Días atrás se viralizó en redes sociales la imágen de un caracol cuyo cuerpo tenía diversos colores fluorescentes, los cuales se acentuaban en su cabeza y tentáculo. Científicos explicaron que este pequeño molusco estaba afectado por un extraño parásito.

El pequeño caracol, que había sido grabado en un área silvestre de Estados Unidos, inmediatamente fue bautizado como un “caracol zombie” por algunos cibernautas, debido a que algunos de ellos reconocieron el funcionamiento del parásito.

A eso se sumaba el extraño color que adoptó, el movimiento que hacía con sus tentáculos superiores y un actuar aparentemente errante por el lugar, lo que hacía suponer que algo no andaba bien.

Tan extraño resultaba el registro que incluso algunos tuiteros lo calificaron como un montaje.

No obstante, el caso llegó hacia unos expertos de la National Geographic, quienes indicaron que se trataba de algo más común de lo que se cree en la naturaleza, aunque el fenómeno sólo ocurre en el Hemisferio Norte.

En concreto, el caracol padece de un parásito denominado Leucochloridium paradoxum, el cual es adquirido por los moluscos a través de las hojas que comen en la naturaleza.

En palabras simples, según explicó Natgeo el parásito se apodera del cerebro del caracol y parece controlarlo a voluntad, haciendo además que mueva sus extremidades superiores con desesperación. Las declaraciones fueron tomadas por T13.

“Ahí se retuerce, de forma que crea una extraña apariencia pulsátil en el tentáculo. Así que lo que ves cuando observas esta pulsación es en realidad el parásito dentro del caracol”, explican.

Según se ha estudiado, uno de los “objetivos” de estos gusanos planos (o “platelmintos”) es llevar a su presa hasta las hojas de los árboles para que sean divisados y devorados por las aves.

“A las aves no suele gustarle comer caracoles, pero cuando un caracol sube a una planta y su tentáculo parece una oruga en lugar de un caracol, eso despierta el interés del ave, y bajan en picada y le dan un mordisco al tentáculo del caracol. Y de esa forma el parásito es capaz de entrar en el ave”, detallan.

Precisamente es en el interior del ave donde completan su desarrollo: “producen huevos, que a continuación se distribuyen con los excrementos del ave, y ahí aparecen los caracoles, que se alimentan de ellos. Y ahora los huevos del parásito se introducen en un nuevo caracol y se pueden meter en los tentáculos y así sucesivamente”.