El caso de un hombre británico de 72 años que dio positivo a covid-19 en 43 oportunidades, se ha convertido en uno de los contagios más extensos de la historia de la enfermedad.

Dave Smith es el nombre del protagonista de esta curiosa historia que comenzó en marzo del año pasado, cuando el instructor de manejo se contagió con el virus.

Smith era parte del grupo de riesgo, no sólo por su edad, sino porque había sido diagnósticado con leucemia y tratado con quimioterapia, un año antes.

El problema fue que a diferencia de lo que ocurre usualmente,el cuerpo del hombre no se deshizo del virus en 10 días, sino que se mantuvo activo por 290 días, según consignó BBC.

De hecho, Dave se realizó 43 pruebas de PCR, todas las cuales dieron positivo.

Las consecuencias

En 10 meses, el hombre estuvo hospitalizado en siete oportunidades y bajó 60 kilos, lo que terminó por afectar su estado de ánimo y energía.

La situación llegó a tal punto, que pensó que no se recuperaría. “En un momento dado estuve tosiendo cinco horas sin parar. Desde las cinco de la tarde hasta las diez de la noche. No puedes imaginar el agotamiento que genera esto en tu cuerpo”, afirmó a BBC.

El hombre pudo finalmente deshacerse del virus, gracias al mismo tratamiento que recibió Donald Trump el año pasado, proveniente de la farmacéutica Regeneron.

Este consistió en una serie de fármacos antivirales con dos anticuerpos, casirivimab e imdevimab, que se unen a diferentes sitios de la llamada “proteína Spike” del covid, impidiendo que infecte nuevas células.

Pese a que este no ha sido aprobado por las autoridades de Reino Unido, se le dio a Smith por razones humanitarias.

“Nunca estaré al 100% porque el Covid ha destruido mis pulmones, así que me quedo sin aliento bastante rápido”, dijo Smith a The Guardian. “Pero cada día que vivo ahora es una ventaja. Siempre digo que cuando estás acostado en la cuneta, todo lo que puedes ver son las estrellas. He bajado hasta el fondo y todo es brillante ahora”, finalizó.

Pero ¿se trataba de una reinfección?

Según explicaron los médicos, no. Tras secuenciar el virus en un laboratorio, se dieron cuenta de que en realidad era una “infección persistente” , es decir, se mantuvo activo en el cuerpo durante todo ese tiempo.

Su caso es uno de los más prolongados que han existido desde la aparición del virus, y uno de los pocos registrados en el mundo.

“No hay una gran cantidad de estos pacientes, probablemente no más de un par por hospital. Algunos de ellos se enferman mucho desde el principio y mueren, pero algunos de ellos parecen tener este tipo de proceso remitente-recurrente de [Covid-19]”, dijo a The Guardian, Ed Moran, consultor en enfermedades infecciosas en North Bristol NHS Trust.

No obstante, esto puede ocurrir en personas inmunocomprometidas, como Smith, y no sólo con el SARS-CoV-2, sino que con otros virus también.

Y es que el sistema inmune puede luchar contra un virus gracias a su producción de anticuerpos y linfocitos T, que se unen para evitar la infección de las células. Pero si el sistema inmune se encuentra debilitado, no podrá realizar dicha labor.

Esto se da tras un tratamiento reciente para el cáncer de sangre o debido a una afección hereditaria que hace que sus células productoras de anticuerpos sean defectuosas.

“Algunos virus causan una infección persistente y una vez que te has infectado es muy poco probable que te liberes del virus”, explicó a BBC Andrew Davidson, profesor de virología de la Escuela de Medicina Celular y Molecular de la Universidad de Bristol, en Reino Unido.

¿Fueron efectivos los medicamentos?

45 días después de recibir el tratamiento, por fin el examen PCR de Smith dio negativo.

Los médicos aún debaten si fueron los fármacos que funcionaron o si el hombre estaba a punto de mejorar por sí mismo.

“La única manera de probarlo es con un ensayo clínico adecuado”, señaló Davidson.

De hecho, la investigación del caso resulta vital, pues este tipo de infección puede resultar muy peligrosa y contagiosa.

De partida, puede haber personas que no se vean fuertemente afectados con síntomas, por lo que podrían exponer a otras personas, si no se toman los resguardos. Además, mientras el virus siga activo en alguien, puede seguir mutando.

“Sabemos que estos pacientes adquieren mutaciones similares a las observadas en algunas de las nuevas variantes. Es un riesgo teórico, pero definitivamente está ahí, por lo que no creemos que se pueda pasar por alto a estos pacientes cuando se trata de acceso a terapias”, dijo Moran.