Un insólito caso fue dado a conocer por medios estadounidenses en los últimos días. Este ocurrió hace dos semanas, cuando una joven dejó una propina de 5.000 dólares (3.000.000 pesos chilenos) a una garzona en un restaurante. Si bien el monto estaba en regla, la muchacha fue arrestada el jueves pasado debido a que usó la tarjeta de crédito de novio.

Según el detalle de la revista People, la joven fue identificada como Serina Wolfe y el hecho ocurrió en un local de comida llamado Clear Sky Café, en la ciudad de Clearwater (EEUU), luego que la pareja tuviera una discusión.

En el detalle de la información se expresa que el joven, llamado Michael Crane, se habría levantado de la mesa y se habría ido enojado hacia su casa. Por lo tanto, Serina pagó la cuenta de 55 dólares.

En ese instante, ella habría dejado una suma bastante grande como propina para la trabajadora que los atendió. Esta alcanzaba los 5.000 dólares, un monto mucho más elevado que el de su consumo.

Pixabay (CCO)
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No obstante, dos días más tarde ella fue arrestada por la policía. Esto se debió a que su novio vio el monto cargado a su tarjeta e interpuso una acusación de fraude a la entidad bancaria correspondiente.

La empresa inició una investigación y consultaron en Clear Sky Café, quienes habían abonado el monto acordado a la trabajadora. En ese momento, ella misma dijo que el pago había sido realizado por Serina Wolfe.

Tras ser tomada detenida por las autoridades, la mujer expresó que habría realizado esto a modo de venganza contra su novio, debido a que él no habría querido pagarle un pasaje de avión para ir a ver a su familia en Buffalo (Nueva York).

Los cargos que se le imputan a Wolfe son hurto mayor y el juez que lleva la causa impuso una fianza de 1.000 dólares. A eso se suma que ella no podrá acercarse a su novio mientras dure la investigación.

En su defensa, la joven explicó que se encontraba en estado de embriaguez cuando efectuó la transacción en el local de comida, aunque esto no serviría como atenuante en el caso.

Por lo pronto, la única solución que queda para Michael Crane es que la mesera decida devolver el dinero entregado por su pareja aquel día.