Al ser cosmopolita, en Estados Unidos podemos encontrar diversos tipos de comunidades, pero sin duda hay una que llama mucho más la atención. Se trata de los “Amish”, un grupo étnico y cultural, religioso protestante anabaptista, reconocido por su peculiar forma de vida.

Los miembros más conservadores de la comunidad continúan utilizando carruajes tirados por caballos como medio de transporte, en lugar de automóviles. Tampoco usan teléfonos y trabajan la tierra a pulso, es decir, con sus propias manos porque tampoco hacen uso maquinaria para esta labor.

En palabras sencillas, es una comunidad que quedó suspendida en el siglo XVII, cuando emigró a América desde Suiza y Alemania para instalarse en colonias agrícolas, consigna BBC. Actualmente son poco más de 300.000 miembros que están repartidos en algunos lugares de Canadá, pero con una mayor presencia en estados del sector noreste de Estados Unidos.

Una vida al estilo Amish

Es común asociar a los amish con el no uso de la electricidad, la que es vista como una conexión con el mundo exterior, que suelen asociar a los “ingleses” o los “Yankees”, pero también es porque la utilización de este recurso implica acceder al uso de electrodomésticos que complican el sentido de pureza religiosa y espiritual que buscan dar a su vida.

Al estar repartidos en diferentes lugares, cada comunidad cuenta con un “Ordgung”, un conjunto estricto de reglas y tradiciones que dicta el estilo de vida de quienes la conforman y que pueden variar de un grupo a otro.

En el caso de los más longevos y del ala más conservadora, evitarán la tecnología moderna. Sin embargo, ABC explica que en general los amish no consideran que ésta sea algo malo y buscan que se incorporen algunas tecnologías en su estilo de vida.

Es común verlos con vestimentas sencillas. Mientras que las mujeres llevan trajes parecidos a los que se utilizaban en el siglo XVIII, con su cabello recogido -que nunca cortan- y un delantal blanco, además de un chal en su espalda; los varones visten de negro, con un sombrero de ala ancha y barba, sólo si han contraído matrimonio.

Dentro de su estilo de vida se prohíbe el tabaco y alcohol, y sólo consumen alimentos que son cultivados o criados por ellos, lo que incluso les ha traído beneficios, puesto que gozan de buena salud.

Las decisiones Amish

Poseen un estricto protocolo de vida que implica criar a los niños bajo sus reglas, enseñando el trabajo duro a temprana edad, lo que ha causado más de una polémica. No obstante, una vez que crecen se les bautiza y es en este momento cuando pueden elegir si quieren vivir bajo las reglas amish o abandonar su estilo de vida.

La confianza que depositan en su comunidad e iglesia ha hecho que muchos amish no consideren tener seguro médico, por ejemplo.

De la misma forma, se niegan a procedimientos como la quimioterapia, lo que llevó a una polémica cuando los padres de Sarah Hershberg, una niña amish de 10 años, se negaron a que recibiera este tratamiento para evitar que sufriera, por lo que el hospital Akron Children solicitó la custodia para que la menor pudiera acceder al procedimiento, señala EL País.

Sin embargo, el juez del Tribunal de Medina County, en el estado de Ohio, impidió a la entidad acceder a la custodia, indicando que “si el hospital contara con la guardia y custodia de la menor interferiría con los derechos naturales de los padres y Sarah desea que sean ellos quienes la cuiden”.

Además, añadió que sus progenitores tienen derecho de tomar las decisiones que consideren pertinentes y que se apegaron a su fe cristiana, indicando que es “superior a la medicina moderna”, por lo que eligieron un método más natural para sanar a la pequeña.

¿Una comunidad ideal para Trump?

Considerando que los Amish se rehúsan al uso de electricidad o tecnología, cómo podrían llegar a leer alguno de los memorables tweets del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Sin embargo, el comité político del actual presidente vio una oportunidad en esta comunidad, que está ubicada mayoritariamente en Ohio e Indiana, con una campaña exclusiva para los amish, que consistía en volver a la antigua forma de hacer propaganda, con anuncios en vallas publicitarias y periódicos, destacó Esquire.

Sin embargo, el proceso sería un poco complejo, ya que según consignó Al Jazeera, en ese momento un artesano llamado Sam, perteneciente a la comunidad en Lancaster, Estados Unidos, indicó respecto de las elecciones: “No voto, simplemente no estoy interesado”, desmarcándose del proceso. Al igual que una heladera de la zona que comentó que la elección “dependerá de Dios”.

Las respuestas de estos miembros de la comunidad son porque los amish sólo se involucran con “el mundo exterior” cuando hay un interés significativo en torno a la campaña, en caso de que pueda afectar la agricultura o las pequeñas empresas que manejan, consignó Dave Dumeyer, presidente del Comité Republicano del Condado de Lancaster. A juicio de Kyle Kopko, cientista político de Elizabethtown College de Pensilvania, los amish “tienden a rehuir de las elecciones”.

Cierto o no, el actual presidente ganó en ambos estados, por lo que quizás su antigua forma de promocionarse dio resultado.

El “lado oscuro” de los Amish

Existe una serie de mitos en torno a la vida amish, puesto que son comunidades que viven aisladas y conviven sólo entre ellos, siguiendo la norma de no conocer el “exterior”.

Sin embargo, a finales de 2012 el canal de televisión Discovery Max lanzó una serie inspirada en esta comunidad, denominada “Amish Mafia” que se adentra en una de las comunidades más antiguas de Estados Unidos, ubicada en Lancaster, Pensilvania.

Amish Mafia | Discovery Channel
Amish Mafia | Discovery Channel

Acorde a lo que indica El País, la serie muestra a un grupo de hombres armados que se encargan de “la ley y justicia” del lugar, manteniendo la paz y orden de su comunidad, que fue mediática luego de que en 2006 se generara un tiroteo en su escuela donde un camionero mató a cinco niñas e hirió a otras.

Sin embargo, la serie fue criticada por medios como The New York Times, que dudaba de la veracidad de los episodios ocurridos en la serie, así como la explotación del tiroteo para obtener audiencia, indicando que los Amish serían las únicas víctimas de esta “mafia” que se supone los cuidaría, ya que es un retrato que intenta dejarlos como indefensos o retrasados.