la muerte. Sin embargo, hay una manera sencilla de saber si la carne se ha descompuesto: olerla, pues el cuerpo descompuesto comienza a liberar amoníaco lo que deja un hedor bastante notorio.

Pero si bien hervir una langosta viva nos salva de estas peligrosas bacterias, -como decíamos más arriba- no hay evidencia de que la experiencia sea indolora para ellas. Algunos argumentan que las langostas carecen de pulmones y ni siquiera tienen la estructura biológica adecuada para formar un grito y que lo que se oye cuando son cocinadas, es el aire y el vapor que se escapa de sus conchas. Además, se señala que no está tan claro si sus sistemas nerviosos y cerebros primitivos conocen el dolor y que cuando se mueven en la olla, es sólo una respuesta refleja, pero la verdad es que también podría ser una respuesta al dolor.

De todos modos, ante la incertidumbre algunos opinan que lo mejor es abtenerse.

El académico y experto en neurociencia, Anil Seth dice que “con las langostas, simplemente no sabemos si pueden sentir dolor. Hay algo en ética que llamamos el Principio de Precaución, cuando no sabemos debemos pecar de cautelosos. Si existe la posibilidad de que algo tenga la capacidad de sufrir, debemos tratar esa posibilidad muy en serio. Así que las langostas hervidas vivas no son una buena idea”.

Entonces, quizás es hora de adoptar medidas contra esta práctica y evitar el posible sufrimiento del animal, con medidas como las tomadas en Suiza e Italia, pues se puede matar a la langosta antes de ponerla en la olla y terminar con la tortura.