El presidente de la asociación de sumo de Japón se disculpó públicamente este jueves tras la expulsión de dos socorristas de un ring por una tradición milenaria que prohíbe el acceso a las mujeres.

El incidente tuvo lugar el miércoles en Maizuru, región de Kioto (oeste), cuando el alcalde de la ciudad se desmayó mientras pronunciaba un discurso en el ring.

Varias mujeres entraron en el ring para hacerle un masaje cardíaco de urgencia, pero un árbitro les ordenó varias veces por altavoz que salieran del “dohyo”, el espacio circular donde se celebran los combates, dijo a Agence France Presse una portavoz de la alcaldía.

El sumo -cuyo origen se remonta a 2.000 años y conserva muchos rituales del sintoísmo, la religión tradicional japonesa- considera el “dohyo” como un lugar sagrado del cual las mujeres deben ser excluidas por “impuras”.

El dirigente de la asociación de sumo Hakkaku presentó ante los medios locales sus “sinceras disculpas”.

“El anuncio fue hecho por un árbitro conmocionado, pero era una acción inapropiada en una situación en la que una vida estaba en peligro”, declaró.

Los luchadores de sumo son venerados en Japón, pero este deporte tradicional se ha visto sacudido en los últimos años por acusaciones de abusos físicos, casos de droga, apuestas ilegales y vínculos con la mafia japonesa.