Un estudiante de secundaria que se vacunó pese a la oposición de sus padres va a testificar este martes ante el Congreso de Estados Unidos en una audiencia sobre el aumento de brotes de enfermedades prevenibles.

Ethan Lindenberger contó que creció en una casa “antivacunas” pero que decidió ir en contra de la voluntad de sus padres una vez que cumplió los 18 años.

La decisión del joven tuvo eco en la prensa internacional en un momento en que los expertos en temas de salud pública advierten sobre un aumento en los casos de sarampión, una enfermedad que tiene vacuna.

Lindenberger, que reside en Norwalk, Ohio, anunció el fin de semana que había sido invitado a testificar en una audiencia este martes en el Senado sobre brotes de enfermedades que son evitables.

En Estados Unidos se han registrado 159 casos de sarampión este año, una incidencia que se reparte en 10 estados, según los datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC). En 2018 se registraron 372 casos.

En 17 estados del país los padres pueden no vacunar a sus hijos esgrimiendo motivos religiosoS o personales.

La desinformación que se extiende en las redes sociales ha ayudado a la propagación del movimiento antivacunas en Estados Unidos, que justifican sus decisiones en temores de que la inoculación genere autismo y otros efectos negativos.

Los expertos insisten en que las vacunas son un método confiable de prevención que asegura la protección de grandes comunidades frente a enfermedades infectocontagiosas como el sarampión.

“Mi madre no creía que las vacunas fueran algo beneficioso para la salud y la seguridad de la sociedad y creía que provocan autismo, daño cerebral y otras complicaciones”, contó Lindenberger en un video subido a YouTube este fin de semana.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya alertó sobre un brote de sarampión en el mundo, con un salto de alrededor del 50% de los casos registrados el año pasado en comparación con 2017, matando a 136.000 personas.

Los brotes en Estados Unidos “están relacionados a viajeros que traen la enfermedad de otros países como Israel y Ucrania, donde hay grandes focos activos”, explicó el CDC.

Después, la enfermedad se propaga entre las personas no vacunadas, que tienden a vivir cerca las unas de las otras.