Suzanne Dunne, una enfermera oriunda de Dublín, Irlanda, informó que perdió la vista de un ojo, luego que un parásito se quedara en su lente de contacto y afectara su córnea.

Todo comenzó cuando el pasado 20 de julio comenzó a sentir cómo su ojo enrojecía y se volvía irritado. Esa misma noche sintió un dolor incontrolable. Sus conocimientos en medicina le hicieron sospechar de una infección ocular.

Según recoge el portal británico DailyMail, al ver esto, su esposo taxista que llegaba de una noche de trabajo, llamó a una ambulancia.

La mujer concurrió a un recinto asistencial mientras notaba cómo perdía la capacidad de ver con uno de sus ojos. “Mi vista se había ido, había desaparecido por completo. Todo el lugar era negro”, dijo, según consignó el medio.

Suzanne Dunne antes de la infección | Daily Mail
Suzanne Dunne antes de la infección | Daily Mail

Llegó hasta el Hospital de la Universidad Mater en Dublín, en que estuvo internada durante dos semanas mientras le suministraban medicamentos desinfectantes, pues el diagnóstico había sido queratitis (inflamación de la córnea) por Acanthamoeba.

Se trata de “un protozoario no parasitario, oportunista, de vida libre, que vive en el suelo, en todo tipo de agua (dulce y salada), y en la saliva”, de acuerdo con un informe de la Facultad de Medicina de la Universidad San Martín de Porres, de Perú.

El mismo escrito detalla que quienes están más propensos a resultar afectados son aquellos que usan lentes de contactos, por las probabilidades de que estos microorganismos tomen lugar entre el objeto y el ojo. Aunque aclaran que actualmente, “se sabe que esta infección puede ocurrir también en no usuarios de lentes de contacto”.

Victor Freitas (CCO) Pexels
Victor Freitas (CCO) Pexels

En tanto, el Instituto de Microcirugía Ocular de España detalla en su página web que “los portadores de lentes de contacto están mucho más expuestos a infecciones corneales (por agentes externos). Estas queratitis siempre son graves y precisan un diagnóstico rápido y la aplicación precoz de colirios antibióticos reforzados intensivos. En ocasiones la evolución de estas úlceras es muy agresiva y puede dejar secuelas permanentes graves”.

La afectada, luego de asumir que ya no había remedio, explicó que esto le ocurrió porque “el lente de contacto crea un vacío en el ojo. Entonces, si algo va detrás, se aferra”.

Dunne, además de recomendar mantener los cuidados necesarios con estos objetos y llevar una higiene meticulosa, sentenció que ahora, “aunque el parásito está muerto, el daño ya está hecho“.