Una de las costumbres que vemos con más frecuencia en estas fechas es la de recalentar en el microondas lo que quedó de la cena de la noche anterior.

Aunque generalmente se sostiene que esta práctica no es la ideal para volver a degustar las preparaciones hechas para la Navidad y Año Nuevo, la ciencia dice que en algunos casos puede incluso ser mejor.

En ese sentido, los especialistas indican que aquellos alimentos que mejoran al día siguiente, tienen una característica en común: cuentan con diversos ingredientes con propiedades aromáticas.

Así lo explicó a Forbes la Dra. Kantha Shelke, portavoz del Institute of Food Technologists y fundadora del Corvus Blue LLC, una firma de investigación de alimentos con base en Chicago.

Lisa Fotios | Pexels (CCO)
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“Una tortilla refrigerada que se calienta nuevamente no tendrá un sabor diferente respecto a una recién preparada. Sin embargo, otra que incluya cebolla o pimienta sí dejará una sensación distintiva y característica”, sostuvo.

La experta sostuvo “cuando se come algo sacado directamente de los fogones, las papilas gustativas captan los ingredientes de forma separada y logran distinguir las notas individuales”.

No obstante, agregó que a medida que el plato se va enfriando, “las sustancias se mezclan y el plato se vuelve más delicado e integrado”.

Por su parte, el profesor del Departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard, Guy Crosby, aseveró al Instituto de Tecnólogos de Alimentos (IFT) que mientras algunos platos pueden resultar incomibles al cabo de cierto tiempo -como una ensalada con aderezo-, hay otros cuyos sabores se potencian. Las proteínas podrían tener un rol clave en esto.

rawpixel.com | Pexels (CCO)
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Pero eso no es todo. Durante el proceso, se liberan aminoácidos que potencian el sabor de algunos alimentos. Cuando recalientas las sobras de lo que cenaste el día anterior, algunos aminoácidos reaccionan con el azúcar, produciendo nuevos sabores.

Además de los aspectos químicos, el reconocido chef español David de Jorge alude a un factor psicológico.

“Muchas veces, cuando acabas de cocinar para los demás, estás un poco harto y lo que te apetece es beberte un vino o gintónic, no ponerte a comer el arroz que has preparado”, aseveró en el portal Alimente.

“Al día siguiente metes, sin embargo, en el microondas lo que has hecho, te lo plantas en la mesa y dices: ‘¡Qué bueno está!”, complementó.